El Gobierno nacional ya lo había advertido: la vacunación contra la COVID-19 en Colombia estaría centralizada en el Estado, se aplicaría en el marco de un Plan Nacional de Vacunación y sería distribuida de manera equitativa y gratuita, sin embargo, el sector privado, en enero, levantó la mano para solicitar su participación dentro de la estrategia. La semana pasada el Ministerio de Salud y Protección Social aprobó la resolución 507 de 2021, en la que autorizó la entrada del sector privado en el Plan Nacional de Vacunación, no sin antes poner sus condiciones para tal fin.
Nadie en Colombia, ni siquiera los privados, podrán cobrar por la aplicación de vacunas contra la COVID-19. En este sentido, surgen dudas sobre el interés que pueda seguir teniendo el sector en ser parte de la estrategia de inmunización nacional. Pero, el altruismo ha entrado a formar parte del juego y el sector ha aceptado no cobrar por la aplicación de las vacunas, aún y cuando su compra y distribución resulta una inversión importante.
Al final todo se traducirá en salud, normalidad y reactivación económica; tres de las condiciones que necesita con urgencia el sector privado para volver a sus dinámicas habituales y necesarias.
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Además de la gratuidad con la que los privados deben comprometerse dentro del Plan Nacional de Vacunación, han surgido temas que no han sido bien recibidos por el gremio y las distintas empresas. Uno de ellos ha sido la negativa por parte de Sinovac, Pfizer y AstraZeneca de vender dosis de vacunas a empresas privadas. Por ahora, y mientras la capacidad de producción no sea mayor, las tres se mantendrán comprometidas solo con los gobiernos. Estas, junto a Janssen, son las vacunas que tienen autorización para ser distribuidas y aplicadas en Colombia.
A propósito de la negativa de estas empresas desarrolladoras, ahora entran al juego los intermediarios o proveedores. Según explican medios como La Silla Vacía y Canal Uno, existe un intermediario que cuenta con 5,5 millones de dosis de SputnikV, obtenidas todas del Fondo de Inversión Directa de Rusia, pero, a pesar de que el sector privado está listo para comenzar a avanzar con la vacunación en el territorio nacional (empezando con sus trabajadores), este antídoto aún no cuenta con Autorización de Uso de Emergencia por parte del Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (INVIMA).
La semana pasada el Fondo de Inversiones Directas Ruso (FIDR) dio a conocer que la SputnikV ha demostrado una efectividad del 97,6 % durante la campaña de vacunación, que ha cubierto a más 3,8 millones de rusos.
Claudia Vaca, directora del Centro de Pensamiento, Medicamentos, Información y Poder de la Universidad Nacional, le confesó a La Silla Vacía que esta sería una de las opciones más viables que podría tener el sector privado. «Lo único que tendría que pasar en los próximos 15 a 20 días es que se apruebe la vacuna y que el Gobierno nacional autorice esa compra».
Hace unas horas, Guillermo José Pérez Blanco, director de Medicamentos y Productos Biológicos del INVIMA, declaró que su despacho no ha recibido ninguna solicitud para el otorgamiento de Autorización de Uso de Emergencia (ASUE) por parte del fabricante o representante de la vacuna SputnikV en el territorio nacional.
«Cuando se necesite información adicional o aclaración de los documentos presentados, se requerirá por única vez al interesado, para que suministre la información correspondiente, para lo cual el solicitante contará con un término perentorio de diez (10) días hábiles. Si dentro de este plazo el interesado no allega la información solicitada, se entenderá que desiste de la solicitud y, en consecuencia, el INVIMA procederá a declarar el desistimiento tácito de la solicitud».
La eficacia de la vacuna SputnikV logró el 92 % de eficacia. Actualmente, 40.000 voluntarios están participando en ensayos clínicos de fase III, doble ciego, aleatorizados y controlados con placebo, de los cuales más de 20.000 se han vacunado con la primera dosis de la vacuna y más de 16.000 con las dos dosis que completan el esquema.
Pero no fue sino hasta que la revista científica británica The Lancet lo anunciara en febrero, que buena parte del mundo comenzó a creer en el desarrollo.
Sin duda, el manejo inmunológico que tiene la pandemia de la COVID-19 recibe percepciones con tintes políticos. A la ciencia le corresponde encarar la situación con más determinación y menos subjetivismos. El mundo entero necesita desarrollos eficaces, eficientes y seguros contra la COVID-19, que, lejos de idealismos y retóricas políticas, ayuden a alcanzar la inmunidad de rebaño, definida en sí como la mejor solución para salir de la crisis sanitaria actual.