COVID de larga duración: el enigma que la ciencia aún no descubre

A un año de la aparición de la COVID-19, la enfermedad que ha cobrado más de 2 millones de vidas en el mundo, y se está comprobando que deja secuelas de largo plazo en quienes se recuperan y esto preocupa a la Organización Mundial de la Salud (OMS). La ciencia, que, en un tiempo récord ha descubierto la vacuna que acabaría con la patología, tiene un gran reto al descubrir y darle respuesta al llamado Post COVID o COVID de larga duración.

No hay respuestas claras aún al respecto. El máximo ente sanitario del mundo invitó a los expertos a encontrar una respuesta de los síntomas que persisten luego de haber superado la enfermedad.

Janet Diaz, directora de atención clínica de la OMS y responsable del equipo a cargo de la respuesta al nuevo coronavirus, informó que la COVID de larga duración está requiriendo tanta atención como el estudio de las variantes del virus y el desarrollo de las vacunas.

Foto cortesía: elcomercio.pe.

Y es que sigue sin saberse por qué algunas personas presentan cansancio extremo, dificultades respiratorias o problemas neurológicos y cardíacos, a veces graves, luego de haber superado la enfermedad. “No sabemos verdaderamente qué es la COVID de larga duración. Todavía hay mucho para aprender, pero confío en la movilización de la comunidad científica”.

Estudios disponibles muestran que cerca del 10 % de los enfermos presenta síntomas un mes después de haberse contagiado y por el momento no se tiene idea de por cuánto tiempo pueden persistir. Lo que es desconcertante, asegura la vocera de la OMS, es que el perfil de los pacientes que lo sufren no coincide con el de las personas más vulnerables: los ancianos y aquellos que sufren de factores agravantes. No hay un parámetro de comorbilidades, edades y síntomas. No a todos se les manifiesta de la misma manera.

Para indagar más al respecto, la OMS organizó para el próximo 9 de febrero el primer seminario virtual sobre COVID largo, que reunirá a médicos clínicos, investigadores y expertos para encontrar una definición de la enfermedad, darle un nombre formal y armonizar los métodos para estudiarlo.

Imagen cortesía: sen.es.

Por su parte, la Clínica Mayo, una de las más reconocidas del mundo, asegura que entre los síntomas que persisten con más frecuencia luego de haber superado la enfermedad son:

  • Fatiga.
  • Falta de aire al respirar.
  • Tos.
  • Dolor en las articulaciones.
  • Dolor en el pecho.

Otros signos y síntomas a largo plazo pueden incluir:

  • Dolor en los músculos o dolor de cabeza.
  • Latidos rápidos o fuertes del corazón. 
  • Pérdida del olfato o del gusto. 
  • Problemas de memoria, de concentración, o para dormir. 
  • Erupciones o pérdida del cabello. 

“Aunque la COVID-19 se considera una enfermedad que primariamente afecta los pulmones, también puede dañar a muchos otros órganos. Este daño puede aumentar el riesgo de problemas de salud a largo plazo”.

Según la Clínica Mayo, los órganos que pueden estar afectados por la COVID-19 incluyen:

  • El corazón: las pruebas por imágenes tomadas meses después de la recuperación de la COVID-19 han mostrado daño duradero al músculo cardíaco, aun en el caso de las personas que presentaron solamente síntomas leves de la COVID-19. Esto puede aumentar el riesgo de insuficiencia cardíaca u otras complicaciones cardíacas en el futuro.
  • Los pulmones: el tipo de neumonía que con frecuencia se asocia con la COVID-19 puede causar daño duradero a los diminutos sacos de aire (alvéolos) en los pulmones. El tejido cicatricial resultante puede llevar a problemas respiratorios a largo plazo.
  • El cerebro: aun en la gente joven, la COVID-19 puede causar accidentes cardiovasculares, convulsiones y el síndrome de Guillain-Barré- una afección que causa parálisis temporaria. La COVID-19 también puede aumentar el riesgo de desarrollar la enfermedad de Parkinson y de Alzheimer.

“Todavía no se sabe mucho sobre cómo la COVID-19 va a afectar a la gente con el tiempo. Pero los investigadores recomiendan que los médicos vigilen de cerca a las personas que han tenido laCOVID-19 para ver cómo están funcionando sus órganos después de su recuperación”.

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