Uno de los descubrimientos más importantes, de cara a entender y frenar el proceso a través del cual el SARS-CoV-2 genera complicaciones en las personas, se ha dado recientemente. En un proyecto desarrollado por investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) se identificaron distintos compuestos moleculares, que impiden la entrada del virus en las células, inhibiendo la interacción que se produce entre la proteína de la espícula del virus y los receptores celulares. La importancia de este descubrimiento radica en la posibilidad de desarrollar fármacos antivirales.
En un comunicado publicado por el CSIC el 18 de junio, los expertos argumentan que estas moléculas actúan en etapas muy tempranas del ciclo replicativo viral, “por lo que podrían impedir la hiperactivación del sistema inmunológico que desencadena la tormenta de citoquinas durante el agravamiento de la COVID-19. Estos compuestos podrían servir para desarrollar fármacos antivirales contra el SARS-CoV-2″.
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Tal y como detalló María Jesús Pérez Pérez, investigadora del CSIC en el Instituto de Química Médica (IQM-CSIC), «empleando el símil de la puerta, perseguimos bloquear la puerta principal por la que el virus accede al interior celular, protegiendo a las células de la infección viral. Hemos logrado la inhibición de la entrada del virus a concentraciones bajas sin que se genere toxicidad en las células huésped. Se trata de un factor importante a la hora de desarrollar fármacos antivirales».
En el comunicado, el CSIC explica que los investigadores ensayaron los fármacos usando pseudopartículas virales con la proteína de la espícula del virus SARS-CoV-2 expresada en su superficie.
Luego, se analizó su capacidad para interferir entre la unión de la proteína de la espícula con el receptor celular y la posterior infección.
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Los compuestos identificados actúan en etapas muy tempranas del ciclo replicativo viral al impedir la replicación del virus en la célula y podrían evitar los efectos de la tormenta de citoquinas.
«Incluso se podría valorar su uso como tratamiento preventivo de la infección. A partir de ahora, se inicia un largo camino que incluye su estudio preclínico y su evaluación de eficacia en un modelo animal», concluye Pérez.
María Jesús Pérez Pérez, investigadora del CSIC.
El proyecto está financiado por la Plataforma Salud Global del CSIC y el Fondo Supera covid-19 (Crue-CSIC-Santander).