La población menor de 16 años es una de las que, aparentemente, no tiene mayor afectación frente a la COVID-19. La mayoría de las vacunas desarrolladas contraindican la aplicación en esta población, pues se desconoce su comportamiento. AstraZeneca y la Universidad de Oxford tomaron la iniciativa en este sentido y comenzarán a probar la respuesta de su biológico en 300 voluntarios de entre 6 y 17 años.
El estudio evaluará, por primera vez, la seguridad y la respuesta inmune de niños frente a la vacuna contra la COVID-19. La inoculación de estudio en las personas que serán voluntarias se realizará durante el transcurso de febrero. De los 300 jóvenes reclutados, 240 recibirán la vacuna de Oxford/AstraZeneca y el resto una vacuna de control contra la meningitis.
Según la universidad de Oxford, se trata de los primeros ensayos con niños pequeños de una vacuna contra la COVID-19, pues hasta ahora solo se han hecho pruebas con jóvenes de 16 y 17 años, sin que de momento se haya autorizado para uso público ningún preparado. En palabras del investigador jefe y experto en infecciones e inmunidad infantil de Oxford, Andrew Pollard, aunque los niños parecen verse menos afectados por el nuevo coronavirus y parece poco probable que enfermen de gravedad, «es importante establecer la seguridad y la respuesta inmune a la vacuna, ya que algunos menores pueden beneficiarse de ser inmunizados».
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En estudios previos con adultos, se ha demostrado que el preparado británico, que también se distribuye en la Unión Europea y se ofrecerá a precio de coste a los países en vías de desarrollo, es efectivo en un 63 %, inoculado en dos dosis separadas por ocho a 12 semanas. Actualmente se investiga su eficacia ante nuevas variantes del virus.
Este desarrollo ha sido reconocido como uno de los más económicos y fácil de distribuir. AstraZeneca tiene el objetivo de producir 3.000 millones de dosis este año y pretende producir más de 200 millones de dosis para abril de 2022.
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Con la vacuna de la Universidad de Oxford el mensaje se traduce a ADN y se introduce en adenovirus del resfriado de los chimpancés. El ADN se transforma en ARN dentro del núcleo de la célula y hace que esta fabrique proteínas virales. La espícula del virus es localizada por las células dendríticas, que la presentan al sistema linfático. La respuesta inmune con esta vacuna se produce a través de Linfocitos T, que destruyen las células infectadas.