Como resultado de la 71 Asamblea General de la Asociación Médica Mundial (AMM), países como Francia, España, Uruguay, Brasil, Sudáfrica, Corea del Sur y Australia aprobaron una «Resolución Urgente», que insta a los gobiernos de todo el mundo a reconocer que la infección por SARS-CoV-2 sea considerada una enfermedad profesional y que la profesión médica sea declarada una profesión de alto riesgo. También solicitaron que la atención a los profesionales de la salud sea una prioridad, especialmente en el ámbito de la salud mental.
El objetivo es reconocer la lucha de la profesión médica contra el Covid-19 a través de esta «Resolución Urgente», en la que se aboga por distintas acciones y consideraciones en la lucha frente a la nueva enfermedad. Entre ellas suministrar equipos y material de protección personal suficiente para los profesionales de la salud, que permita una atención médica segura y garantice la disponibilidad de este material en el caso de presentarse nuevos brotes.
La AMM también busca luchar contra la violencia hacia los médicos y contra cualquier muestra de su estigmatización. Algunos hechos violentos que se ha suscitado en el mundo contra los galenos, en el marco de la emergencia sanitaria planteada por el Covid-19, es otro de los motivos para que los médicos sean considerados trabajadores con alto riesgo. La asociación recordó que se debe de apoyar a la profesión médica que continúa cumpliendo su compromiso con la ciencia y con las personas enfermas.
Las organizaciones han instado a los gobiernos a adoptar un enfoque multilateral y coordinado a escala global para promover la igualdad en las intervenciones, el acceso a los servicios de salud, los tratamientos y las futuras vacunas.
A juicio de la AMM es imprescindible proporcionar financiamiento suficiente a los sistemas de salud para que puedan hacer frente a los costos de la pandemia y garantizar una atención médica accesible y de calidad. Considera que las asociaciones médicas nacionales y la Asociación Médica Mundial deben fomentar una participación activa en la planificación y gestión de todas las etapas de respuesta a la epidemia.
«El profesionalismo médico actual es una de las pocas y últimas defensas que tienen los pacientes gravemente enfermos, excluidos e indefensos para mantener un mínimo de salud, calidad de vida y dignidad humana».
Situación colombiana
Gustavo Quintero, presidente de la junta directiva de la Asociación Colombiana de Facultades de Medicina (ASCOFAME), considera que en Colombia no se ha hecho nada para considerar la profesión médica una práctica de alto riesgo.
Si esta consideración se llega a dar cambiaría por completo el ejercicio médico en el país, a favor de la profesión y del paciente.
«Ésta debería ser una declaración maravillosa que el país debe asimilar, y ver cómo se acomoda a ella. Desde hace varios años venimos diciendo que la medicina es una profesión riesgosa y peligrosa. La medicina tiene una magnitud de riesgo alto, tanto para el asegurador como para el empleador y para el ejercicio».
Para el doctor Quintero la medicina es una profesión de riesgo porque tiene muchos frentes: el paciente es un riesgo para el ejercicio de la medicina por las complicaciones de las enfermedades, el sistema de salud es riesgoso porque impone restricciones, por ejemplo, hacer una consulta en un tiempo limitado y reducido.
«Cuando alguien trabaja en una profesión de alto riesgo, los actores deben tomar en cuenta eso para la contratación, aseguramiento, condiciones de trabajo y hacer valer los estándares de prestación de servicio dentro de la escala de riesgo de lo que se está haciendo. Sería la decisión más oportuna, y a la vez tardía porque se trata de una profesión de alto riesgo desde hace muchos años».
Gustavo Quintero, presidente de la junta directiva de ASCOFAME.
Para el líder de ASCOFAME, el ejercicio de la medicina es más peligroso que el ejercicio de un piloto de avión, pues éste cuenta con estándares de seguridad altos, que disminuyen el riesgo de accidentes, en cambio los riesgos asociados al ejercicio médico siguen siendo altos. «La OMS se ha tardado en declararlo así».
En Colombia, asegura Gustavo Quintero, los trabajadores de la salud enfrentan la enfermedad sin estar contratados y con una figura de prestación de servicios que no les reconoce riesgos profesionales, ni les ofrece los elementos de protección personal necesarios para atender una enfermedad respiratoria tan peligrosa y contagiosa como el Covid-19.