La mujer. El enigma de un ser humano tan sublime como determinante. Más que un género, es la mezcla de la fertilidad, la vida, la delicadeza y la entereza. Fortaleza, valentía, sensibilidad y misterio. Su proceso biológico funciona con las fases lunares. Nada más abstracto que la relación ciencia – astronomía. La mujer es eso y más. Un ser capaz de dar vida en el máximo esplendor de su naturaleza y de vivir para mantenerla íntegra en otro ser humano.
Pero ser mujer resulta muchas veces cuesta arriba. Tal parece que las características propias del género conllevan a que su cuerpo sea blanco de enfermedades que le toca esquivar, con las que le toca convivir y a las que le toca superar. Muchas veces con la que debe partir.
La ciencia asegura que existen enfermedades más frecuentes en las mujeres que en los hombres. En oportunidades, esto tiene su razón en las características biológicas propias del sexo femenino; en otras, los motivos se fundamentan también en condiciones socioculturales.
Las mujeres son blanco de padecer enfermedades importantes y exigentes. Las enfermedades cardiovasculares son una de ellas, y al margen de la COVID-19, resultan ser la primera causa de muerte en el mundo. Afectan tanto a hombres como a mujeres, sin embargo, y haciendo a un lado condiciones que son determinantes en ambos géneros (diabetes, tabaquismo, obesidad y sedentarismo) existen otros factores de riesgo que son más frecuentes en las mujeres: depresión y estrés.
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El cáncer de mama, por su parte, afecta a una de cada ocho mujeres en el mundo. En cambio, menos del 1 % de los diagnósticos se dan en hombres. Es una enfermedad compleja, cuya recuperación, mayormente, implica la extirpación de la o las mamas (mastectomía) y de tratamientos largos y dolorosos.
Para una mujer su aspecto físico va de la mano con su femineidad; por ello se hace tan importante cumplir con el tratamiento de quimioterapias y radioterapias, según sea el caso, de la mano de un equipo interdisciplinario conformado también por familiares, amigos y psicólogo o especialista en salud mental. La espiritualidad, más allá de las creencias, también resulta imperante en el apoyo durante un tratamiento de este tipo.
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Otra patología que afecta en gran proporción a las mujeres es el cáncer de cuello uterino. Ésta es una de las enfermedades que se puede prevenir, según la OMS. También se puede curar, si se detecta a tiempo y se trata adecuadamente. A pesar de ello, es el cuarto cáncer más común entre las mujeres de todo el mundo.
Si no se adoptan medidas adicionales se prevé que la cifra anual de nuevos casos de cáncer del cuello uterino aumente de 570.000 a 700.000 entre 2018 y 2030, y que la cifra anual de muertes aumente de 311.000 a 400.000. La incidencia de este cáncer es casi el doble en los países de ingresos bajos y medianos, y sus tasas de mortalidad son tres veces superiores a las de los países de ingresos altos.
Las políticas en salud pública de los países deben estar enfocadas en cumplir con el 90 % de vacunación en niñas menores de 15 años, con el 70 % de las mujeres examinadas antes de los 35 años y, nuevamente, antes de los 45 años, a través de una prueba de alta precisión y de que el 90 % de las mujeres diagnosticadas con cáncer del cuello uterino reciban tratamiento (90 % de las mujeres con lesiones precancerosas y 90 % de las mujeres con cáncer invasivo). Esta es la única forma, según la OMS, de lograr bajar la incidencia y afectación de este tipo de cáncer.
Por su naturaleza, la mujeres son más vulnerables que los hombres a sufrir de depresión en una proporción de 2 a 1. Los cambios hormonales durante la adolescencia, el embarazo, la menopausia y los problemas premenstruales son algunas de las razones de esta predisposición.
Algunas realidades femeninas según la Organización Mundial de la Salud tienen que ver con el hecho de que:
- Las mujeres son más longevas que los hombres. En 2016 (última actualización), la esperanza de vida mundial al nacer era de 74,2 años para las mujeres y de 69,8 años para los varones.
- Sin embargo, la morbilidad es más elevada en las mujeres, que utilizan los servicios de salud más que los hombres, sobre todo los de salud reproductiva.
- Las enfermedades cardiovasculares son las que provocan el mayor número de defunciones entre las mujeres. Por lo que respecta al cáncer, el de cuello uterino y el de mama son los más frecuentes, y el carcinoma pulmonar, es la principal causa de defunción.
- La depresión es más común en las mujeres (5,1 %) que en los hombres (3,6 %). En el caso de la depresión unipolar, es dos veces más frecuente.
- Una de cada tres mujeres puede sufrir agresiones físicas y sexuales en algún momento de su vida. No pasa igual con los hombres.
- Las mujeres y las niñas de poblaciones desplazadas a la fuerza o que viven en zonas de conflicto se ven más afectadas por las perturbaciones de los sistemas de salud, las dificultades para acceder a la atención sanitaria y a las violaciones y demás formas de violencia en contextos bélicos.
- Cada día, cerca de 830 mujeres fallecen por causas prevenibles relacionadas con el embarazo y el parto.
- La mayoría de las personas infectadas por el VIH son también mujeres, especialmente las jóvenes de 15 a 24 años.
- En los hogares y las comunidades, las mujeres son, sobre todo, quienes se ocupan de procurar cuidados a otras personas.