La Cuenta de Alto Costo (CAC) acaba de actualizar su guía sobre la situación del VIH/SIDA en Colombia. Pese a las estrategias que se han implementado en los últimos años, en América Latina aumentaron los casos nuevos de la patología en un 21 % y tan solo hubo una reducción del 8 % en las muertes entre 2010 y 2019. Un dato que sigue siendo preocupante es que el 77 % de las personas que viven con VIH (PVV) en la región conocen su estado y de estos el 60 % están en tratamiento. Para Colombia, ONUSIDA estimó que el 60 % de los casos han sido diagnosticados y el 75 % tienen acceso a la terapia antirretroviral (TAR).
La Cuenta de Alto Costo (CAC) es la principal entidad que realiza el seguimiento a las enfermedades de alto costo de acuerdo con la normatividad expedida por el Ministerio de Salud y Protección Social. Gracias a este seguimiento anual es posible monitorear el comportamiento en los casos que acceden al servicio de salud, medir los principales indicadores de gestión del riesgo en esta población, aplicar el mecanismo de distribución de recursos y proporcionar información con respecto al desempeño del país en el logro de estos objetivos mundiales.
La CAC ha evidenciado un aumento en el número de casos, pasando de 35.000 en 2012 a 123.490 en 2020; lo que podría indicar un esfuerzo por parte de las entidades en la búsqueda de los casos o también un aumento en la transmisión del virus.
Los datos muestran que, de los casos que se encuentran vivos y afiliados al sistema de salud (n= 116.862), el 94,70 % tienen formulación de la TAR y de estos, el 85,18 % ha logrado obtener la supresión viral, es decir, cargas virales menores de 1.000 copias/ml.
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«Si bien, pese a que no se alcanzaron el primero ni el tercer ’90’, que son metas de ONUSIDA, se ha observado un mejor comportamiento de estos indicadores a lo largo de los años de medición. Alcanzar la cobertura de TAR demuestra que es posible alcanzar las metas, sin embargo, se deben fortalecer las acciones en la búsqueda activa de casos y en el manejo oportuno de los mismos».
Según la Cuenta de Alto Costo, dado que la fuente principal de la mayoría de las nuevas infecciones por el VIH son las personas que desconocen su estado serológico o que no están vinculadas a la atención, los esfuerzos deben enfocarse en mejorar la detección de los casos, el inicio temprano de la TAR y garantizar la retención de las PVV en los programas de manejo de esta enfermedad, con la intención de lograr la supresión viral en la mayoría de estas personas; de esta manera se lograría disminuir la propagación del virus.
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“Minimizando las barreras de la atención, a través del manejo integral de los casos, la integración de la atención con otros servicios de salud, los programas de prevención del VIH y los incentivos financieros, se lograrán mejores resultados en las PVV y sus familias”.
Para el corte del 31 de enero de 2020 se presentaron 1.626 muertes entre las personas con diagnóstico de VIH, de las cuales el 36,72 % correspondieron a defunciones por SIDA, el 20,17% se consideró muerte por otra enfermedad no definitoria de SIDA y el 33,83 % fue reportado como causa externa.
Se desconoce la causa de fallecimiento en el 9,29% de los casos. La mortalidad ajustada por la edad fue de 3,31 por cada 100.000 habitantes, mostrando una disminución en comparación con el periodo anterior que fue de 3,78.
La meta de ONUSIDA después de 2015 es el fin de la epidemia para el año 2030. En diciembre de 2013, la Junta Coordinadora del Programa recurrió a ONUSIDA para respaldar los esfuerzos nacionales y regionales para establecer objetivos nuevos en materia de tratamiento del VIH después del año 2015. A modo de respuesta, las partes interesadas han llevado a cabo una serie de consultas sobre nuevos objetivos en todas las regiones del mundo.
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A escala mundial, las partes interesadas se han reunido en negociaciones temáticas sobre sociedad civil, medicina de laboratorio, tratamiento pediátrico, antirretrovírico, adolescentes y otros asuntos clave. ONUSIDA impulsó la iniciativa de reescribir el tratamiento del VIH y de considerar un objetivo final ambicioso, que, al menos en Colombia, no se alcanzó:
- Que en 2020 el 90% de las personas que viven con el VIH conozcan su estado serológico respecto al VIH.
- Que en 2020 el 90% de las personas diagnosticadas con el VIH reciban terapia antirretrovírica continuada.
- Que en 2020 el 90% de las personas que reciben terapia antirretrovírica tengan supresión viral.