Buena parte de la comunidad científica del mundo está insistiendo en la necesidad de que los organismos encargados de la salud pública actualicen las consideraciones de transmisión del Covid-19 que están planteadas a la fecha, pues aseguran que la nueva enfermedad sí tiene capacidad de viajar en el aire y propagarse por esta vía. Ayer, la Revista Science publicó una carta en la que científicos de varias universidades del mundo insisten que «hay una evidencia abrumadora a favor de que la inhalación del SARS-CoV-2 representa una vía principal de transmisión de la enfermedad”.
“Existe una necesidad urgente de armonizar los debates sobre los modos de transmisión del virus en todas las disciplinas para garantizar las estrategias de control más eficaces y proporcionar una orientación clara y coherente al público. Para ello, debemos aclarar la terminología para distinguir entre aerosoles y gotitas, utilizando un umbral de tamaño de 100 μm (micrometros), y no de los 5 μm (micrometros) históricos. Este tamaño separa de manera más efectiva su comportamiento aerodinámico, la capacidad de ser inhalado y la eficacia de las intervenciones”.
Los expertos en la carta explican que los virus en gotitas (mayores de 100 μm) generalmente caen al suelo en segundos, a 2 metros de la fuente, y pueden rociarse como pequeñas balas de cañón sobre individuos cercanos. Debido a su rango de recorrido limitado, el distanciamiento físico reduce la exposición a estas gotas. Los virus en aerosoles (menores de 100 μm) pueden permanecer suspendidos en el aire de segundos a horas, como el humo, y ser inhalados. Están muy concentrados cerca de una persona infectada, por lo que pueden infectar a las personas más fácilmente en las proximidades. Pero los aerosoles que contienen virus infecciosos también pueden viajar más de 2 metros y acumularse en el aire interior mal ventilado, lo que lleva a eventos de súper propagación.
“Las personas con Covid-19, muchas de las cuales no presentan síntomas, liberan miles de aerosoles cargados de virus y muchas menos gotitas al respirar y hablar. Por lo tanto, es mucho más probable que uno inhale aerosoles, en lugar de gotas, por lo que el equilibrio de la atención debe centrarse en la protección contra la transmisión aérea”.
Revista Science.
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El grupo de científicos que firmó la misiva, quienes pertenecen a varias universidades estadounidenses, como las de San Diego, Maryland, Virginia Tech y la Universidad de la Jolla, instan a que, además de los mandatos existentes sobre el uso de mascarillas, el distanciamiento social y los esfuerzos de higiene, los funcionarios de salud pública agreguen una guía clara sobre la importancia de trasladar las actividades al aire libre, mejorar el aire interior mediante ventilación y filtración y mejorar la protección para los trabajadores de alto riesgo.
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Insisten en que la comunidad científica debe aclarar la terminología utilizada en relación con los aerosoles y las gotitas, y emplear un umbral de tamaño más moderno, en lugar del existente basado en los trabajos de la década de 1930.
A principios de septiembre un investigador muy citado en la literatura científica, quien pertenece a la Asociación Estadounidense para la Investigación de Aerosoles y la Unión Geofísica Estadounidense, José Luis Jiménez, advirtió a la Revista Time que los aerosoles resultan ser la forma de contagio más agresiva para la nueva enfermedad, razón por la cual estar al aire libre es 20 veces más seguro que estar en el interior de algún espacio. Aseguró que, aunque le planteó- junto con otros científicos- sus argumentos a la Organización Mundial de la Salud (OMS) y ésta actualizó su posición, lo hizo con un lenguaje que continúa expresando escepticismo sobre la importancia de esta vía contagio.