Por: Carmen Cecilia Laborde
Líder Analítica Sanitaria
de Gestarsalud
La planificación, organización y prestación de servicios de salud para comunidades rurales remotas y escasamente pobladas es un verdadero desafío en términos financieros, logísticos, técnicos y de recursos humanos, tanto en países desarrollados como Canadá y Australia, como en Colombia. Esto se da, principalmente, por la necesidad de brindar la atención más completa a las comunidades distantes de ciudades capitales superando barreras como los sistemas de transporte y las telecomunicaciones.
Se trata de un tema clave para los sistemas de salud teniendo en cuenta que la mortalidad y la enfermedad, así como la prevalencia de factores de riesgo para la salud, tienden a aumentar cuando las personas están distantes de las principales ciudades. Eso se suma un acceso reducido a la Atención Primaria de Salud (APS) y a los servicios complementarios (en parte en función de la escasez de personal médico), lo que a su vez conduce a tasas de utilización más bajas y, en consecuencia, al deterioro de las condiciones de salud que se ven reflejados en algunos indicadores trazadores.
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En Colombia existen territorios con limitados recursos para soportar los modelos tradicionales de prestación de servicios de salud a nivel local, por lo que los residentes deben trasladarse a ciudades para recibir la atención y, en muchos casos, no pueden acceder a estos servicios cuando se requiere o no hay oportunidad, continuidad ni monitoreo de resultados.
Está claro, entonces, que los modelos de atención en áreas rurales y remotas deben diferir de los de las comunidades metropolitanas, incorporando estrategias que implican que la prestación de los servicios se acerque al ciudadano y busque a las poblaciones vulnerables para caracterizarlas y hacer seguimiento a sus condiciones de salud, así como mejorar los indicadores en esos lugares.
A nivel nacional, el Régimen Subsidiado (RS) en salud protege a las familias más pobres y vulnerables, tanto en áreas rurales como urbanas. El 85 por ciento de la población ubicada en zona rurales y rurales dispersas pertenece a este régimen (unas 6’878.470 personas). Es a esta misma población a la que se le incrementan los riesgos de enfermar y morir al no tener acceso al agua potable, alcantarillado, sa- neamiento básico y vivienda digna, entre otros determinantes que reducen sus posibilidades de autocuidado, trabajo formal y acceso a servicios de salud y, a la larga, de una vida digna y sana.
Este enfoque diferencial y territorial es una necesidad para el país y justamente por eso las EPS asociadas en Gestarsalud,en las que está el 51 por ciento de esta población (unas 4’138.858 personas), han logrado implementar modelos diferenciales de atención en salud centrados en el individuo, la familia y la comunidad, que responden a las necesidades de la población y están fundamentados en la gestión integral del riesgo en salud con enfoque familiar, comunitario, étnico, cultural y territorial. Todo esto con base en la estrategia de atención primaria en salud para garantizar el acceso efectivo a los servicios y disminuir las brechas de inequidad existentes en estas poblaciones.
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Experiencias exitosas
El modelo diferencial en zonas rurales de Asmet Salud se basa en la gestión primaria de riesgo para los afiliados en los territorios rurales y rurales dispersos. Este se desarrolla en cinco componentes: caracterización e identificación de riesgos, demanda inducida efectiva, gestión de casos priorizados, educación para la salud, promoción del aseguramiento y orientación al servicio. Así, la EPS ha logrado caracterizar 49.141 afiliados y 20.675 familias en áreas rurales y rurales dispersas de 14 departamentos con visitas domiciliarias. Se ha inducido demanda efectiva a 96.528 personas (7.131 de ellas en zonas rurales dispersas) y hay 21.291 pacientes de enfermedades como hipertensión y diabetes que son atendidos de forma extramural a través de un modelo de atención integral del riesgo cardiovascular.
Así mismo, vale la pena destacar el modelo de ‘Comunidades Rurales Saludables’ de Sánitas EPS, que desde el 2018 presenta un enfoque innovador que supera la tradicional asociación salud-enfermedad. Este busca responder a las necesidades de las zonas rurales del país en donde el acceso y la calidad de los servicios sociales de salud y educación son unas de las principales problemáticas. La apuesta, en este caso, es darles el protagonismo a las personas y las comunidades para transformar su propia realidad y la de sus territorios.
Este modelo trabaja desde tres componentes. El primero, de desarrollo comunitario como base de la construcción de mayor salud y bienestar, fortaleciendo las redes de cuidado comunitarias con gestores de bienestar, que son líderes formados enalertas tempranas en salud y en activos del territorio y sus buenas prácticas. El segundo, articulando las instituciones que hacen parte del territorio para trabajar las necesidades locales desde una perspectiva intersectorial. Y el tercero, con la figura del médico asistencial para que, articulado con las instituciones de salud del territorio, con los gestores y otras instituciones, se genere mayor capacidad de respuesta a las necesidades de sus usuarios.
El piloto de este modelo se desarrolló en la Alta Guajira, en la zona de Nazareth, donde se han formado 19 gestores de bienestar de las comunidades Wayuu de Yorija- rú y Kulesiamana. Son ellos los encargados de gestionar alertas tempranas, activos de salud y buenas prácticas, para lograr transformar la realidad de sus territorios, incluso, implementando prácticas combinadas de medicina ancestral y occidental. Gracias a este modelo se han logrado reducir en 41 por ciento los casos de Infecciones Respiratorias Agudas y en 38 por ciento los de Enfermedades Diarreicas Agudas en estas comunidades.
Estos buenos resultados en la Alta Guajira llevaron a que se iniciara la implementación del modelo en dos territorios rurales nuevos ubicados en Putumayo y Cauca.
Otra experiencia interesante de modelos diferenciales es el desarrollado por Capital Salud, en zonas rurales de Bogotá y Meta. Su objetivo es la gestión integral de riesgo trabajando de la mano con sus prestadores para llevar la atención a través de modalidades extramurales a las comunidades más dispersas. En concreto, se llevan a cabo en los territorios actividades inducidas como valoración integral por medicina general, enfermería y odontología; tamizaje para detección temprana de cáncer de cuello uterino, mama, próstata y colon; realización de colposcopia y biopsias, según la necesidad del usuario; planificación familiar; procedimientos odontológicos y vacunación.
Desde Gestarsalud consideramos necesario virar la mirada hacia esta población con modelos que sean diferenciales e integrales, en el sentido de abordar no solo lo físico y lo mental sino las condiciones de los entornos socioeconómicos, familiares, laborales, emocionales y medioambientales. Y para ello es claro que se necesita una mayor inversión social y decisiones que se tomen con vistas a mejorar las necesidades reales e individuales de la población.
El Gobierno Nacional propone actualmente un modelo con énfasis en la Atención Primaria en Salud con equipos extramurales que recorrerán los territorios más alejados caracterizando a la población e identificando riesgos. Esta caracterización puede generar la necesidad de derivar a la población a consulta o a algún servicio de salud. En el marco institucional actual, las EPS bajo la coordinación del Ministerio de Salud y las entidades territoriales podrían establecer los canales informáticos en tiempo real y organizar el acceso a los servicios con oportunidad, haciendo un seguimiento de tiempos y resultados.
O en otras palabras, ese modelo diferencial de atención que se propone es posible dentro del modelo de aseguramiento actual, teniendo en cuenta que desde el 2011 las EPS están generando y ejecutando modelos de atención con enfoques diferenciales y ya hay numerosos casos de éxito en esta tarea.
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