Sin duda fumar ha sido por años un debate con matices claros y oscuros y dimensiones de todo tipo. Legislaturas que hablan de los derechos y deberes del fumador y también defienden los derechos y deberes de las personas no fumadoras. Otras más que exigen impuestos y compromisos fiscales, justos o injustos según la perspectiva. Tal y como lo explica la Ley 1335 de 2009, el consumo de tabaco es un hábito aún aceptado y admitido por una parte importante de la sociedad colombiana y que ocasiona el deterioro de la calidad de vida e importantes costos económicos, sociales y ambientales.
Es considerada la primera causa de muerte evitable en el mundo, ocasionando alrededor de 8 millones de defunciones anuales, de las cuales 7 millones de muertes se registran en consumidores directos y alrededor de 1,2 millones en fumadores indirectos. De no hacer nada, indican cifras internacionales, en el 2030 el consumo de tabaco matará a 10 millones de personas cada año; el 70 % de estas defunciones ocurrirá en los países en vía de desarrollo.
Según información aportada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el humo de tabaco hay unos 4.000 productos químicos conocidos, de los cuales se sabe que, como mínimo, 250 son nocivos, y más de 50 cancerígenos para el ser humano. El humo de tabaco en espacios cerrados es inhalado por todas las personas que se encuentren en el lugar, es decir, que tanto fumadores como no fumadores quedan expuestos a los efectos nocivos.
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«Unos 700 millones de niños (casi la mitad de los niños del mundo) respiran aire contaminado por humo de tabaco. Más de un 40 % de los niños tienen al menos un progenitor fumador. En 2004 los niños fueron víctimas del 31 % de las 600.000 muertes prematuras atribuibles al humo ajeno».
El tabaquismo pasivo es causa de graves enfermedades cardiovasculares y respiratorias, entre ellas la cardiopatía coronaria y el cáncer de pulmón, en el adulto. De síndrome de muerte súbita en el lactante y de bajo peso al nacer en el feto. Ni la ventilación ni la filtración, ni siquiera ambas combinadas, pueden reducir la exposición al humo de tabaco en espacios interiores a niveles que se consideren aceptables.
Los entornos totalmente exentos de humo de tabaco ofrecen la única protección eficaz.
La evidencia científica, de cara al daño que hace el humo de cigarrillo, ayudó a que el Gobierno colombiano aprobara en 2009 la Ley 1335. Algunas disposiciones importantes, que hablan de los derechos de los no fumadores, rezan en el artículo 18:
- Respirar aire puro, libre de humo de tabaco y sus derivados.
- Protestar cuando se enciendan cigarrillos, tabaco y sus derivados en sitios en donde su consumo se encuentre prohibido, así como a exigir que el propietario o responsable del negocio o establecimiento ordene al o a los autores de tales conductas a suspender de inmediato el consumo de los mismos.
- Acudir ante la autoridad competente en defensa de sus derechos como no fumador y a exigir la protección de los mismos.
- Exigir la publicidad masiva de los efectos nocivos y mortales que produce el tabaco y la exposición al humo del tabaco.
- Informar a la autoridad competente el incumplimiento de lo previsto en la ley.
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Según información ofrecida por la subdirección de Investigación, Vigilancia Epidemiológica, Promoción y Prevención del Instituto Nacional de Cancerología (E.S.E), para 2019 el 7 % de la población nacional consumía tabaco.
En Colombia las enfermedades relacionadas con el consumo de tabaco representan un costo directo anual al sistema de salud de más de 4,5 billones de pesos, la recaudación del impuesto por la venta de cigarrillos cubre solamente un 10 % de este gasto.
Asegura el Instituto Nacional de Cancerología que muchas de las medidas, a favor del control del tabaquismo que se han implementado a nivel internacional en los últimos años, provienen del Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco (CMCT), un tratado que cuenta con 168 países miembros. La reforma tributaria de 2016 (Ley 1819 de 2016) incorporó un impuesto específico fijo a los productos de tabaco. Después de 13 años de la implementación del CMCT se ha puesto en evidencia una relación significativa entre la aplicación estricta de los artículos y el descenso en la prevalencia del tabaquismo.
La Encuesta Nacional Tabaquismo en Jóvenes (ENTJ) realizada en 2018 por el Ministerio de Salud y Protección Social mostró los siguientes resultados:
◾ El consumo de tabaco en Colombia inicia en promedio entre los 12 y 13 años.
◾ El 22 % de los jóvenes ha fumado cigarrillo en algún momento de su vida.
◾ El 9 % ha fumado al menos una vez en el último mes.
Pero, a pesar de este panorama alentador ahora se suma otra preocupación al panorama nacional y mundial: el vapeo. Blanca Llorente, asesora de la Liga Colombiana Contra el Cáncer le confesó a Revista Semana que los mensajes de daño reducido que están acompañando a los nuevos productos de cigarrillos electrónicos preocupan demasiado a la comunidad que ve la afectación directa de este vicio. Le invitamos a leer más sobre ¿cómo controla Colombia el consumo y comercialización del cigarrillo electrónico?.
«Es información engañosa y que no tiene consenso de la comunidad científica. Por un lado, es fundamental que quienes quieran dejar de fumar lo puedan hacer con alternativas que están probadas científicamente. Pero, por otro lado, preocupa que en Colombia la mayoría de la población fumadora y vapeadora está por debajo de los 24 años. Un reciente estudio mostró que hay más de 230 mil niños entre 13 y 15 años que vapean en el país y la industria tabacalera busca capturar una nueva generación de adultos con estos mensajes».