Este 4 de febrero se conmemora el día de la lucha contra esta enfermedad que causó más de 47.000 muertes en el 2020. Análisis.
Redacción Gestarsalud
Pocas enfermedades causan tanto impacto emocional, familiar y social como el cáncer, que hace rato se consolidó como una tragedia para la salud pública. Y al tiempo que las cifras de vidas perdidas y enfermos van aumentando año tras año, el mundo dedica este 4 de febrero una nueva jornada para intentar revertir esta tendencia y hacer conciencia sobre la importancia de la prevención.
En Colombia, por ejemplo, el impacto del cáncer se mide en una cifra elocuente: en el primer año de la pandemia todos los tipos de cáncer sumados causaron 47.710 muertes, constituyéndose como la segunda causa de mortalidad por debajo del covid-19, que dejó 59.768 fallecimientos, y por encima ya de los infartos (44.896 decesos), según las estadísticas del Dane del 2020.
Ese año, de acuerdo con los datos de servicios prestados y reportados a la Cuenta de Alto Costo (CAC), se registraron 39.545 nuevos casos en el sistema de salud y se llegó a 416.289 pacientes con este diagnóstico.
Los datos que comparte el Instituto Nacional de Cancerología con base en las proyecciones que hace el observatorio Globocan indican que para el 2020 se esperaban 113.000 nuevos casos de cáncer y casi 55.000 muertes por esta causa.
Los tipos de cáncer que más fueron atendidos en el 2020 en el sistema de salud fueron, en hombres, próstata (17 por ciento), colon y recto (10 por ciento) y estómago (8 por ciento); y en mujeres los de mama (28 por ciento), cuello uterino (9 por ciento) y colon y recto (7 por ciento), según la CAC.
Mientras tanto, los más mortales en el 2020 fueron los de órganos digestivos, con 7.658 decesos causados; estómago (5.131); traquea, bronquios y pulmón (4.487); mama (3.542); próstata (3.384); y colon (3.206).
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A profundidad
A nivel mundial en el 2020 se presentaron más de 19 millones de casos nuevos de cáncer en el mundo y casi diez millones de muertes asociadas a este grupo de enfermedades, una cifra que para 2040 podría incrementarse un 63 por ciento, según Globocan. Pero es claro que estos datos son apenas una manera de ver el impacto de la enfermedad.
A nivel de sostenibilidad financiera, la Unión Internacional para el Control de Cáncer estima que el costo mundial de este mal para 2021 fue cercano a 1,16 billones de dólares, cifra con la que muchos países pagarían su deuda externa y se invertiría en mejoras para el gasto social. Y, por supuesto, está la afectación directa a la calidad de vida de los pacientes y su entorno familiar, que es incalculable.
Carolina Wiesner, directora del Instituto Nacional de Cancerología, explica que en Colombia todos los pacientes con cáncer, independientemente de su régimen de afiliación en salud, reciben atención integral para esta enfermedad de manera justa y equitativa y que todos los tratamientos están cubiertos por el Plan de Beneficios en Salud.
Wiesner, una de las principales autoridades en temas de cáncer en Colombia y una voz clave para entender la dinámica de esta enfermedad en el país, expone, no obstante, que el reto al que se enfrenta el sistema es el de lograr una detección temprana y un inicio de tratamiento oportuno en la mayoría de los casos.
«Es de gran importancia la detección temprana del cáncer atendiendo y canalizando adecuadamente las personas que presentan síntomas incipientes de la enfermedad o mediante pruebas de tamización, como la mamografía entre los 50 y 69 años, la citología vaginal, la prueba de ADN-VPH, el tacto rectal y el antígeno prostático, pruebas que se encuentran disponibles en la mayoría del territorio nacional a través del Plan de Beneficios en Salud. Así mismo se deben incorporar acciones de prevención primaria orientadas a reducir la incidencia de algunos tipos de cáncer, para los cuales se han identificado riesgos que son intervenidos desde promoción de la salud y la protección específica», insiste.
Vale decir que de acuerdo con los datos disponibles el país viene mejorando en esas dos misiones, pero aun hay mucho por avanzar. Para el año 2015 el 50 por ciento de los pacientes tardaban hasta 59 días en ser diagnosticados y en 2019 el 50 por ciento de los pacientes tardaron hasta 32 días.
Sin embargo, como aclara la CAC, hay diferencias entre regiones. La región Central registró el menor tiempo transcurrido para la obtención del diagnóstico con 56,07 días; por su parte, la región Oriental tuvo el mayor tiempo promedio de espera con 71,52 días. En la oportunidad del tratamiento la región con la mejor oportunidad fue Bogotá, con un promedio de 64,71 días, mientras que la región Pacífica con 75,38 días reportó los tiempos más prolongados.
Esas diferencias regionales, marcadas en parte por la capacidad diagnóstica y la disponibilidad de especialistas e instituciones prestadoras, se ve reflejada en la mortalidad.
Wiesner señala, por ejemplo, que para cáncer de cuello uterino el mayor riesgo se encuentra en las zonas periféricas del país, «puesto que las mujeres no tienen acceso suficiente a la atención y por eso tienen un mayor riesgo de morir por cáncer». Para el cáncer de mama, por el contrario, el mayor riesgo de morir se encuentra en las grandes ciudades, «porque es allí en donde tenemos un mayor índice de desarrollo humano y donde todos los factores de riesgo están centrados». Y para el de estómago los factores de riesgo están más en la alta montaña, apunta.
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Los avances
Wiesner es enfática en afirmar que Colombia ha mostrado avances importantes recientemente en la lucha contra el cáncer en el marco del Plan Decenal para el Control del Cáncer 2012-2021.
Menciona, entre otras, medidas como el aumento a los impuestos al tabaco en un 247 por ciento desde 2016 y la disminución de la prevalencia de consumo de esta sustancia; que la mitad del país ya haya adoptado la política integral de prevención y atención al consumo de sustancias psicoactivas, logrando reducción de consumo de alcohol; la expedición de la Ley 1968 que prohíbe el uso de asbesto; el desarrollo de las guías de práctica clínica para el cáncer de piel no melanoma; y la cobertura de vacunación contra el virus del papiloma humano (VPH), que para el 2020 fue de 26,8 por ciento con la segunda dosis.
La directora del INC también destaca otros hitos como la disminución de la tasa de mortalidad de cáncer de cuello uterino, que pasó de 9,06 en 2015 a 6,38 en 2018; la regulación y control de precios de medicamentos oncológicos y monitoreo de la calidad de los tratamientos oncológicos en el territorio nacional; la reglamentación de la ley 1733 de cuidado paliativo, que mejoró el abastecimiento de medicamentos opioides a cargo del Fondo Nacional de Estupefacientes (FNE); y el fortalecimiemto de la formación para el talento humano en salud en temas como prevención y detección temprana del cáncer.
«Todos estos elementos muestran un panorama esperanzador para ganar no solo la batalla, sino la guerra, pero se requieren acciones de autocuidado y reforzar la educación a la población en general, para poder combatir el cáncer, ya que, según datos de la Organización Mundial de la Salud, entre 30 y 50 por ciento de los casos de cáncer pueden llegar a ser prevenibles, pero el trabajo debe ser en equipo y por eso nuestro lema este año es: Juntos por el Control del Cáncer», concluye Wiesner.
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