Este tipo de trauma pone a las mujeres en riesgo de tener una mala salud cerebral, dice la investigadora principal.
Redacción Gestarsalud
Las mujeres que han sufrido violencia sexual tienen mayor riesgo de presentar un daño cerebral relacionado con condiciones como el deterioro cognitivo, la demencia y los accidentes cerebrovasculares, de acuerdo con un estudio presentado la semana pasada en la reunión anual de la Sociedad Norteamericana de Menopausia.
El trabajo estuvo liderado por Rebecca Thurston, profesora y directora del laboratorio de Salud Bioconductal de la Mujer en la Escuela de Graduados de Salud Pública de la Universidad de Pittsburgh (Estados Unidos), y fue publicado el 23 de septiembre en la revista ‘Brain imaging and behaviour’ (consúltelo acá)
Thurston y sus colegas quisieron investigar si las experiencias traumáticas causadas por agresiones sexuales tenían repercusiones a nivel cerebral y para eso reclutaron a 145 mujeres con una edad medida de 59 años sin antecedentes de enfermedad cardiovascular o demencia.
Las participantes llenaron cuestionarios, les tomaron indicadores físicos, de sueño y además les realizaron una resonancia magnética en el cerebro en búsqueda de hiperintensidades de la sustancia blanca (WMH, en inglés), que son marcadores de enfermedad de vasos pequeños del cerebro.
El estudio explica que las WMH se pueden detectar décadas antes de la aparición de la demencia y otros trastornos y por tanto pueden servir como marcadores tempranos de estos trastornos cerebrales. La hipótesis era que había una asociación entre las experiencias traumáticas y la aparición de WMH entre las mujeres de mediana edad.
El 68 por ciento de las mujeres participantes presentó al menos una experiencia traumática y la más común, en el 23 por ciento de ellas, fue la agresión sexual.
Se encontró que las mujeres con antecedente de cualquier trauma tuvieron mayor volumen de WMH que las que no habían pasado por experiencias traumáticas.
Y el principal hallazgo fue que un antecedente de agresión sexual se asoció con un mayor volumen de WMH. “La agresión sexual puede poner a las mujeres en riesgo de tener una mala salud cerebral”, indica el estudio.
De acuerdo con Thurston, con el uso de estas imágenes cerebrales se halló “que las mujeres con antecedentes de agresión sexual tienen mayores hiperintensidades de materia blanca en el cerebro, lo cual es un indicador de enfermedad de vasos pequeños que se ha relacionado con accidente cerebrovascular, demencia, deterioro cognitivo y mortalidad».
“Es casi como si tu cuerpo tuviera una memoria que puede no manifestarse completamente a través de síntomas psicológicos. La agresión sexual también deja huellas del trauma en nuestros cerebros y cuerpos», manifestó Thurston, según declaraciones que recoge CNN.
Este estudio se suma a la creciente evidencia sobre el impacto a largo plazo de la agresión sexual en el cuerpo y la mente, según menciona CNN. De hecho, un estudio de la propia Thurston en el 2018 encontró que las mujeres que informaron haber sufrido una agresión sexual previa tenían tres veces más probabilidades de experimentar depresión y el doble de probabilidades de tener una ansiedad elevada e insomnio que las mujeres sin antecedentes de trauma sexual.