El Covid-19 sigue siendo una gran interrogante para el mundo. De a poco se van teniendo más indicios sobre la enfermedad. Tal parece que el distanciamiento social, y en lo posible, la cuarentena, resultan ser las medidas más efectivas para un virus que se propaga con rapidez y cuyos parámetros de mortalidad no han sido estándar en todos los países.
En Colombia, el confinamiento se produjo cuando el virus llevaba menos de un mes. Las medidas de contención y mitigación establecidas por el Gobierno nacional fueron determinantes en las cifras de los primeros meses. En efecto, la cuarentena logra contener la propagación del virus. El Gobierno busca, en lo posible, evitar el colapso del sistema de salud. Pero éste no es un país compatible con la pasividad laboral. La vicepresidenta Martha Lucía Ramírez bien lo dijo: el hambre podría ser más mortal que el mismo Coronavirus.
Es entonces cuando dos de los sectores económicos más importantes del país comenzaron a activarse y con ellos el repunte de casos positivos de Covid-19 en Colombia. Ayer fue el día con mayor cantidad de nuevos casos desde el 6 de marzo, 721 según el Ministerio de Salud y Protección Social, 16 mil 295 casos en todo el país y 592 muertes. Parece que la disciplina social confiada por las autoridades a la ciudadanía no ha tenido el efecto esperado.
Mucho se ha hablado de las estrategias de Suecia. Hoy en ese país no aplican sanciones efectivas, sino que invocan la disciplina y la responsabilidad. Recomiendan mantener distancia, lavarse las manos con frecuencia y otras estrategias de prevención, pero cafés, colegios, peluquerías y restaurantes permanecen abiertos.
El Gobierno solo prohibió las aglomeraciones de más de 50 personas y canceló los eventos deportivos y conciertos. Con esa estrategia, Suecia registra una tasa de 22 muertos por cada 100.000 habitantes, igual a la de Irlanda y mejor que la de Reino Unido y Francia.
Entonces, en un país con poco más de 10 millones de habitantes, las cifras parecen ser alentadoras si se comparan con otros países europeos, donde el efecto Covid-19 ha sido devastador. En el país escandinavo el primer caso se registró el 31 de enero, un mes antes que en Colombia y frente a sus medidas- un tanto flexibles- hoy Suecia cuenta 30 mil 377 contagios y más de tres mil muertes.
A diferencia de Colombia, los mayores de 70 años representan el 86% de las muertes registradas hasta ahora, situación que le hace al país sentirse seguro frente a las medidas de distanciamiento social establecidas, sin mayor obligatoriedad.
Anders Tegnell, epidemiólogo estatal de Suecia y autor intelectual de la estrategia que hoy emplea el país, informó a BBC Mundo que los índices de mortalidad se han registrado en la población adulta mayor, sobre todo en los asilos y que “la estrategia empleada en el país busca proteger la salud mental de la gente, así como lograr cierta inmunidad a largo plazo”.
En Suecia, aunque no hay una cuarentena decretada si se han empleado medidas de distanciamiento social, apoyo al teletrabajo y protección en casa de los adultos mayores. Todas- en términos generales- han sido acatadas por la ciudadanía sin advertencias ni comparendos económicos. La confianza en el Estado ha sido determinante.
Opiniones encontradas están dispersas en el mundo
Incluso la Organización Mundial de la Salud ha manifestado ser defensora de la cuarentena obligatoria y extendida lo más posible, pero ante la inminente extensión en tiempo de la enfermedad, resulta necesario que los países busquen alternativas al confinamiento, mientras una vacuna logre descubrirse y con ella un control más efectivo para el Covid-19.
A consideración de Mike Ryan, principal experto en emergencias de la OMS, «si queremos alcanzar una nueva normalidad, Suecia representa un modelo para volver a una sociedad en la que no tengamos confinamientos«.
Mientras tanto y hasta ahora, Colombia parece tener mejores resultados que Suecia, si se toma en cuenta la población de cada país, el tiempo de la enfermedad en cada territorio y las cifras de contagios y muertes dadas hasta ahora.
Queda seguir esperando el curso del virus y de la ciencia. Lo que queda claro hasta ahora es que la responsabilidad individual respecto al empleo de medidas de bioseguridad sigue siendo la mejor alternativa para evitar el contagio.