Estudio indica que la corrupción impacta en las enfermedades no transmisibles y sus factores de riesgo.
Redacción Gerstarsalud
La alta prevalencia de enfermedades no transmisibles y sus factores de riesgo y la forma como el sistema de salud las atiende podrían estar estrechamente relacionados con prácticas que impactan negativamente a la población como la corrupción, de acuerdo con un estudio publicado por ‘Panamerican Journal of Public Health’.
Los investigadores detrás de este estudio son Felipe Botero Rodríguez, Camila Pantoja Ruiz y Diego Roselli, quienes para llegar a esta conclusión analizaron la relación del coeficiente de GINI, la Evaluación Institucional y de Políticas Nacionales (CPIA) y el Índice de Percepción de la Corrupción (IPC) con datos de enfermedades no transmisibles de 224 países, incluido Colombia.
Así, el estudio evidenció que existe una correlación entre la corrupción, la mortalidad y las enfermedades no transmisibles tales como las cardiovasculares, cáncer, diabetes o enfermedades respiratorias crónicas entre los 30 y 70 años.
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Así mismo se encontró que existe una asociación entre la corrupción y la prevalencia de factores de riesgo como el tabaquismo, la esquizofrenia, el trastorno bipolar, trastornos alimentarios, además de la obesidad, consumo nocivo de alcohol, el exceso de sal, azúcar y sedentarismo.
El estudio resalta, además, que la corrupción se ha relacionado con un menor crecimiento económico, infraestructura pública deficiente, aumento del gasto público, mayor desigualdad y crecimiento de la pobreza, además de riesgos para la seguridad nacional.
Roselli, uno de los autores, le dijo a Gestarsalud que este análisis de estadísticas globales evidencia “una clara tendencia a que haya una mayor mortalidad por enfermedades crónicas no transmisibles en los países con mayores índices de corrupción y desigualdad”, que en este caso mostraron ser los de América Latina y África.
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“Cuando hay corrupción hay desconfianza en las instituciones y se crean todo tipo de barreras, lo que perpetúa el círculo vicioso de la pobreza”, manifestó el académico.
La corrupción y la salud
De acuerdo con los investigadores, la corrupción se ha relacionado con resultados deficientes en salud porque influye en el gasto público en salud y educación, “y tiende a distorsionar las motivaciones y los incentivos de los tomadores de decisiones y proveedores de servicios de salud, ya que estos tienen a poner por debajo el bienestar común para obtener beneficios propios”.
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Por otra parte, el estudio describe dos formas en que la corrupción puede afectar al sistema de salud. Primero, señala que la corrupción afecta la capacidad de un país para brindar atención médica, ya que puede reducir la inversión que el gobierno hace en el sistema de salud y en la promoción de la salud pública.
La segunda forma en que la corrupción afecta el sistema de salud es cuando corrompe el propio sistema.
“Esta corrupción dentro del sistema de salud puede manifestarse de muchas maneras, por ejemplo, con pagos ilegales, falta de prestación de servicios o corrupción de las cadenas de suministro médico y farmacéutico. Lo más grave es que dentro del sistema de salud la corrupción representa una doble carga de enfermedad y limita el desarrollo humano y económico”, mencionan los autores.
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