Hoy, el mundo conmemora el Día Internacional de la Sordoceguera, en honor al natalicio de Hellen Keller, la primera persona sorda y ciega en graduarse de una universidad, como ejemplo de constancia, vida y superación. Y es que son muchos los obstáculos que estas personas tienen en su día a día, las condiciones y políticas de cada país, ayudan o enrudecen su lucha por una vida normal.
Según el Instituto Nacional para Sordos (INSOR), la sordoceguera es una discapacidad que resulta de la combinación de dos deficiencias sensoriales- visual y auditiva- y que genera problemas de comunicación únicos y necesidades especiales derivadas de la dificultad para percibir, conocer y, por tanto, interesarse y desenvolverse en su entorno.
El último Registro de Localización y Caracterización para personas con Discapacidad arroja que en Colombia existen unas 56 mil 320 personas sordociegas. Valle, Antioquia, Bogotá, Tolima, Boyacá, Santander y Nariño son las zonas del país donde más se presentan casos de sordoceguera. Un 73 % de las personas con esta discapacidad asegura haber recibido atención en salud durante el último año. El 34 % dijo que su diagnóstico no fue oportuno. El 53 % afirmó no haber recibido orientación sobre discapacidad; y el 54 % pertenece al régimen subsidiado.
Aunque el Gobierno nacional ha hecho un esfuerzo, en sus distintas administraciones, por crear programas de inclusión para las personas con discapacidad, para quienes son sordociegos la materialización y proyección de estas teorías no se han dado. La Fundación Saldarriaga Concha, cita al INSOR sobre el desalentador panorama de las personas con discapacidad por las pocas oportunidades de vinculación laboral que tienen.
“El panorama laboral de las personas sordociegas es desalentador en cuanto a garantías para su desarrollo humano dentro del contexto social, generado por la inactividad económica en primer lugar, la baja vinculación laboral con condiciones de seguridad social y la falta de actividades económicas definidas dentro de un sector productivo. Un factor influyente se genera en la falta de oportunidades para la mayoría de las personas que se encuentran en edad adulta y productiva”.
Consideraciones en el marco de la pandemia
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las personas con discapacidad deben tener siempre acceso a los servicios de salud, agua y saneamiento. El no acceso a dichos servicios es un obstáculo para emplear algunas medidas básicas de higiene como el lavado constante de las manos y la desinfección frecuente de los dispositivos de ayuda, como silla de ruedas, bastón, caminador o cualquier otro elemento que se toque a menudo y se use en espacios públicos.
En Colombia, es probable que las personas con discapacidad, en medio de emergencia, sanitaria, carezcan de apoyo de otras personas y no puedan desplazarse durante el aislamiento o porque la persona cuidadora dentro del hogar ve su carga de cuidado incrementada.
Según el Censo Nacional de Población y Vivienda de 2018 del DANE, el 34,62% de las personas con discapacidad (617.779) recibe ayuda de otros para realizar sus actividades básicas diarias. En este orden de ideas, resulta imperante una atención especial por parte del Estado para el manejo de las personas sordociegas o con otras discapacidades, para llevar el día a día en el marco de la pandemia del Covid-19.