Cuáles son las medidas más y menos efectivas en la lucha contra el Covid-19

Con el tiempo, cuando la pandemia del Covid-19 sea un recuerdo de la historia reciente, muchos de los modos adoptados ahora para combatir con su propagación causarán asombro y hasta incredulidad en las personas que no lo vivieron. Incluso hoy, cuando aún no se cumple un año desde que la enfermedad se extendió por el mundo, hay medidas de mitigación que, a la luz de la lógica de algunas personas, parecen absurdas.

“Cuando el Gobierno nacional autorizó la salida de los niños por unas horas a los parques, yo salía con un atomizador de alcohol y muchas toallas húmedas con desinfectante y, antes de dejarlos subir a los rodaderos y columpios, me encargaba de limpiar todo. Hoy, es bastante desgastante seguir haciéndolo, además de que entendí que las probabilidades de infección por el contacto con estas superficies son bajas y que lo importante es no tocarse ojos, boca y nariz y lavarse las manos lo antes posible”, asegura Maritza Romero, residente del norte de Bogotá.

“Me compré ropa impermeable. Cada vez que salía de la casa me cubría toda con ese overol y luego lo lavaba. También salía con guantes, lentes de seguridad, tapabocas y alcohol. Con el paso del tiempo he comprendido que solo es necesario llevar conmigo el desinfectante y el tapabocas y mantener una distancia prudente con respecto a las demás personas”, dice Belén Jaramillo, desde Barranquilla.

Un equipo de la Universidad de Viena, liderado por el investigador Nils Haug, combinó las cuatro metodologías de evaluación más comunes para arrojar un puntaje total y así clasificar las diferentes intervenciones que se han hecho para mitigar el Covid-19 y determinar, entre tantas medidas no farmacológicas, cuáles son o no efectivas en sus objetivos.

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La importancia de este estudio radica en que, según los investigadores, “saber cuáles son estrategias no farmacológicas más efectivas permitiría implementar, de manera acertada y oportuna, una secuencia específica de intervenciones clave para combatir un resurgimiento de la nueva enfermedad o cualquier otro brote respiratorio futuro”.

Gráfica cortesía: El Espectador.com

En el contexto colombiano, vale la pena recordar que, en marzo, cuando apenas empezaban a aparecer los primeros casos de Covid-19, el Ministerio de Salud y Protección Social consideraba que no era necesario usar tapabocas, a menos que la persona estuviera enferma o fuera cuidador de alguien enfermo. Al cabo de un mes o un poco más tal vez, el uso de tapabocas empezó a ser obligatorio. Hoy, está comprobado que es una de las tres medidas de bioseguridad clave y sagrada en esta lucha contra el nuevo Coronavirus.

Los autores del estudio– publicado en la revista Nature Human Behavior- concluyeron que ninguna intervención “actúa como una solución milagrosa en la propagación del Covid-19, pero una combinación de las más efectivas si apuntan a aplanamientos en la curva de contagios cuando son bien implementadas”.

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En este sentido, aseguran que entre las intervenciones más efectivas en el contexto sanitario actual destacan las cancelaciones de eventos masivos- incluso reuniones de 50 personas o menos- trabajo obligatorio desde casa y cierre de instituciones educativas.

“Mientras que en estudios anteriores, basados en un número menor de países, se había atribuido el cierre de escuelas por tener poco efecto en la propagación del Covid-19 la evidencia más reciente ha estado a favor de la importancia de este. Las restricciones de movimiento individual (incluido el toque de queda, la prohibición de reuniones y movimientos para actividades no esenciales o medidas que segmentan a la población) también se encuentran entre las medidas mejor clasificadas”. Sin embargo, advirtieron sobre los efectos adversos de algunas de estas medidas radicales. De ahí la importancia en el balance de las decisiones gubernamentales.

El informe resalta que las estrategias de comunicación que apuntan a empoderar a las comunidades con información correcta sobre el Covid-19 pueden ser de crucial importancia para dirigirse a estratos demográficos específicos que desempeñan un papel dominante en el impulso de la propagación de la enfermedad. 

Al margen de lo que aún indica la Organización Mundial de la Salud, los autores consideran que las medidas para desinfectar y limpiar superficies y objetos en lugares públicos y semipúblicos no son eficaces en la lucha contra el virus.  

La conclusión del artículo cita: “en ausencia de una vacuna o medicación antiviral eficaz, el resurgimiento de casos de Covid-19 solo puede detenerse mediante una combinación adecuada de medidas no farmacológicas, cada una adaptada al país específico y a su época epidémica. Las intervenciones no farmacológicas menos disruptivas y costosas pueden ser tan efectivas como las más intrusivas y drásticas (por ejemplo, un bloqueo nacional)».

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