La población infantil ha sido una de las más perjudicadas con la pandemia del Covid-19. En Colombia, desde mediados de marzo el sector educativo suspendió la presencialidad en su totalidad y en todos sus niveles y, en septiembre, contadas instituciones abrieron sus puertas, en una especie de plan piloto que daría indicios de las medidas que deben tomarse para el año escolar 2021.
En el mediano plazo las consecuencias comenzaron a verse: denuncias de violencia intrafamiliar, infantil, ansiedad en los niños y depresiones fueron algunas de las alteraciones negativas provocadas por el encierro. A la par, y en un intento desesperado de tratar de entender cómo se comporta el Covid-19 en la población infantil, comenzaron a hacerse investigaciones al respecto y, aunque aún no hay datos concretos y determinantes en este sentido, todo indica- hasta ahora- que la nueva enfermedad no ataca gravemente a los niños y que ellos no son portadores importantes del virus.
Según ha explicado Álvaro Galiana, ex secretario de la Sociedad Latinoamericana de Infectología Pediátrica (SLIPE), lo que la evidencia indica hasta el momento sobre la baja afectación que tienen los niños como agentes importantes en la transmisión del Covid-19 da lugar a que esta población inicie de nuevo sus actividades escolares, pues este espacio no sólo es importante en lo académico sino también en lo social y emocional.
“La sociabilización es imprescindible para un buen desarrollo y crecimiento. Los niños deben estar con sus pares aprendiendo a convivir y específicamente fuera del ambiente familiar”.
Para el experto, las patologías pediátricas que motivan la inasistencia de un niño a la escuela son las mismas que se manejaban antes de la pandemia: virus respiratorios, afectaciones estomacales, etc. No es recomendable enviarlos si el niño está inmunocomprometido o si tiene alguna enfermedad crónica o importante. Las decisiones deben partir de las recomendaciones médicas. “Cuando son diabéticos y están controlados deben ir, no es una contradicción”.
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Respecto al cuidado que debe haber con personas vulnerables al Covid-19, que pertenecen al mismo núcleo familiar del infante, el doctor Galiana asegura que la atención debe centrarse en la persona que tiene riesgo alto, no en la limitación de las actividades del niño.
“Cuando hablamos de problemas de los convivientes de los niños debemos volver a entender que es una epidemia que se va a instalar en la población, no va a desaparecer. Si hay personas que conviven con el niño, deberemos cuidar a esas personas, pero de ninguna manera puede dejar el niño de concurrir a la escuela, no podemos poner de rehén al niño para cuidar al abuelo”.