El primer trasplante de riñón hecho en el mundo de manera exitosa fue en 1954, el primer trasplante de córnea exitoso data de 1905 y el primero de corazón se realizó en 1967. Desde esas primeras prácticas, osadas para la época, comenzó a hacerse viable la posibilidad de suplir un órgano vital por el de otro ser humano, que sea compatible con el del convaleciente. Con el tiempo, la tecnología ha aportado insumos para que el hombre científico e investigador desarrolle prácticas menos invasivas y más efectivas. En la actualidad, la donación de órganos y tejidos resulta una práctica esperanzadora en la que el altruismo, la justicia y la equidad hacen una conjugación de condiciones que solo permiten promover la vida y la salud.
Hoy Colombia conmemora el Día Nacional del Donante de Órganos y Tejidos, una fecha propicia para enaltecer la labor que hacen las personas que, de manera voluntaria, donan sus órganos a seres queridos o, después de la muerte, a quien lo necesite. En el año 2016, el entonces presidente de la República, Juan Manuel Santos, aprobó la Ley 1805, que convirtió la donación de órganos en el país en un acto obligatorio para todos los colombianos, a no ser que en vida manifiesten lo contrario.
La intención de esta normativa fue la de alcanzar atender la demanda de miles de personas que están en lista de espera de un órgano que les permita continuar con una vida de mejor calidad.
Según indica la ley, en el país se pueden donar órganos como el corazón, los pulmones, el hígado, los riñones, el páncreas y el intestino, y tejidos como las córneas, la piel, los huesos, los vasos sanguíneos, válvulas cardíacas, cartílagos, tendones y nervios.
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La ley 1805 de 2016 indica que «se presume que se es donante cuando una persona durante su vida se ha abstenido de ejercer el derecho que tiene a oponerse a que de su cuerpo se extraigan órganos, tejidos o componentes anatómicos después de su fallecimiento».
- El donante vivo: persona que en vida efectúa la donación de un órgano y tejidos, para ayudar a alguno de sus familiares (donante vivo relacionado) o, de buena voluntad, a alguien que lo requiera (donante vivo no relacionado), con previo consentimiento informando de las condiciones médicas a las cuales puede tener riesgo.
- Donante fallecido: las únicas personas no vivas que son aceptadas para donar órganos en Colombia son aquellas que fallecen por el cese de sus funciones cardio respiratorias o por muerte cerebral, situación que es diferente a un estado vegetativo o coma.
Existen dos tipos de donantes de órganos y tejidos:
En el país, la donación de órganos y tejidos está controlada por el Ministerio de Salud y Protección Social. Los órganos, una vez extraídos, tienen muy pocas horas de viabilidad fuera del cuerpo de una persona, pues requieren de unas condiciones especiales para que puedan ser transportados y trasplantados a la persona que los necesita, de ahí la inmediatez con la que se debe actuar.
El Plan de Beneficios en Salud (PBS) cubre en Colombia los trasplantes de corazón, riñón, hígado, médula ósea y córnea.
La Secretaría de Salud de Bogotá asegura que las personas pueden decidir ser donantes en cualquier momento de su vida. «Es muy importante que esta decisión la conozca su familia para que pueda respetar su voluntad cuando usted fallezca. Salvo algunos casos especiales de trasplante de riñón o segmentos de hígado o páncreas, en los cuales se puede donar en vida a un familiar cercano, la donación de órganos y tejidos se cumple sólo después de la muerte».
A pesar de la legislatura que hay en Colombia en relación con la donación de órganos y tejidos, hay un déficit en la cantidad de órganos y tejidos que se donan en el país. En el año 2019, solamente se cubrió el 26,3 % de los requerimientos de las personas que estaban en la lista de espera de un órgano sólido.
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El vicepresidente científico de Colombiana de Trasplantes, Fernando Girón, le declaró a Radio Nacional de Colombia que el número de trasplantes realizados en 2020 tuvo una reducción significativa en comparación con el 2019 debido a la emergencia sanitaria planteada por la COVID-19. «Aunque no tenemos cifras oficiales de la producción de trasplantes durante el año pasado, lo que sí se sabe es que durante el 2019 tuvimos 417 donantes efectivos de órganos y se trasplantaron 1.302 pacientes. Para 2020 también sabemos que tuvimos 222 donantes efectivos de órganos, y en la misma proporción asumimos que se debieron haber realizado alrededor de 577 trasplantes, lo que significa una caída de un 46 % en 2020».
En octubre del año pasado, la cartera de salud ofreció un balance sobre la situación de los trasplantes de órganos y tejidos en el país, en el contexto de la pandemia por COVID-19. Con corte a septiembre de 2020 se realizaron en el país 567 trasplantes, de los cuales 86 (15 %) correspondieron a pacientes pediátricos y 481 (85 %) a adultos. Hubo atención a 34 pacientes en urgencia cero, es decir los que están a la espera de un trasplante y que tiene peligro de muerte inminente si no se les realiza. Ellos recibieron el órgano necesitado.
El Dr. Fernando Girón aseguró que, en el mundo, la tasa de producción de trasplantes en menores de 18 años o trasplante pediátrico oscila entre el 10 % y 18 %. Colombia se encuentra en en esta misma línea. «Durante 2019 realizamos en Colombia 1.302 trasplantes de órganos, de los cuales 125 fueron en menores a 18 años, lo que equivale a un 9,6 % de la producción total. De esos, 53 fueron de riñón y 73 de hígado. En Colombiana de Trasplantes tenemos la misma producción de órganos en población pediátrica».
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el mundo se realizan más de 100 mil trasplantes al año y alrededor de 250 mil personas se encuentran a la espera de un donante.
La donación de órganos y tejidos es uno de los actos más solidarios que un ser humano es capaz de demostrar. La vida después de la vida es posible para aquellos que esperan el trasplante de un órgano y continuar así con sus planes, gracias a una calidad de vida digna. Desde Gestarsalud.com invitamos a los colombianos a sensibilizarse con esta práctica, valiosa desde lo humano y lo social y a conocer cuánto bienestar puede haber tras el dolor desgarrador que causa la muerte.