Desde marzo, sumado a la carga laboral habitual en el día a día de los profesionales de la salud, el SARS-CoV-2 vino a exigirle al sistema de salud y a sus profesionales un gran esfuerzo adicional, que ha puesto a tope la capacidad física y mental de cada uno. Algunos han enfermado del nuevo Coronavirus y, tras recuperarse, han retomado sus extensas jornadas de trabajo. Otros, han podido transcurrir estos ocho meses invictos a los ataques del virus, pero física y mentalmente agotados. Y otros, más de 100, no pudieron sobrevivir a los ataques del Covid-19 y hoy forman parte de esos números oscuros y dolorosos, que enlutan al país y a sus familias.
Se habla de un segundo nuevo brote en el país. Todo depende de la responsabilidad individual y del comportamiento ciudadano para lograr controlar el aumento de los casos, fronteras adentro. Las políticas de salud pública nacional también resultan determinantes en este sentido. Ayer, la cartera de salud anunció la eliminación de la entrega de prueba diagnóstica de Covid-19 para quienes ingresen al país por vía aérea. La medida fue rechazada por varios actores del sector político y sanitario, por considerarse riesgosa en el contexto actual.
En abril de este año, a unos días de haberse declarado la emergencia sanitaria, el Gobierno nacional emitió el Decreto 538 de 2020, “por medio del cual se adoptan medidas en el sector salud, para contener y mitigar la pandemia de Covid-19 y garantizar la prestación de los servicios de salud”.
Ahí, con algunas excepciones, se ordenó que “todo el talento humano en salud, en ejercicio o formación, estará preparado y disponible y podrá ser llamado a prestar sus servicios, para reforzar y apoyar a los prestadores de salud del país. El acatamiento a este llamado será obligatorio”. Los criterios y procedimiento para la fase de llamado del talento humano en salud fueron reglamentados a través de la Resolución 028 de 2020.
De este modo, el Ministerio de Salud y Protección Social diseñó su estrategia para tener a disposición la mayor cantidad de personal sanitario y de salud posible, a fin de tener la capacidad y recurso humano suficiente para atender la crisis planteada por la pandemia.
Sin embargo, distintas organizaciones y gremios del sector han alzado la voz para abogar por los profesionales de la salud, asegurando que la capacidad física y mental de quienes hoy atienden los casos del nuevo coronavirus está al límite, situación que comienza a complicarse de cara a un posible nuevo brote de la enfermedad.
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Aunque Gustavo Quintero, presidente de la junta directiva de la Asociación Colombiana de Facultades de Medicina (ASCOFAME), no considera que Colombia se encuentre atravesando un rebrote de Covid-19 y, por el contrario, lo augura para después de las fiestas decembrina, según el comportamiento ciudadano. Sí considera que las condiciones laborales del personal de la salud en Colombia son “infames”.
“Esta pandemia demostró que la profesión médica es esencial. No es posible vivir sin el personal de salud en general. Son personas que trabajan en un sistema de salud exhaustivo y trabajan al tope”.
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El experto asegura que es necesario que las instituciones tengan un plan o programa de recambios, con el cual los equipos que se agotan puedan ser reemplazados por otros, con cierta periodicidad.
“Posiblemente, las instituciones importantes de este país lo estén haciendo, pero el resto no sé qué estará haciendo en este sentido. Tampoco sé qué está promoviendo el sistema. Estoy seguro que no se está haciendo nada. Tiene que haber un programa de recambio de equipos en el cual se reconozca un tiempo de descanso”.
Por su parte, Carolina Corcho, vicepresidenta de la Federación Médica Colombiana, asegura que el personal de la salud del país acumula un agotamiento desde el primer pico, gracias a que no se han garantizado sus condiciones de protección para atender de manera debida la pandemia.
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Los representantes de los gremios más importantes del sector insisten que tantos las condiciones de contratación del profesional de la salud, como sus condiciones laborales, deben estar garantizadas, a fin de evitar su colapso físico y mental.