Según la enciclopedia británica, se considera vitamina a cualquiera de varias sustancias orgánicas que son necesarias en pequeñas cantidades para la salud y el crecimiento normal en formas superiores de vida animal. Las vitaminas se diferencian en varios aspectos de otros compuestos biológicamente importantes como las proteínas , los carbohidratos y los lípidos.
Aunque estas sustancias también son indispensables para las funciones corporales adecuadas, casi todas pueden ser sintetizadas en cantidades adecuadas por el cuerpo. Las vitaminas, por lo general no se pueden sintetizar en cantidades suficientes para satisfacer las necesidades corporales, razón por la cual deben obtenerse de la dieta o de algún producto sintético fuente.
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Las vitaminas se denominan nutrientes esenciales y se diferencian de los otros compuestos biológicos en que se necesitan cantidades relativamente pequeñas para completar sus funciones. En general, estas funciones son de naturaleza catalítica o reguladora, facilitando o controlando reacciones químicas vitales en las células del cuerpo.
Si una vitamina no está presente en la dieta o el cuerpo no la absorbe adecuadamente, se puede desarrollar una enfermedad por deficiencia específica.
Si automedicarse con antibióticos y antiinflamatorios suele resultar una práctica común en algunas sociedades, la automedicación con vitaminas resulta aún más común.
Por considerarse sustancias que aportan al cuerpo compuestos que él necesita y que se deberían obtener de manera natural a través de la alimentación o factores externos otorgados por el mismo planeta, las vitaminas son sustancias que se adquieren sin mayores protocolos y que son consumidas, muchas veces sin conocer cuántas complicaciones se derivan de su automedicación.
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Jacqueline Calderón, médica especialista en nutrición infantil, le explicó al portal de noticias El Universo que las vitaminas son indispensables para los procesos metabólicos del cuerpo, pero el consumo de estos suplementos sin prescripción médica, en ciertos casos, podría, incluso, provocar la muerte. Hay dos tipos de vitaminas: las liposolubles que se disuelven en grasas y aceites como la A, D, E y K; y las hidrosolubles que son el complejo B y la C, las cuales se disuelven en agua.
El riesgo fatal se puede correr, por ejemplo, al tomar sin la orden de un médico vitamina B1, que puede derivar en arritmias cardiacas, insuficiencia renal o convulsiones.
«El exceso de vitaminas en el organismo se denomina hipervitaminosis y su consumo elevado, por ejemplo, en el caso de la vitamina A ocasiona descamación de piel, aumento en el tamaño de ciertos órganos como bazo y riñones, dolor de cabeza y de articulaciones».
Según la Enciclopedia Británica, una de las principales funciones de las vitaminas es la regulación de las reacciones que ocurren en el metabolismo. Lo que diferencia a las vitaminas de otros nutrientes como las proteínas, grasas y carbohidratos es que ellas regulan los procesos en los que son usados los macronutrientes. Cuando falta alguna vitamina se bloquean uno o más procesos metabólicos, lo cual lleva a algún tipo de hipovitaminosis (déficit de vitaminas).
Aseguran los expertos que algunas vitaminas, como la vitamina A, C, B2 y E, son antioxidantes. Esta propiedad es, por lo general, una de las principales razones por lo que las personas consideran que es bueno tomar suplementos vitamínicos.
Sin embargo, no hay evidencia científica suficiente que dé fe de que estas vitaminas ayudan a combatir enfermedades causadas por los radicales libres para las que se suele recomendar el uso de antioxidantes.
Vitamina D
En palabras de la Dra. Calderón, la insuficiencia renal, nerviosismo o falta de apetito pueden ser consecuencias del abuso en el consumo de vitamina D.
Vitamina E
La vitamina E no parece causar hipervitaminosis, pero se han observado casos de fatiga, dermatitis, acné o dilatación de los vasos sanguíneos.
Vitamina K
El exceso de vitamina K produce anemia hemolítica y coloración amarillenta en lactantes.
Vitamina C
«La vitamina C, que se la consume especialmente en épocas de cambios de clima, también debe ser suministrada bajo la recomendación de algún médico, ya que el exceso puede provocar molestias gastrointestinales, diarrea o cálculos renales».
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Vitaminas y COVID-19
Con la llegada de la pandemia, muchas personas necesitaron protegerse a sí mismos de la nueva enfermedad. Fortalecer el sistema inmune ha sido la meta de muchos y el consumo de vitaminas, en ese intento, ha sido una de las opciones. Pero, lejos de lo que muchos piensan el consumo excesivo de vitaminas es capaz de producir esa toxicidad en el cuerpo conocido como ‘hipervitaminosis’, que a su vez es causante de: daño hepático, fragilidad de los huesos, problemas digestivos, visión borrosa, entre otros síntomas.
Aunque es cierto que mantener una alimentación y estilo de vida saludables pueden resultar suficientes para prevenir cualquier enfermedad y fortalecer el sistema inmune, hay momentos primordiales en donde un porcentaje más de protección no son dañinos. Sin embargo, la recomendación de los expertos está orientada en consultar a un algún especialista antes de consumir cualquier tipo de vitamina. Un mal consumo de ellas podría derivar en algunos de los problemas antes mencionados.