Mercados y tecnologías a favor de la comodidad y la confianza femenina

Las tecnologías avanzan, y lo hacen en todas las direcciones. Las copas menstruales forman parte de esa evolución, que busca un impacto medioambiental menos agresivo e invasivo, además de ofrecerle a las mujeres más seguridad y comodidad. La copa menstrual es uno de estos avances y cada día es más aceptado, sobre todo en las comunidades con mayor acceso a la información. Se trata de un recipiente reutilizable, que se inserta en la vagina durante la menstruación para depositar el flujo menstrual. A diferencia de los tampones, que también se usan internamente, la copa menstrual no absorbe la sangre. El líquido queda contenido en el interior de la copa hasta que se extrae de la vagina y se desecha.

Para algunas aún resulta tortuoso e imposible imaginar la inserción de un objeto de plástico de tal magnitud (al menos 40 mm de diámetro) para otras, y con más frecuencia, se convierte en la mejor elección. Uno de los estudios más exhaustivos que se han hecho sobre la confiabilidad y seguridad o no de las copas menstruales, publicado en la revista The Lancet, concluyó que estos dispositivos son tan seguros y efectivos como las toallas femeninas y los tampones y, además, son menos costosos.

«Nuestra revisión indica que las copas menstruales son una opción segura para el manejo de la menstruación y se utilizan internacionalmente. Se necesitan estudios de buena calidad en este campo. Se necesitan más estudios sobre la rentabilidad y el efecto ambiental comparando diferentes productos menstruales».

Revista The Lancet.

El Instituto Nacional de Salud (INS) asegura que, aunque los estudios sobre el tema son escasos, algunos han concluido que la copa menstrual tiene menos del 1,5 % del impacto ambiental que tienen las toallas higiénicas o los tampones y que anualmente cuestan menos del 10 % del costo total de cualquiera de los productos desechables de higiene femenina.

Ha sido un boom. La tendencia a la sostenibilidad económica y ambiental ha sido determinante en la acogida que el dispositivo ha tenido. Sin embargo, al menos en Colombia, se requiere cautela a la hora de obtenerlo. Los productos que en territorio nacional tienen las condiciones para ser comercializados deben tener un registro sanitario y e aprobación por parte del Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (INVIMA).

Foto cortesía: The Conversation.

Algunas consideraciones de la revista The Lancet indican que:

  • A nivel mundial, se estima que 1.9 mil millones de mujeres, alrededor del 26 % de la población, tenían la edad de menstruar en 2017, y dedicaban un promedio de 65 días al año a lidiar con el flujo sanguíneo menstrual.
  • En algunas situaciones, principalmente investigadas en países de ingresos bajos y medios, la menstruación puede afectar la escolarización de las niñas, convertir a las mujeres y a las niñas en blanco de violencia sexual o coerción y afectar el empleo y las experiencias laborales de las mujeres.
  • En los países de ingresos bajos y medianos, la falta de agua, saneamiento e higiene, la educación inadecuada y las instalaciones de eliminación deficientes plantean problemas de salud pública, especialmente entre las niñas en edad escolar.
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Según The Lancet, el uso de la copa menstrual no aumentó el riesgo de desarrollar ciertas infecciones bacterianas en comparación con el uso de otros productos de higiene femenina.

Durante el estudio, las copas menstruales no fueron perjudiciales para la flora vaginal natural de las mujeres. La evidencia sugiere que, durante un período de 10 años, una sola copa menstrual podría costar entre el 5 % y el 7 % del costo de las toallas o tampones. Además, producen menos residuos de plástico: durante una década, se estima que una copa crea el 0,4 % de los residuos de plástico generados por los apósitos de un solo uso o el 6 % de los producidos por el uso de tampones.

Desde una perspectiva médica, los investigadores consideraron que las copas menstruales son tan seguras como el resto de los productos de higiene femenina.

En cuatro estudios, con un total de 507 mujeres, su uso no mostró efectos adversos sobre la flora vaginal y en los estudios que examinaron la vagina y el cuello uterino durante el seguimiento no se identificaron daños tisulares.

Foto cortesía: hola.com.

Algunas desventajas que tienen estos dispositivos en comparación con los que se usan tradicionalmente tienen que ver con:

  • La manipulación genital para retirar e higienizar la copa. Nos siempre se cuenta con un espacio ideal para la limpieza y tampoco con agua potable.
  • Antes de la utilización de este tipo de dispositivo, resulta importante consultar con el ginecólogo para poder escoger la talla correcta.
  • Se ha encontrado en diversos estudios que se les realizaron a usuarias de la copa menstrual que puede provocar el aumento de cólicos, irritación vaginal, colonización por E.coli y retención vaginal.
  • La combinación de un dispositivo intrauterino y el uso de una copa menstrual podrían necesitar un estudio adicional. En 13 casos, la eliminación de la copa se asoció con un DIU que se desaloja. También hubo mujeres que reportaron dolor después de usarlo, pero las cifras fueron pocas.
Foto cortesía: shethinx.com.

Otras alternativas han sido ideadas para aquellas mujeres a quienes la copa menstrual no le funciona. Recién comienza a hablarse y a crearse propuestas relacionadas con un ‘calzón menstrual’.

Una iniciativa, que ya cuenta con varios emprendimientos y que se trata de una ingeniería de utilización de telas aptas, seguras y cómodas para hacer de este proceso natural y femenino lo más cómodo posible. Un calzón puede durar de dos a tres años, dependiendo de la marca. Si bien, el mercado de la ropa interior absorbente es joven en Colombia ya hay varias marcas que están dedicadas a ofrecer precio, comodidad y calidad en varias presentaciones que compiten por el consumo y la cobertura de este mercado.

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