Cuatro problemas que debería solucionar la reforma a la salud

Los temas que más afectan la oportunidad y la calidad de los servicios de salud que reciben los colombianos no son abordados en el proyecto de ley que impulsa el Gobierno.

Por: Equipo técnico de Gestarsalud

En el marco de la reforma del sistema de salud en Colombia, es imperativo dirigir la atención hacia aspectos críticos que, aunque abordados superficialmente en el proyecto presentado por el Gobierno Nacional, exigen una acción más enérgica y determinada, es decir, soluciones concretas.

El proyecto de ley 339 que cursa en el Congreso no interviene los problemas más graves que hoy afectan la oportunidad y la calidad en los servicios de salud que reciben los colombianos.

Uno de los principales argumentos del Gobierno para promover la reforma es la insatisfacción de los usuarios y por eso Gestarsalud propone analizar las causas de la insatisfacción y actuar en consecuencia.

Suficiencia y disponibilidad

Como la reforma debe estar centrada en el usuario, miremos la principal causa de su insatisfacción. Según el informe “Comportamiento de Reclamos en Salud y Solicitudes de Información, 2023 (Enero – Junio)”, de la Superintendencia Nacional de Salud, los reclamos relacionados con la falta de oportunidad en la asignación de citas para consulta médica especializada se constituyen como la principal causa de insatisfacción, ocupando el primer lugar entre los diez motivos con mayores reclamos. De hecho, estos representan el 30,6 por ciento, por lo que se podría decir que casi una de tres quejas que se presentan es por la falta de médicos especialistas en el país.

Es vital destacar, entonces, que el país enfrenta un desafío de gran envergadura: la escasez de talento humano en salud en Colombia y su concentración en ciudades capitales.

Según datos del Registro Único Nacional de Talento Humano en Salud (ReTHUS), en 2021 el país disponía de 1,9 médicos generales por cada 1.000 habitantes y de 2,5 médicos por cada 1.000 habitantes si se incluyen a los especialistas (ver tabla 1). Con esa tasa, Colombia se ubica por debajo del promedio de la OCDE (3,6), así como de países de la región como EE. UU., Chile y Costa Rica.

Además, acorde con datos de la OCDE, para el 2020 alrededor del 24 por ciento de los médicos en Colombia eran especialistas, en comparación con el 49 por ciento en Chile, 64 por ciento en México, 65 por ciento en España, 73 por ciento en el Reino Unido y 65 por ciento en el promedio de la OCDE, como se observa en la tabla 2.

Estos datos revelan un evidente déficit y desequilibrio en la distribución de médicos en Colombia en comparación con países de la OCDE y otros países de la región. Es importante tener en cuenta que Colombia presenta, en la distribución actual, un porcentaje significativo de médicos generales. No obstante, la capacidad resolutiva de estos, y en general del primer nivel de atención, está hoy muy cuestionada.

Los médicos generales hacen parte de la puerta de entrada al sistema de salud y, en teoría, deben ser capaces de abordar y resolver hasta el 80 por ciento de las necesidades y demandas en salud. Sin embargo, diversos análisis y estudios revelan que en Colombia esta capacidad resolutiva se encuentra severamente restringida, a menudo sin superar el 30 por ciento, convirtiendo a los generalistas en transcriptores y remisores a la mediana y alta complejidad.

Esta desproporción entre médicos generales y especialistas, sumada a la baja capacidad resolutiva del médico general, inevitablemente, conduce a la falta de oportunidad en la atención médica especializada.

Ante los desafíos expuestos, resulta imperativo la formulación y ejecución de una sólida política de gestión del talento humano en el ámbito de la salud, que incluya la creación de una infraestructura adecuada, la promoción de condiciones laborales atractivas, la implementación de salarios competitivos y la garantía de seguridad, tanto para atraer como para retener al talento humano en todas las regiones del país. Esta necesidad se hace especialmente apremiante en los territorios rurales dispersos, en lo que se conoce como la ‘Colombia profunda’.

En este contexto de escasez de médicos en Colombia, donde predominan los médicos generales, resulta fundamental llevar a cabo una revisión exhaustiva del papel del médico general en el marco de la reforma de salud. El médico general debe ser reconocido como el pilar central, con la capacidad de abordar la mayoría de las necesidades de la atención primaria. La reforma debe enfocarse en la revalorización de la figura del médico general, garantizando la autonomía y dignidad que merece en su desempeño.

Por otro lado, es crucial evaluar la oferta de médicos especialistas en Colombia y trabajar de manera articulada con las facultades de medicina en la creación de modelos que permitan aumentar el número de plazas disponibles para garantizar la cantidad de médicos especialistas necesarios. También se podría considerar modelos que involucren a médicos familiares para facilitar una transición más eficiente entre los distintos niveles de atención médica. De esta manera, se aseguraría que la atención médica de alta calidad esté al alcance de todos los ciudadanos en todo el país.

Del mismo modo es fundamental resaltar que la infraestructura para atención médica en nuestro país presenta una marcada preponderancia del sector privado, con el 90 por ciento de las Instituciones Prestadoras de Salud y el 70 por ciento de las camas hospitalarias bajo su administración. Esto refleja una deficiencia en el desarrollo de entidades de carácter público en el país.

La infraestructura hospitalaria actual da cuenta de 1,8 camas hospitalarias por cada 1.000 habitantes, tasa que nos posiciona por debajo de naciones como Argentina (5), Estados Unidos (2,9), Canadá (2,5), Uruguay (2,4), Panamá (2,3), Brasil (2,1) y Chile (2,1). El promedio de los países de la OCDE para el año 2022 es de 5,1 camas por 1.000 habitantes, con lo cual Colombia se encuentra muy distante de esa cifra.

Adicionalmente las IPS y las camas hospitalarias se concentran en las grandes ciudades, lo que aumenta los desafíos en la gestión de los procesos de referencia y contrarreferencia. La incapacidad de ubicar a los pacientes de manera oportuna en la red de prestadores tiene un impacto directo en los resultados en salud, en la satisfacción de los usuarios y conlleva costos adicionales para el sistema. Además, añade una carga emocional significativa para los pacientes y sus familias, quienes se ven obligados a desplazarse a otras regiones del país en busca de atención médica.

En este contexto, sin desconocer la importancia del modelo de niveles de atención, su rango normativo constitucional y la eficiencia que resulta del mismo, es imperativo abordar este tema y desarrollar políticas que aborden de manera efectiva las necesidades de los colombianos en cuanto a la disponibilidad y accesibilidad de la atención médica en todo el territorio nacional.

En todo caso la solución no implica solamente ladrillos, cemento y equipos. Lo más importante es la disponibilidad del talento humano, sus condiciones de vida y de trabajo por fuera de las grandes ciudades y en particular la conectividad física y virtual de los territorios hoy desprotegidos.

Transparencia

Otro aspecto que debe ser abordado en la reforma a nuestro sistema de salud es la transparencia, aspecto crucial para garantizar la eficiencia, la equidad y la calidad de los servicios de atención médica en el país. La falta de transparencia en el sector salud puede dar lugar a problemas como el mal uso de los recursos, la corrupción, la desigualdad en el acceso a la atención médica y la baja confianza de los ciudadanos en el sistema de salud.

Lastimosamente, la falta de transparencia en el sector salud colombiano se ha manifestado en diversos casos de corrupción, los cuales han tenido impacto muy significativo en la reputación del sistema. Son muy conocidos los carteles de la hemofilia en Córdoba y de los enfermos mentales en Sucre, en los que personas inescrupulosas se inventaban atenciones a pacientes que no existían utilizando soportes falsos con el propósito de apropiarse de los limitados recursos del sector salud.

Ahora bien, en el marco de la discusión democrática sobre el proyecto de reforma, Transparencia por Colombia y Así Vamos en Salud hicieron un análisis de riesgos de corrupción del articulado presentado por el Gobierno Nacional.

Entre las principales conclusiones encontraron que la reforma propuesta por el Gobierno Nacional plantea procesos presupuestales complejos, por lo que existe un riesgo de opacidad de la información. Para lo anterior, el estudio propone una estrategia de transparencia presupuestaria con todas las fuentes que financian el sistema y una obligatoriedad de la publicidad de contratación.

El estudio también señala que con el proyecto de reforma existe un alto riesgo de injerencia política y de riesgos de clientelismo con la designación de los directivos de las Instituciones de Salud del Estado – ISE; que la ADRES no cuenta con las herramientas ni el personal necesario para la centralización de todos los recursos del sistema, lo que podría generar riesgos del manejo de los mismos; y que no se incluyen mecanismos específicos de denuncia ciudadana o institucional de actos de corrupción.

En ese sentido, los autores plantean la necesidad de establecer una estrategia sectorial liderada por el Ministerio de Salud y Protección Social de lucha contra la corrupción

Además de estos planteamientos, es necesario que el proyecto de ley incluya estrategias orientadas a promover la cultura de integridad y ética, así como a facilitar un mayor acceso a la información para la ciudadanía. Esto podría lograrse mediante la publicación de datos relevantes. Asimismo, es importante considerar la implementación y fortalecimiento de sistemas de información que permitan el seguimiento de registros médicos y pacientes, tales como la historia clínica electrónica y el sistema de facturación electrónica.

La implementación de medidas efectivas de transparencia en el sistema de salud es fundamental para fortalecer la confianza de los ciudadanos y garantizar que los recursos se utilicen de manera eficiente y equitativa en beneficio de la población colombiana.

Relajar las auditorías y cambiar la contratación y los controles por una libre facturación no parece el camino más aconsejable.

Sostenibilidad financiera

Adicionalmente, es necesario que el proyecto de reforma incluya acciones conducentes a hacer sostenible financieramente el sector salud. En la actualidad, uno de los aspectos que está marcando la agenda en el sector salud es la suficiencia de recursos. Diferentes actores han manifestado sus preocupaciones debido a queel sistema ya presenta una demanda de recursos que supera los recursos
disponibles.

El sistema asegura la atención de prácticamente toda la población mediante un plan de beneficios muy completo que abarca la mayoría de los procedimientos y medicamentos disponibles en el país, aunque los recursos asignados no guardan proporción con los beneficios proporcionados. En otras palabras, Colombia cuenta con un plan de beneficios que cualquier país del mundo envidiaría, pero no se asignan los recursos suficientes en proporción a la cobertura que ofrece. La salud de Europa y los costos de Suramérica.

Según información publicada por la OCDE, en una medición que abarcó a 50 países, Colombia figura como uno de los que tienen menor gasto per cápita en salud. Según esta organización, se estima que en el 2022 el gasto per cápita en salud en Colombia fue de $ 1.640 dólares, ubicándose en el puesto 42 de la lista. Este valor es significativamente menor que los $ 2.699 dólares de Chile, los $ 4.462 dólares de España o los $ 12.555 dólares de Estados Unidos, por mencionar algunos ejemplos. En la tabla 3 gráfica se observa la medición realizada por esta organización.

A pesar de esta dificultad estructural del sistema, la iniciativa de reforma al sistema de salud no plantea nuevas fuentes de recursos para financiar el sistema de salud. Lo que se observa en el articulado es una redistribución del gasto, lo que significaría que para fortalecer cierto aspecto de nuestro sistema se debe debilitar otro. Al no haber nuevos recursos, el planteamiento de fortalecer las zonas rurales indudablemente debilitará la atención en las zonas urbanas, mientras que la destinación de más recursos para la atención primaria irá en detrimento de la mediada y alta complejidad, en particular de los más de 8 millones de colombianos que padecen enfermedades crónicas y de alto costo. De esta manera, resulta indispensable la destinación de nuevos recursos para fortalecer el sistema, garantizando su sostenibilidad.

Así, resulta esencial que la iniciativa, además de incorporar nuevas fuentes de financiamiento, establezca estrategias para aumentar la eficiencia en la utilización de los recursos; fortalecer la supervisión, vigilancia y control del uso de los recursos; mejorar la transparencia y la rendición de cuentas; y optimizar el flujo de recursos, entre otras medidas.

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