Las cifras reportadas cada día están a niveles de los primeros días de la pandemia, pero el cuarto pico es posible, dicen expertos.
Redacción Gestarsalud
Colombia está en el momento más bajo de su pandemia de covid-19 desde mayo del 2020, cuando apenas se comenzaban a elevar las cifras camino a lo que fue el primer pico de la pandemia. Este martes, por ejemplo, las muertes reportadas fueron 26 y los casos nuevos 1.435 y la tendencia, por ahora, es que los principales indicadores sigan cayendo.
Y entonces, ¿se acabó la pandemia?
Esa pregunta ha sido común en muchos ciudadanos a medida que se conocen los reportes cada tarde de parte del Ministerio de Salud. Para intentar responderla hay que tener en cuenta los aspectos que influyen en la pandemia y algunos escenarios a los que puede llegar el país, pero en suma y a modo de anticipo: no, la pandemia no se ha acabado.
Antes de profundizar, una mirada a lo que está pasando con el covid-19 en Colombia. En todas las regiones las curvas de casos, muertes por fecha de ocurrencia, por fecha de reporte, ocupación de UCI, positividad de las pruebas y transmisibilidad vienen cayendo sostenidamente desde finales de junio, cuando se llegó a lo más alto de la tercera ola, en la que fallecieron la mitad de las personas que se han ido por cuenta de la pandemia.
Por ejemplo: hace dos meses, a mediados de julio, el promedio de casos nuevos cada día era de 18.215 y el de muertes 497. Hace un mes, a mediados de agosto, esos números se ubicaban en 4.111 infecciones y 143 fallecimientos. Y la semana pasada estos indicadores fueron 1.657 y 52, respectivamente.
Por otra parte, solo uno de cada seis pacientes que hoy están en unidades de cuidados intensivos son por covid-19, la positividad (proporción de casos confirmados entre las pruebas realizadas) anda en niveles históricos y el número de reproducción de virus (infectados que puede causar un caso) permanece por debajo de uno.
Andrés Vecino, investigador en sistemas de salud del Departamento de Salud Internacional de la Escuela de Salud Pública John Hopkins (Estados Unidos), hace ver que este descenso de la pandemia, además, es un fenómeno regional, que se está dando en todos los países.
Para muchos, estas cifras son más que esperanzadoras luego de los tres meses de alta afectación que vivió el país entre abril y julio, pero ¿se acabó la pandemia?
1. La inmunidad de la población
Para comenzar a entender el momento epidemiológico del país hay que decir que la tercera ola de la pandemia dejó 2,5 millones de infecciones detectadas, como en ningún otro momento desde marzo de 2020, por lo que muchas personas en ese tiempo adquirieron defensas naturales contra el covid-19.
Ahora, se sabe que las cifras reportadas no son indicativas de todas las infecciones y en ese sentido modelos del Instituto Nacional de Salud (INS) estiman que el 89 por ciento de la población ya tuvo contacto con el virus en algún momento a lo largo de la pandemia y desarrolló algún tipo de protección.
Luis Jorge Hernández, doctor en salud pública, explica que una pandemia se extiende hasta agotar susceptibles, es decir, aquellos quienes no se enfermaron en la primera oleada, ni en la segunda o la tercera ola. Y según expone, todavía hay muchos susceptibles, si se tienen en cuenta las personas sin antecedentes de infección y los no vacunados.
2. La inmunidad por vacunas
Aunque el ritmo del Plan Nacional de Vacunación no está en su mejor momento, a lo largo de siete meses ha logrado cubrir con una dosis a 21’809.845 personas y ya tiene a 15’817.661 con sus esquemas completos. Es decir, ya puso su cuota inicial de protección al 52 por ciento de la población objetivo (todos los mayores de 12 años del país) y el 37 por ciento ya recibieron su esquema completo (segundas dosis y monodosis).
Esa cantidad de personas vacunadas, aunque tienen riesgo de infectarse, tendrán un riesgo muy pequeño de sufrir desenlaces graves de covid-19 si es que entran en contacto con el virus, tal como han demostrado las vacunas usadas en Colombia en su efectividad. En este punto vale mencionar que la vacunación en Colombia ha avanzado con similares coberturas en la mayoría de las regiones del país.
En este sentido, los más susceptibles a sufrir de manera directa las consecuencias conocidas del virus
son quienes no han tenido contacto previo con el virus o con alguna de las vacunas disponibles. De hecho, en países como Estados Unidos que sufren la embestida de la variante Delta, la inmensa mayoría de las víctimas del virus son personas que no estaban vacunadas.
3. Las variantes
En el momento epidemiológico del país deben tenerse en cuenta los resultados de la vigilancia genómica que adelanta el Instituto Nacional de Salud, en la que se ha determinado que la mayoría de las infecciones registradas en la tercera ola pudieron deberse a la recién nombrada variante Mu del coronavirus (B.1.621), que, como se ha evidenciado, es mucho más transmisible que las formas originales del virus.
De acuerdo con la vigilancia genómica del país, esta variante aun no cede su lugar de predominancia frente a otras variantes que se han encontrado en Colombia, aunque la Delta es cada vez más representativa entre las muestras del virus secuenciadas.
En otras palabras, las nuevas variantes del virus que podrían llevar a nuevas olas aun no se hacen predominantes y, por tanto, el riesgo es menor.
En todo caso, Zulma Cucunubá, epidemióloga del Imperial College de Londres, explica que estos análisis genómicos son una fotografía de varias semanas atrás, por lo que solo con el tiempo se tendrá claridad de qué tan extendidas están estas variantes.
4. Hay riesgo de una nueva ola
La aparición de las nuevas variantes del coronavirus, justamente, es una de las razones que hacen pensar a las autoridades que una cuarta ola de la pandemia es altamente posible en Colombia, tal como afirmaron el viceministro de Salud, Luis Alexander Moscoso, y la directora del Instituto Nacional de Salud (INS), Martha Ospina, en el Puesto de Mando Unificado (PMU) del pasado viernes 10 de septiembre.
En esa reunión, Ospina presentó algunos escenarios epidemiológicos en los que se hace manifiesto ese incremento de casos desde mediados de octubre. Sin embargo, la funcionaria fue clara en que el impacto en la mortalidad dependerá del avance de la vacunación y de la conservación de las medidas de bioseguridad, especialmente
el uso de mascarilla, el lavado de manos y el evitar las aglomeraciones.
Si para entonces la vacunación ha logrado cubrir a la mayoría de la población (70 por ciento) es posible que el pico causado por Delta tenga un impacto menor en términos de casos y muertes que la ola vivida hace dos meses (entre abril y julio).
Martha Ospina indicó que las otras variables que se deben tener en cuenta en este escenario son el comportamiento ciudadano y la aplicación de las medidas de autocuidado, sobre todo en las poblaciones más vulnerables, que son los mayores de 50 años sin vacunar.
En este punto, todos los expertos consultados por Gestarsalud coinciden en que la cuarta ola de la pandemia es una posibilidad real. El doctor Luis Jorge Hernández señala, por ejemplo, que la intensidad de un cuarto pico “dependerá de que se hagan bien la cobertura de vacunación y las estrategias no farmacológicas”.
La doctora Zulma Cucunubá recordó que un modelo epidemiológico planteado para Bogotá también daba cuenta de la posibilidad de una nueva ola de la pandemia, aunque “predecir exactamente cuándo ocurrirá una ola es imposible”.
5. El posible impacto
¿Habrá una nueva ola? Es muy probable, según muestran los modelos y afirman los expertos. ¿Será más fuerte? Dependerá de varios factores, coinciden esas mismas fuentes.
Para Andrés Vecino, la alta inmunidad natural generada por el virus en las personas infectadas y sobrevivientes a la
infección y la generada por las vacunas reducen el riesgo de un nuevo repunte de casos. “Sin embargo, es posible que haya paquetes de población que no han sido vacunados o que no se han infectado y si una variante altamente transmisible como Delta llega a esos grupos, pueden generarse nuevos brotes. ¿De qué tamaño? Dependerá del tamaño de esos brotes y no creo que tengamos datos aun”, expone Vecino.
En ese sentido, afirma que habrá una menor mortalidad si los brotes se dan en personas vacunadas o que hayan padecido la enfermedad.
Zulma Cucunubá, a su turno, asegura que, tal como muestra su modelo, la aparición tardía de este cuarto pico (octubre-noviembre) llevaría a un impacto “más pequeño y con menor mortalidad pues habría ya un acumulado de vacunación cercano al 40 por ciento”.
A mediano o largo plazo, Vecino apunta que no considera que se vaya a acabar el covid-19 y este pasará a ser endémico y menos mortal. No obstante, es claro en que “la pandemia no se acaba hasta que se acabe para todo el mundo”.
6. Seguir cuidándonos
Cucunubá es clara en que independiente de estos escenarios el mensaje que se debe extender a la población general es el de uso de tapabocas en espacios cerrados; evitar aglomeraciones y ventilar adecuadamente los sitios cerrados y concurridos.
“Obviamente es un estado diferente de la pandemia. Las actividades deben retornar a lo normal, sólo que con cuidados básicos mientras acaba el año y vemos qué sucede con Delta”, manifiesta.
En eso coincide Elisa Torrenegra, directora ejecutiva de Gestarsalud, quien indica que al tiempo que la población debe procurar el autocuidado, las EPS deben continuar con la búsqueda activa de las personas mayores de 50 años sin vacunar que, hasta el momento, ha logrado aplicar más de un millón de dosis en estas poblaciones en las últimas semanas.