Creadores de la ivermectina: no hay hallazgos suficientes de su efectividad en el tratamiento de la COVID-19

«Para tener en cuenta la declaración de Merck, la compañía que descubrió la ivermectina: no hay evidencia significativa de actividad clínica o eficacia clínica en pacientes con COVID-19», citó Carlos Álvarez, médico infectólogo y coordinador nacional sobre estudios COVID-19 de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en su cuenta de Twitter. Y es que, la farmacéutica dio su posición con respecto al uso de la ivermectina en pacientes enfermos con COVID-19.

A través de un comunicado, publicado el 4 de febrero, los científicos de la compañía aseguran que siguen examinando cuidadosamente los hallazgos de todos los estudios disponibles y emergentes de ivermectina para el tratamiento de COVID-19 en busca de evidencia de eficacia y seguridad. Con sus declaraciones sientan las bases para que las comunidades en general conozcan cómo van, hasta ahora, los hallazgos sobre la eficacia del medicamento en el tratamiento para el nuevo Coronavirus.

“Es importante señalar que, hasta la fecha, nuestro análisis ha identificado que no hay base científica para un posible efecto terapéutico contra la COVID-19 de estudios preclínicos; no hay evidencia significativa de actividad clínica o eficacia clínica en pacientes con enfermedad COVID-19, y hay una preocupante falta de datos de seguridad en la mayoría de los estudios. No creemos que los datos disponibles respalden la seguridad y eficacia de la ivermectina más allá de las dosis y poblaciones indicadas en la información de prescripción aprobada por la agencia reguladora”.

Merck
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Foto: merck.com

De esta manera, el mismo creador del fármaco da su posición sobre la utilidad que debe darse al medicamento, al tiempo que se mantienen activos con los desarrollos que se están haciendo, con la intención de verificar que, efectivamente, el medicamento sea determinante en el tratamiento para la COVID-19.

La ivermectina es un fármaco antiparasitario desarrollado durante la década de 1970 tras una asociación entre el instituto Kitasato en Japón y Merck & Co. Dado su amplio espectro contra parásitos internos y externos, que mejoró la salud de los animales y aumentó la productividad, la ivermectina se convirtió rápidamente en un fármaco de gran éxito en el ámbito veterinario. En la década de los años 80 se aprobó su utilización en humanos.

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Algunos de sus usos son:

1. En Estados Unidos la Ivermectina se comercializa en dosis de hasta 200 mcg/kg una vez al año para las siguientes indicaciones:

  •  Strongyloides stercoralis, un parásito intestinal capaz de causar una enfermedad sistémica grave.
  • Oncocercosis o ceguera de los ríos.

2. En Europa también se comercializa contra la filariasis linfática y la sarna, en dosis únicas de hasta 400 mcg/kg.

3. En Australia se recomiendan 3 o más dosis de 200 mcg/kg en un mes para el tratamiento de la sarna costrosa severa.

Además, se ha demostrado que la ivermectina inhibe la replicación de varios virus de ARN como:

  • Dengue.
  • Zika.
  • Fiebre amarilla.
  • Virus del Nilo Occidental 
  • Chikunguña 
  • Encefalitis equina venezolana 
  • Virus del bosque de Semliki 
  • Virus Sindbis 
  • Virus del síndrome reproductivo y respiratorio porcino  

Consideraciones de Merck sobre el uso de la ivermectina

  • No se debe utilizar ivermectina durante el embarazo, ya que no se ha establecido la seguridad durante la gestación.
  • La ivermectina se excreta en la leche materna en bajas concentraciones. El tratamiento de las madres que tengan la intención de amamantar sólo debe realizarse cuando el riesgo de retraso del tratamiento para la madre supere el posible riesgo para el recién nacido.
  • No se ha establecido la seguridad y eficacia en pacientes pediátricos que pesen menos de 15 kg.
  • Los estudios clínicos de STROMECTOL (ivermectina) no incluyeron un número suficiente de sujetos de 65 años o más para determinar si responden de manera diferente a los sujetos más jóvenes.
  • En pacientes inmunodeprimidos (incluidos los infectados por el VIH), que reciben tratamiento por estrongiloidiasis intestinal, pueden ser necesarios ciclos repetidos de tratamiento. No se han realizado estudios clínicos adecuados y bien controlados en estos pacientes para determinar el régimen de dosificación óptimo.

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