Ayer, el mundo conmemoró el Día Internacional de la Sordoceguera, una fecha propicia para promover los derechos de las personas con esta discapacidad. De acuerdo con datos del Censo de población DANE 2018, en Colombia hay 18.990 niños, niñas y adolescentes con sordoceguera, que requieren apoyos específicos en procesos de mediación en todos los ámbitos. De esta manera, se estima que hay poco más de 190.000 personas con esta condición principalmente ubicados en: Valle con más de 17 mil personas, Antioquia con poco más de 22 mil y Bogotá con cerca de 19 mil.
En la «Declaración de las necesidades básicas de las personas sordociegas» (Estocolmo, 1989), el 27 de junio se estableció el Día Internacional de la Sordoceguera, como homenaje al natalicio de Helen Keller, quien fue la primera persona sorda y ciega en graduarse de una universidad. La sordoceguera es una discapacidad definida como una limitación única caracterizada por una deficiencia auditiva y visual, ya sea parcial o total, que trae como consecuencia dificultades en la comunicación, orientación, movilidad y el acceso a la información, según reza la Ley 982 de 2005.
Por ser una discapacidad, y no una enfermedad, no tiene tratamiento. Esta condición dificulta enormemente llevar una vida independiente: esto incluye la formación escolar, la selección de oficio o profesión, la vida laboral, la vida en pareja, la educación y la movilidad. Genera problemas específicos de comunicación y de acceso a la información y conlleva a necesidades especiales.
La sordoceguera es una discapacidad que surge como consecuencia de la combinación, en una misma persona, de una deficiencia visual y una deficiencia auditiva. La ciencia considera que debe presentarse como una discapacidad única.
La dualidad de la minusvalía evidencia la necesidad de poner en práctica estrategias educativas y una adaptación del entorno, así como servicios de atención específicamente diseñados para sordociegos, que cuenten con profesionales especializados. Todo esto genera una serie de complicaciones, que son diferentes según la edad en la que aparezca la minusvalía, que es más que la simple combinación de dos disfunciones y constituye uno de los problemas más difíciles en el campo de la educación y la rehabilitación.
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En el marco de esta conmemoración, Colombia Aprende ofrece información importante y necesaria, que ayuda a entender las destacadas capacidades que estas personas desarrollan, en aras de lograr comunicarse. Según explica esta red de conocimiento, no todas las personas sordociegas se comunican de la misma forma, por lo que existen diversos sistemas de comunicación, que responden a características y necesidades particulares.
De acuerdo con la Asociación Colombiana de Personas Sordociegas (SURCOE), dentro de las personas sordociegas a nivel global existen diversos sistemas de comunicación, pero en Colombia se ha identificado el uso de:
Sistemas alfabéticos
- Deletreo táctil.
- Escritura en la palma de la mano.
- Braille táctil.
- Tablillas alfabéticas.
- Sistemas no alfabéticos.
Sistemas NO alfabéticos
- Vos amplificada.
- Lengua de señas táctil.
- Lengua de señas en campo visual reducido.
- Comunicación apoyada con dispositivos tecnológicos.
En el país, la ley 982 de 2005 establece las normas tendientes a la equiparación de oportunidades para las personas sordas y sordociegas.
Entre las disposiciones que reza la normativa, destaca el hecho de que el Estado debe apoyar las actividades de investigación, enseñanza y difusión de la lengua de señas, al igual que otras formas de comunicación de la población sorda y sordociega, para lo que debe promover la creación de escuelas de formación de intérpretes para sordos y sordociegos y la incorporación de la enseñanza de la lengua de señas en los programas de formación docente especializada en sordos y sordociegos.
Los entes competentes en los departamentos, distritos y municipios también deben promover, adecuar e implementar servicios de atención integral para atención de las personas sordociegas y evitar la degradación de su calidad de vida.