Un tercer pico de COVID-19 ataca la estabilidad sanitaria de Colombia y de buena parte del mundo. Las autoridades nacionales han informado sobre la llegada de dos de las variantes más contagiosas al país, la brasilera y la inglesa. Aunque el proceso de inoculación no cesa y la llegada de vacunas tampoco, las medidas de bioseguridad siguen siendo determinantes en el control y mitigación de riesgos.
Este estudio, publicado el 16 de abril en la Revista JAMA Network, demostró que el uso de una máscara de procedimiento médico debajo de una máscara de tela proporciona una mejor eficiencia de filtración ajustada (FFE) de todas las combinaciones evaluadas y que el éxito radica en el ajuste que logran tener ambas mascarillas en la cara.
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«La mejora en la filtración ajustada de las máscaras de procedimiento, cuando se duplican o cuando se usan debajo de cubiertas faciales de tela reutilizables, es consistente con minimizar las fugas entre la máscara y la piel del rostro, incluido el puente de la nariz».
Las limitaciones de este estudio son que probaron solo un tipo de máscara de procedimiento y que tres voluntarios participaron en las evaluaciones duplicadas. Sin embargo, a pesar de algunas variaciones entre voluntarios, los resultados actuales apoyan la conclusión general de que el doble enmascaramiento mejora la FFE pero mejor aún se comporta el buen cubrimiento del rostro.
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Según la autora principal, Emily Sickbert-Bennett, profesora asociada de enfermedades infecciosas de la Facultad de Medicina de la Universidad de Carolina del Norte, la protección adicional que proporciona la doble mascarilla no consiste tanto en añadir capas de tela, sino en eliminar los huecos o las zonas mal ajustadas de la mascarilla en la cara.
«Hemos descubierto que el uso de dos mascarillas no ajustadas no aporta el beneficio de filtración que una sola mascarilla bien ajustada. El mejor tipo de uso de la doble mascarilla es cuando tanto tú como la persona con la que estás interactuando llevan correctamente una mascarilla muy ajustada».
Emily Sickbert-Bennett, autora principal del estudio.
Según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés), es posible lograr que una mascarilla desechable se ajuste mejor anudando los aros de las orejas donde se unen al borde de la mascarilla y luego doblando y metiendo el material sobrante bajo los bordes. En el siguiente video se explica cómo hacerlo
Aseguran los CDC que no se deben superponer dos mascarillas desechables, pues no están diseñadas para ajustarse bien y llevar más de una no mejorará el ajuste. Tampoco es recomendable poner dos capas de mascarillas tipo KN95. El ajuste es determinante, además de la capacidad que tienen las capas de tela de los tapabocas de filtrar micropartículas.
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Cabe recordar que las mascarillas quirúrgicas son de un solo uso y si se ensucian hay que desecharlas cuidadosamente y sustituirlas. Las mascarillas de tela húmedas o sucias se deben lavar antes de usarlas en esas condiciones. En un estado húmedo pueden dificultar la respiración y son menos eficaces.
Tapabocas y el CO2
La elevación anormal en la concentración de dióxido de carbono (CO2) en la sangre arterial, no está relacionada con el uso de tapabocas. Según han explicado los expertos, las moléculas del dióxido de carbono son más pequeñas que las microgotas respiratorias. No pueden quedar atrapadas en materiales respirables como las mascarillas.
Las mascarillas, según indican los expertos, no se deterioran por el CO2 que expelen las personas al respirar, este intercambio de gases al interno de la mascarilla tampoco es perjudicial para la salud. Por el contrario, pudiera serlo que el cubrebocas se deteriore producto de la humedad producida por la respiración o por otros factores. De ahí la importancia de cambiar los tapabocas desechables y de lavar los reutilizables.