Mucho se habla de la incidencia que tendrá en el ser humano los efectos post pandemia. Diatribas ideológicas predicen cómo será la evolución de la conciencia y comportamiento ciudadano cuando el mundo haya superado la enfermedad más contagiosa y compleja de los últimos años. Sin embargo, lo que se evidencia hasta ahora es la continuación de conductas y acciones individualistas que siguen arremetiendo contra la salud y estabilidad de la especie y del planeta.
Históricamente, en Colombia y en el mundo los tapabocas y guantes de látex suelen ser implementos usados, desechados y eliminados con protocolos estrictos de manipulación y eliminación por parte de los centros de salud. Hoy, cuando en varios países se ha hecho rutinario y hasta obligatorio su uso, las calles, mares y sistemas de alcantarillado de las ciudades han resultado ser el destino de estos utensilios de protección.
En Hong Kong, en marzo, los ambientalistas ya estaban manifestando su preocupación por la gran cantidad de tapabocas que encontraron en las costas y campos. Gary Stokes, fundador del grupo ambientalista Oceans Asia, le comentó a la agencia Reuters, que las máscaras desechadas estaban agravado el problema de la contaminación y también estaban generado preocupación por la propagación de gérmenes. En ese momento encontraron 70 máscaras desechadas en un tramo de playa de 100 metros y cuando regresó, una semana después, habían más de 30 nuevas.
En Colombia, el Gobierno nacional lucha para contener la propagación del Covid-19. Los esfuerzos están abocados en sostener el sistema de salud y la economía. Sin embargo, no hay políticas relacionadas con la manera cómo desechar los tapabocas y guantes que el ciudadano está utilizando en su afán de no contaminarse con el nuevo Coronavirus.
Los resultados pueden ser devastadores para el ecosistema, sin contar el peligro de contaminación y salud pública que estos implementos mal desechados pueden ocasionar. Además de los problemas que ocasiona para las ciudades el colapso del sistema de alcantarillado, producto del cúmulo de basura.
Acciones locales para mitigar la contaminación
La Corporación Autónoma Regional del Alto Magdalena – CAM del Huila- inició una campaña ambiental en marzo, que busca, desde el principio de la pandemia en el país, mitigar los efectos contaminantes de los tapabocas y los guantes mal desechados.
Ésta se volvió una campaña nacional que emprendieron las 33 Corporaciones Autónomas Regionales a través de la Asociación de Corporaciones Autónomas Regionales y de Desarrollo Sostenible (ASOCARS). La idea de la campaña es que las personas realicen una adecuada disposición de los residuos de guantes, tapabocas, pañitos, recipientes de antibacterial, frascos de alcohol, entre otros elementos, cuyo uso ha incrementado en el país por la emergencia sanitaria actual.
Camilo Augusto Agudelo, director general de la CAM, manifestó a Revista Semana que “las corporaciones están invitando a toda la ciudadanía a realizar una adecuada disposición de estos residuos, que hemos empezado a ver en las calles, andenes, canaletas de aguas lluvias y otros sitios. El vidrio y el plástico de geles y alcohol se pueden disponer en la caneca blanca, mientras que los guantes y tapabocas en la caneca verde”.
En aras de contener el contagio del Covid-19, no sólo es suficiente el distanciamiento social. La manipulación y adecuado desecho de los implementos actualmente utilizados para protegerse del nuevo Coronavirus son imperantes para mantener un ambiente sano, fuera del hogar, tomando en cuenta la salud de los demás y del mismo ecosistema.