La tiroides es definida por la ciencia como una glándula en forma de mariposa ubicada en el cuello, justo arriba de la clavícula. Es una de las glándulas endocrinas que producen hormonas (hormonas tiroideas), que controlan el ritmo de muchas actividades del cuerpo. Estas incluyen la velocidad con la que se queman calorías y cuán rápido late el corazón. Todas estas actividades componen el metabolismo.
Muchos desconocen cuán importante es la tiroides para el funcionamiento del cuerpo humano, incluso para sus funciones emocionales y nerviosas. Entre las tantas enfermedades que se pueden presentar en esta diminuta, pero imprescindible glándula, se encuentran: bocio, agrandamiento de la tiroides, hipertiroidismo, hipotiroidismo, cáncer de tiroides y nódulos.
Más en detalle, dos terceras partes de las células de la tiroides (células foliculares) participan en la fabricación de la hormona tiroidea o tiroxina, junto con el yodo. Esta hormona tiene un efecto muy amplio sobre el metabolismo celular, el consumo de oxígeno y energía, la producción de calor, el crecimiento y el desarrollo. Por su parte, las células C (también llamadas células parafoliculares) de la glándula tiroides fabrican otra hormona llamada calcitonina, que ayuda a controlar el nivel de calcio en la sangre.
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Cuidar la tiroides es posible. La revista Cuerpo y Mente ofrece seis recomendaciones para preservar, de manera natural, las buenas condiciones de la glándula y evitar enfermedades, que pueden traer complicaciones importantes. Estas recomendaciones funcionan, sobre todo, para evitar la presencia de tiroiditis:
1. Cuidar el intestino
Toda patología autoinmune se gesta en el intestino, ya que el 70 % del sistema inmunitario se halla ahí. «Debemos evitar todo aquello que lo inflama: los pesticidas, las comidas procesadas, los metales pesados, los lácteos, los azúcares, las aguas cloradas y fluoradas, así como el exceso de gluten, soja y proteínas animales».
2. Obtención de micronutrientes
Es importante garantizarse la obtención de selenio (400 mcg/ día), yodo (sin pasar de los 20 mg diarios), vitamina D3 (9.000 UI/día, como suplemento en forma líquida), magnesio, cobre, hierro, zinc, vitaminas E y B12, así como l-tirosina (2 g/día en ayunas), l-glutamina (6 g/día en dos tomas) y probióticos (alimentos con bacterias). «El selenio baja los niveles de anticuerpos, la l-tirosina aumenta la energía para realizar la actividad diaria sin tanta fatiga y la l-glutamina mejora la mucosa intestinal».
3. Equilibrar las hormonas
Esto se puede lograr, si es necesario, a través de la utilización de métodos anticonceptivos naturales. «Esta alternativa también trata los síntomas de la menopausia de forma natural».
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4. Evitar los tóxicos
Hay sustancias químicas con efecto hormonal en los productos de limpieza y cosméticos no ecológicos, el aire contaminado y los plásticos. También conviene tomar solo los antibióticos y medicamentos imprescindibles.
5. Relajarse y evitar elevar las cargas de estrés
El descanso, la meditación, las técnicas de relajación y las actividades placenteras (bailar, pintar, hacer deporte, etc.) previenen la fatiga suprarrenal y el exceso de hormonas del estrés.
6. Descartar infecciones
Los virus de la hepatitis C, Epstein-Barr, HTLV-1 y parvovirus B19, la bacteria Helicobacter pylori y la yersinia enterocolitica pueden estar en el origen de un trastorno autoinmune. Es necesario asegurarse de que no se sufre de estas infecciones.