COVID-19: la pandemia que hizo replantear las dinámicas sanitarias en Latinoamérica

No hay espacio para las excusas. La pandemia por COVID-19 no solo tomó por sorpresa la capacidad de respuesta de los sistemas sanitarios del mundo, especialmente, de América Latina, sino que, además, dejó al descubierto las falencias de estos en cuanto a infraestructura, talento humano y capacidad de respuesta. Esta misma situación, que es irrefutable, fue un tema que tuvo que tratar el ministro de Salud y Protección Social, Fernando Ruíz Gómez, durante la clausura del Circuito Colombia de la Asamblea anual del Banco Interamericano de Desarrollo.

El experto, quien lleva la batuta de la cartera de salud desde que comenzó la crisis sanitaria por COVID-19, confesó que la capacidad diagnóstica en Colombia ha tenido que construirse de cero, pero muchos otros países de la región no han tenido la capacidad de hacerlo. «La capacidad instalada de cuidado intensivo y las capacidades de Latinoamérica de producir tecnologías, innovación y vacunas ha sido puesta a prueba».

Foto cortesía: asmedasantioquia.org.

En Colombia se incrementó 20 veces la capacidad de producir PCR, duplicar camas en UCI y adaptar recurso humano para atender la pandemia, «todo en tiempo récord». Además, ha sido necesario trabajar en negociaciones desequilibradas para poder acceder a bienes sanitarios y tecnologías para atender la emergencia sanitaria propuesta por la nueva enfermedad.

La compleja distribución territorial de Colombia impuso otro reto en ese intento de responder adecuadamente a la pandemia y sus letales efectos. El ministro Ruíz explicó que mantener una buena y fluida comunicación con los territorios, con los ciudadanos y con los sectores para implementar acciones conjuntas a partir de decisiones técnicas, que permitieran mantener la proporcionalidad entre las medidas y las fases de la pandemia, fue un reto.

«Todo esto nos impulsa a repensar particularmente los sistemas de salud. La pandemia nos demostró que el énfasis que venimos haciendo en enfermedades no transmisibles debe replantearse. En Colombia murieron en 2020 casi el doble de personas por COVID-19 que por cáncer».

Una de las reflexiones del líder del Ministerio de Salud, está orientada en la necesidad de repensar cómo enfrentar una próxima pandemia, en virtud de que hay que mejorar la capacidad de respuesta,el acceso a los instrumentos de financiamiento para los países de cara a la atención de emergencias sanitarias y los fondos de reserva para contingencias. 

«Lo anterior, facilitando a los países la consolidación de bienes públicos regionales que permitan la provisión de bienes y servicios y el fortalecimiento en la inversión de investigación y los regímenes de propiedad intelectual, que permitan a los países tener una seguridad sanitaria y de producción, con el fin de mitigar la incertidumbre en la innovación y desarrollo».

Pero los países de la región no pueden actuar de manera indepediente unos de otros si lo que se busca es alcanzar un índice de seguridad sanitaria y de respuesta adecuada en futuras emergencias de salud pública. En este sentido, las políticas de los Estados deben tener cierto nivel de integración.

Foto cortesía: Semana.com.

«Debemos acuñar, extender e implementar por el continente el concepto de Seguridad Sanitaria, como el desarrollo del conjunto de medidas que permitan a cada país apropiar rápida y eficientemente bienes y servicios necesarios para atender situaciones de emergencia sanitaria, superando las restricciones de la contratación pública y buscando oportunidad en la respuesta de los gobiernos».

Ministro de Salud y Protección Social, Fernando Ruíz Gómez.

El ministro, durante su reflexión, aseguró que se hace evidente la necesidad de invertir en desarrollo de medicamentos y vacunas; incluyendo la posibilidad de inversiones a riesgo en el desarrollo de medicamentos y tecnología.

Otros puntos claves en este sentido están orientados en la inversión en innovación y desarrollo, enfocados en capacidades estratégicas para la atención de situaciones críticas de salud y en la capacitación de capital humano entrenado para a atención de epidemias y crisis sanitarias.

«Esta pandemia será superada, esperemos que en un corto tiempo, pero ojalá no seamos cortos de vista frente a las decisiones y planes que hay que adelantar desde ya para asegurar la seguridad sanitaria en el continente. A todos nos corresponde asegurarles a nuestros ciudadanos que pueden contar con Estados y gobiernos capaces de atender las emergencias sanitarias presentes y futuras, con la legitimidad para cerrar brechas de equidad y retomar con certeza la senda de crecimiento para nuestros países».

Algunos números importantes

El impacto de la pandemia del nuevo coronavirus y las medidas de suspensión de las actividades adoptadas para contener su propagación han ocasionado una contracción en América Latina y el Caribe de cerca del 7 % en 2020, según la CEPAL. De acuerdo con el informe Perspectivas Económicas Mundiales del BID, la pandemia de COVID-19 ha causado la peor recesión económica desde la Segunda Guerra Mundial. Es la primera vez desde 1870 que tantas economías experimentan una disminución en la producción de bienes y servicios y consecuentemente en sus PIB per cápita.

Foto cortesía: AFP.

«Socioeconómicamente, la pandemia, ha amplificado la presencia de desigualdades e inequidades económicas y sociales, y ha puesto en evidencia las limitaciones de los sistemas sanitarios y la evidencia de toma acciones fuertes y decididas de los gobiernos para paliar los efectos adversos de una pandemia sin precedentes».

La UNESCO, por su parte, estima que más de 170 millones de niños y adolescentes han sido afectados por el cierre de las instituciones educativas, impactando directamente su salud mental, su relacionamiento socio afectivo y su desarrollo cognitivo. Según análisis realizado por el BID sobre movilidad intergeneracional, la pandemia podría reducir la probabilidad de completar la escuela secundaria hasta 34 puntos porcentuales, lo que retrasaría medio siglo de progreso para la generación afectada.

«Si bien la mayoría de gobiernos expandieron los programas de transferencias existentes, estos no han sido ni serán suficientes para anular los efectos de la pandemia y el confinamiento sobre la pobreza», aseguró el ministro Ruíz.

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