“La epidemia de tabaquismo es una de las mayores amenazas para la salud pública que ha tenido que afrontar el mundo. Mata a más de 8 millones de personas al año, de las cuales más de 7 millones son consumidores directos y alrededor de 1,2 millones son no fumadores expuestos al humo ajeno”, sentencia la Organización Mundial de la Salud.
Además, casi el 80% de los mil cien millones de fumadores viven en países de ingresos medianos o bajos, donde la carga de morbimortalidad asociada a este producto es más alta. La OMS asegura que el tabaquismo aumenta la pobreza porque los hogares gastan en él un dinero que podrían dedicar a necesidades básicas como la alimentación y la vivienda.
Y es que, aunque hay más conciencia de su uso, efectos y modos de comercialización, la industria- en aras de innovar y calar en otros mercados- también ha evolucionado y en la actualidad al sector del tabaco se suma el del cigarrillo electrónico o vapeadores. Un tema relativamente nuevo con mucho por abordar, descubrir y controlar.
En Colombia, la situación legal del cigarrillo electrónico está en el limbo
La Comisión Séptima del Senado lleva un tiempo discutiendo el proyecto de ley que busca regular el uso del cigarrillo electrónico en el país, pero la pandemia del Covid-19 ha abordado estos espacios y hasta la semana pasada pudo retomarse el tema en el congreso.
La iniciativa busca que este tipo de productos tengan las mismas restricciones y categorización que el cigarrillo tradicional, al incluirlo en la ley antitabaco 1335 de 2009.
Puntualmente, el proyecto busca regular aspectos relacionados con:
- Sistemas Especiales de Administración de Nicotina (SEAN), son los vapeadores que usan cápsulas de nicotina, algunas veces saborizadas, y que son adictivos.
- Sistemas Sin Nicotina (SSSN), son los tipos de cigarrillos a los que se les instalan sustancias- cuyo contenido aún no es claro- y tienen sabores y esencias que pueden variar.
- Productos de Tabaco Calentado (PTC), son muy similares a los cigarrillos tradicionales, solo que no hacen combustión.
Si la intención del proyecto de ley llegara a cumplirse y los cigarrillos electrónicos quedan categorizados de la misma manera que los tradicionales, tendrían las mismas restricciones de consumo y comercialización (no acceso a menores de edad, prohibición de publicidad, difícil acceso en establecimientos comerciales, advertencias en sus empaques, impuestos, entre otras). La regulación por parte del El Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (Invima) también se haría obligatoria.
La discusión en el Senado cuenta con el aval del Ministerio de Salud y Protección Social, sobre todo en el aspecto de las advertencias sanitarias. La justificación de este proyecto, según los ponentes Norma Hurtado y Henry Fernando Correal, parte de que, a pesar de que este tipo de productos son menos nocivos que el cigarrillo tradicional, aún tienen altos niveles de sustancias cancerígenas.
La Organización Mundial de la Salud considera “indudablemente dañinos” los cigarrillos electrónicos o vapeadores y desaconseja su uso. «Son productos que se han convertido en una puerta de entrada del tabaco para la gente joven. Nuestra recomendación a los gobiernos es que los traten y regulen como productos de tabaco», expresó el julio de 2019 un responsable de la Unidad de Control del Tabaco de la OMS, Vinayak Prasad, al presentar un nuevo informe mundial sobre la evolución de la epidemia del tabaco.
Justificó su advertencia en el aumento de la popularidad de estos dispositivos en el mundo, que ya cuentan con 367 millones de usuarios, frente a 1.100 millones de fumadores de cigarrillos convencionales.
Efectos del cigarrillo electrónico según el Ministerio de Salud
- El uso de cigarrillos electrónicos durante al menos un año se asocia con un mayor riesgo cardiovascular y el uso diario duplica el riesgo de presentar infarto agudo de miocardio.
- El uso de estos dispositivos aumenta el riesgo de síntomas bronquiales y respiratorios. Los productos químicos presentes en el vapor del cigarrillo electrónico dañan las células y a largo plazo pueden aumentar el riesgo de desarrollar cáncer.
- La ingesta accidental de la nicotina causa intoxicación aguda, siendo más grave en niños.
- El uso de cigarrillos electrónicos con nicotina causa adicción y aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Según la cartera de salud, el uso de cigarrillos electrónicos aumenta el riesgo de consumo en adolescentes. La mayoría de razones comúnmente citadas por los niños, adolescentes y adultos jóvenes usuarios de estos productos son la curiosidad, el sabor y la baja percepción de daño comparado con otros productos del tabaco. El consumo incrementa tres veces más el riesgo de fumar cigarrillos convencionales, lo que sugiere que los cigarrillos electrónicos facilitan el consumo de productos de tabaco convencional e incluso de otras sustancias psicoactivas.
En Colombia, según el III Estudio Epidemiológico Andino sobre Consumo de Drogas en la población universitaria, se estimó que el 16% de los universitarios ha usado cigarrillos electrónicos alguna vez en su vida (Oficina de las Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito, 2016).