Un nuevo año escolar comenzó en Colombia. Muchos padres estaban esperanzados de que la alternancia sería la modalidad a través de la cual las cargas domésticas y laborales, que se habían conjugado en un mismo espacio, volverían a tener momentos independientes. Pero no ha sido así, en Bogotá, la casi inexistente disponibilidad de cupos en Unidad de Cuidados Intensivos y el aumento de casos positivos de COVID-19 han obligado a un retorno de clases virtual. Sin embargo todo puede cambiar.
La virtualidad en el 2020 tomó por sorpresa a muchos, al punto que los índices de casos de violencia intrafamiliar y deserción escolar aumentaron. Para este 2021, considerando los cambios que se vislumbran en las dinámicas laborales y escolares, resulta conveniente seguir instrucciones de quienes, desde su conocimiento, pueden ayudar a las familias a cumplir con jornadas más saludables, que promuevan la unión familiar, el rendimiento académico y el cumplimiento de las responsabilidades laborales.
Entrevistamos a Yennifer Romero Ariza, psicóloga egresada de la Universidad del Bosque y orientadora del Colegio Emilio Valenzuela, quien, desde su experiencia profesional considera que tanto los padres como los hijos (estudiantes) pueden cumplir con lineamientos que permitan una convivencia más sana durante este año de incertidumbre.
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Asegura que la virtualidad no es el ideal en el proceso de enseñanza de los niños y adolescentes. “Sin duda los niños necesitan de esas interacciones cara a cara para recibir una educación más adecuada; por el contacto social y una cantidad de dinámicas que se ven unidas a la educación y que van más allá del aprendizaje, sin embargo, esta es una realidad que estamos viviendo y nos toca asumirla de la mejor manera”.
“Ningún mar en calma hizo experto a un buen marinero. A veces necesitamos esas grandes olas, conflictos y situaciones apremiantes para aprender, valorar y reconocernos en las labores como trabajadores, padres de familia, esposos, hermanos, amigos e hijos. Esto que estamos viviendo nos está llevando por el camino de avanzar”.
Romero asegura que las rutinas son la base del éxito para lograr una sinergia adecuada en este contexto. Les recomienda a los padres seguir estos consejos, con el objetivo de minimizar el impacto de las clases virtuales y tener resultados más positivos:
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- Las rutinas son las herramientas más importantes: el cerebro de los niños, tanto como el de los adultos, está muy atento a ese simbolismo de cumplir con rutinas diarias (levantarse a determinada hora, desayunar, ducharse y vestirse, etc.). Las rutinas deben estar enmarcadas no solo en lo académico sino también en el día a día y fuera del contexto escolar, al cumplir con actividades lúdicas y domésticas también. Es la herramienta principal para el éxito de toda dinámica.
- El espacio en el que ejercen la labor académica: debe ser un lugar lo más limpio posible de distractores. Un lugar dotado con lo necesario para que el niño y adolescente cumpla su deber escolar. Debe ser un espacio acordado entre los padres y el hijo. “Lo ideal es planear y arreglar el especio junto al niño, de modo que él se sienta bien y forme parte importante de las decisiones”.
- Validar las emociones y sentimientos del niño: en el caso de que el estudiante se note perdido, desconcentrado o con cierto desinterés hacia sus clases, es muy importante detenerse a saber qué pasa con él. Sentarse a hablar con él es la primera medida. Preguntarle cuáles son sus sentimientos y saber interpretar sus respuestas. Conversar con él, de una manera sincera y alentadora, con la intención de hacerle saber que se trata de un momento finito, que en algún momento va a terminar. “Validar las emociones permite que el niño se pueda expresar y compartir sus sentimientos. El niño ve que hay alguien que lo está respaldando y entendiendo”.
- Promover actividades de esparcimiento: luego de cumplir con sus responsabilidades académicas es importante que el niño tenga un espacio para distraerse- lejos de pantallas- junto a sus papás, en familia o con amigos. Es necesario sacarlos de su rutina escolar y del encierro que implican las clases virtuales. Promover encuentro con amigos, respetando los protocolos de bioseguridad, es muy importante.
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Recomendaciones para los padres:
- La base está en la organización: como adulto también debemos tener rutinas. Aunque hay momentos y situaciones que se salen de las manos; se trata de entender que son momentos puntuales, y que, con organización, la mayor cantidad de situaciones se puede controlar.
- Validar la emoción y parar antes de actuar: en el momento en que la relación clases virtuales- hogar- trabajo se sale de control es necesario que los adultos paren. Comprender cuál es su emoción en el momento es indispensable antes de actuar; de ahí la importancia de detenerse antes de decir o hacer algo. “Si estoy en el trabajo no podría saber si mi hija o hijo está llorando por alguna situación, pero en este momento sí lo estoy viendo y eso me hace entrar en conflicto. Entonces lo mejor es parar, respirar y- antes que entender la emoción del niño- debo entender la mía para darle paso a la calma y resolver el conflicto”.
- Cuidarse del síndrome del quemado o Burnout: el síndrome consiste en un estado de agotamiento físico, mental y emocional, causado por el cansancio psíquico o estrés que surge de la relación con otras personas en un dificultoso clima laboral. “Cuando, en este momento de pandemia y trabajo en casa no sabemos dar espacio a los quehaceres, responsabilidades laborales y paternidad también entra el síndrome del quemado al juego. Los horarios ayudan a plantear lo que hay que hacer y a parar cuando es necesario parar. Mantener la rutina lo más parecida a cuando estaba en la oficina, es sin duda la mejor manera de controlar las situaciones”.