El confinamiento provocado por la pandemia del Covid-19 ha traído a la palestra de sintomatología un concepto que nació en Estados Unidos y Canadá a principios del siglo pasado: el Síndrome de la Cabaña o Cabin Fever. Se trata de un término de la psicología popular, que no se encuentra en el sistema de clasificación diagnóstica de la psicología como ciencia y tampoco tiene nada que ver con el miedo a salir, luego de un periodo prolongado de encierro.
Conversamos con Pedro Pablo Ochoa, director encargado de Campos, Programas y Proyectos del Colegio Colombiano de Psicólogos, quien nos aclaró varios puntos importantes sobre el mencionado síndrome. La primera aclaración que hizo el experto está relacionada con el verdadero significado del concepto, el cual se refiere a la sensación de malestar e insatisfacción general provocada por el encierro prolongado, bien sea solo o acompañado.
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“El término se dio a partir del malestar que sentía la gente de los lugares más fríos y apartados de Estados Unidos y Canadá, cuando estaban varios meses aislados por el invierno. Lo llamaban también Locura de Pradera o Locura de Montaña. También se ha visto en astronautas, prisioneros en las cárceles y hoy en día se ha retomado el término para describir lo que siente o sufre la gente por el encierro provocado por el confinamiento de la pandemia”.
No es un concepto que haya sido oficialmente acuñado por la psicología o la psiquiatría.
Se trata de una combinación de síntomas que no están claramente delimitados. Asegura el experto que no existe una definición técnica al respecto, pero hace referencia a la irritabilidad, a la molestia, al hastío, tristeza y sensación general de insatisfacción que genera el encierro prolongado.
Para Ochoa lo que se ha visto en las descripciones es que uno de los detonantes principales para describir el síndrome es el aislamiento, pero también ha ocurrido en personas que están encerradas cuidando a niños o a ancianos. Los síntomas que se han descrito tienen que ver con la sensación de desasosiego por sentirse enjaulado. Aclara que no tiene nada que ver con el miedo de volver a enfrentarse a los temores del exterior, tras mucho tiempo de encierro.
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“En algún momento, por alguna confusión, comenzaron a utilizar el concepto de Síndrome de la Cabaña para referirse al miedo a salir, pero es totalmente erróneo. No existe un concepto técnico que se refiera al miedo a salir. Cuando ya es muy exagerado el miedo, que sí está codificado, se habla de la agorafobia. Una fobia particular, que implica el temor exagerado a estar solo en la calle o en algún lugar público en el que le pueda pasar algo malo a la persona o pierda el control”.
Pedro Pablo Ochoa, director encargado de Campos, Programas y Proyectos del Colegio Colombiano de Psicólogos.
El especialista explicó que lo que ocurre en este momento con el temor que algunas personas tienen de volver a salir está relacionado con razones diferentes y, la mayoría de las veces, justificable: hay gente que descubrió, por ejemplo, todas las ventajas del teletrabajo y se sienten mejor en casa, pero ese no es un problema. Otras personas sienten temor de salir y contagiarse, y tienen razones importantes para sentirse así. Se trata de temores comprensibles. No quiere decir que sea una patología, daño o trastorno.
El temor se convierte en un problema cuando interfiere con los elementos importantes de la vida de una persona. Cuando alguien se resiste a hacer actividades significativas para su vida; como trabajar, estudiar, tener actividades sociales y hasta familiares, porque existe un temor muy grande por algo. Eso sí debe llamar la atención. «Cuando el miedo, que es normal, empieza a convertirse en algo que va más allá y empieza a ser incapacitante en las cosas importantes de la vida, entonces puede considerarse una fobia».