La situación de contagios de COVID-19, en lo que se denomina un tercer pico epidemiológico, el más largo y letal hasta ahora, tiene consternados a muchos sectores del país. La cantidad de vacunas aplicadas en el territorio nacional, al 28 de junio, es de 17.570.929 y un total de segundas dosis completadas de 6.331.714, sin embargo, en las últimas 24 horas, se confirmaron en Colombia 25.880 nuevos casos de COVID-19 y 606 fallecidos. Esa es la realidad de cada día en el territorio nacional, a pesar de los victoriosos pasos con los que avanza el Plan Nacional de Vacunación.
Muchas son las preguntas que se tejen en este sentido. Se supone que con la inmunidad que genera la enfermedad por, al menos, tres meses y la vacunación de las personas, las tasas de contagio deberían disminuir y con ella las muertes.
En países como Estados Unidos, Israel y Reino Unido la afectación de la COVID-19 ha mermado, al menos en número de muertes. La vacunación en masa y sin pérdida de tiempo es una de las medidas principales para encaminar con éxito una estrategia de inmunización de esta envergadura.
¿Pero, qué está pasando en Colombia? ¿Por qué a pesar de que las vacunas llegan y se aplican los números de casos positivos y muertes no bajan?
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Hay varias razones explicadas por los expertos sobre esta situación
Germán Vargas Lleras, líder del partido Cambio Radical, sentó una firme posición sobre la situación de los contagios en el país. En su columna de opinión publicada hace tres días en el periódico El Tiempo, dijo:
«Esta semana cruzamos el umbral de los 100.000 fallecidos por la pandemia en medio del debate sobre la responsabilidad que en este tercer pico tuvieron las marchas, las aglomeraciones y los bloqueos. Yo no tengo duda sobre las miles de vidas que el ejercicio irresponsable y abusivo del derecho a la protesta cobró en estas semanas y seguirá cobrando si el Gobierno nacional y las autoridades locales no ponen freno a esta locura. No hay un solo país en el mundo en donde se hayan permitido este tipo de manifestaciones bajo la pandemia. Ninguno que haya privilegiado el derecho a la protesta sobre el sagrado derecho a la vida. Salvo el nuestro. Los resultados están ahí, inocultables, llenándonos de hastío y vergüenza».
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Hace unos días, cuando el país superó los 100 mil fallecimientos por COVID-19, el ministro de Salud y Protección Social, Fernando Ruiz Gómez, invitó a la ciudadanía a no bajar la guardia con las medidas de autocuidado y a acudir a la vacunación si se encuentran priorizados en las etapas ya abiertas.
Uno de los planteamientos hechos por algunos sectores, de cara la situación epidemiológica nacional, es la posibilidad de volver a las medidas restrictivas como aislamientos preventivos obligatorios, restricciones de movilidad y pico y cédula.
Aunque no se descarta del todo esta opción, en palabras del ministro Ruiz, «en este momento el efecto ya está causado, las personas que fueron afectadas ya están en UCI y estamos viendo signos de manera lenta de reducción de demanda de camas en ciudades principales, lo cual es un indicador temprano de que se experimenta una reducción. Una baja larga, teniendo en cuenta que las muertes se dan tres o cuatro semanas después».
“En este momento no tiene sentido cerrar el país cuando el efecto en las UCI está causado. Primero se da el evento desencadenante, que podrían ser aglomeraciones o movilizaciones. Siete días después el contagio generado por ese efecto; 14 días después primeras hospitalizaciones y entradas a UCI. Lo que sucedió en el momento en que se generaron estas aglomeraciones y movilizaciones es que no se pudieron tomar medidas epidemiológicas porque era un tema masivo, así que en este momento no se podrían tomar medidas porque ya el efecto está causado».
Fernando Ruiz Gómez, ministro de Salud.
En este momento, la capital del país está experimentando lo que el ministro Ruíz denominó hipercontagio.
Estas últimas semanas Bogotá tuvo una tasa de positividad del 40 %, es decir, que de cada 10 pruebas COVID-19, cuatro resultaron positivas. Explica Revista Semana que, «esto no quiere que si una persona sale a la calle y se encuentra con otras 10, cuatro de ellas están infectadas. Pero si quiere decir que el riesgo de contagiarse es mayor en la capital que en otras partes de Colombia y del mundo. Para controlar una pandemia, los epidemiólogos señalan que, de cada 10 sospechosos, no más de cinco deben ser positivos. En Bogotá son 40”. Preocupante situación.
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Otras razones de peso
En entrevista con el Dr. Carlos Torres Martínez, infectólogo pediatra, profesor de la Universidad El Bosque e investigador, el experto aseguró que “siempre que vacunemos despacio y a poca cantidad de población va a haber más variantes y virus resistentes; de ahí la importancia de vacunar rápido, a la mayor cantidad de personas y sin tantas dificultades. Con eso las variantes quedan anuladas en su manejo».
Los estudios genómicos son determinantes para que los países puedan tomar las mejores decisiones en salud pública.
Dr. Carlos Torres Martínez, infectólogo de la Universidad El Bosque.
Cuando los gobiernos saben qué variantes están circulando en su territorio tienen la posibilidad de saber cuáles vacunas son más afectivas. En Colombia, asegura el profesor de la Universidad El Bosque, la cantidad de estudios genómicos son minúsculos y no se sabe, con precisión, qué variantes dominan en el país.
«En Inglaterra aparecen la mayoría de variantes porque las estudian y las encuentran. Hacen casi 10 mil estudios genómicos por día, lo cual es determinante para la evolución de las estrategias de salud pública. La variante india, por ejemplo, la han encontrado en más de 50 países y los estadounidenses creen que se va a volver su variante más importante en unos tres a cuatro meses y por eso tienen que aumentar, al menos, un 10 % la población vacunada para poder tener éxito».
Lo mismo ocurre con el rastreo: cuando un país tiene la capacidad de rastrear a su población en un tiempo corto tiene también la capacidad de saber cuál es al índice de positividad que hay y, por ende, saber qué políticas de salud pública tomar. Afirma que el rastreo en Colombia es limitado, si se compara con países donde la situación está más controlada.
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La responsabilidad individual y la voluntad ciudadana siguen siendo determinantes. Sin la colaboración de la sociedad civil las estrategias, de cara a controlar el virus, serán inútiles. En Colombia, los resultados de una prueba diagnóstica de PCR hecha, por ejemplo, por la Secretaría de Salud de Bogotá, puede demorar hasta 5 días en ser entregada. En este tiempo, quienes no sienten mayores malestares continúan con sus rutinas fuera del hogar. El aislamiento, en buena parte de los casos, no se da y esta situación es sumamente preocupante en el logro del control de la enfermedad.
En este sentido, las autoridades recuerdan que, si hay síntomas sospechosos y, aunque no los haya, si hubo contacto con alguna persona positiva, es necesario aislarse hasta tener los resultados de la prueba confirmatoria. Esta es la manera como la ciudadanía aporta en el control de la nueva enfermedad. Su participación y responsabilidad también es determinante, tanto como las políticas del Estado.