Hoy se conmemora el Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez, fecha en que las Naciones Unidad recuerda que algunas personas mayores, en el contexto de la pandemia, se enfrentan a vulnerabilidades adicionales en este momento. «El virus no solo amenaza la vida y la seguridad de las personas mayores, sino que, también, amenaza sus redes sociales, su acceso a los servicios de salud, sus trabajos y sus pensiones».
Según datos aportados por el organismo internacional, entre 2019 y 2030, se prevé que el número de personas de 60 años o más aumentará en un 38 %; pasando de mil millones a 1,4 mil millones, superando en número a la juventud a nivel mundial. Este crecimiento será especialmente mayor y más rápido en las regiones en vías de desarrollo y requiere que se preste mayor atención a los desafíos específicos que afectan a las personas mayores, incluso en el campo de los derechos humanos.
«El maltrato de las personas mayores es un problema social, que existe en los países en desarrollo y desarrollados y, por lo general, no se notifica suficientemente en todo el mundo. Tan solo en unos pocos países desarrollados hay tasas de prevalencia o estimaciones, que se sitúan entre un 1 % y un 10 %. Aunque se desconoce la magnitud del maltrato de los ancianos, su importancia social y moral es indiscutible. Por este motivo, este problema requiere una respuesta mundial multifacética, que se centre en la protección de los derechos de las personas de edad».
En un contexto sanitario como el actual, la seguridad que ofrecen, tanto el sistema del salud como el entorno afectivo, juegan un papel determinante para transitar esta etapa dignamente y en paz.
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Colombia, a pesar de que surgieran opiniones contrarias, decidió comenzar la inmunización contra la COVID-19 vacunando a las personas mayores de 80 años. Ellos, los más vulnerables frente a las temidas coronas del virus, fueron la primera población priorizada en el país. El resultado: los índices de complicaciones y mortalidad por cuenta de la nueva enfermedad han disminuido. Una muestra valiosa de respeto y valor que las políticas públicas nacionales le dan a esta importante población: los gestores de las generaciones activas.
Según la Comisión Económica para América Latina y El Caribe (CEPAL), las personas mayores de la región bordean los 85 millones y representan el 13 % de la población total. Ellas ya presentaban desigualdades en acceso a seguridad social, pensiones, salud y diversos tipos de discriminación previo a la pandemia, cuyas situaciones se han agudizado en este último año.
La Convención Interamericana sobre la Protección de los derechos de humanos de las personas mayores define como maltrato, la acción u omisión, única o repetida, contra una persona mayor que produce daño a su integridad física, psíquica, moral y que vulnera el goce o ejercicio de sus derechos humanos y libertades fundamentales, independientemente de que ocurra en una relación de confianza.
Según las Naciones Unidas, las formas de definir, detectar y resolver el maltrato de las personas mayores tienen que enmarcarse en el contexto cultural y considerarse junto con los factores de riesgo que tienen una especificidad cultural.
Desde una perspectiva sanitaria y social, si los sectores de atención primaria de salud y los servicios sociales no están bien preparados para detectar y resolver el problema, el maltrato de los ancianos seguirá estando semioculto.
Situación nacional
Hoy, en el Día Mundial de la Toma de Conciencia Contra el Abuso y el Maltrato en la Vejez, la Unidad para las Víctimas se reafirma en su responsabilidad de promover todos los actos necesarios en lo que respecta a la prevención, protección y garantías de no repetición para proteger a la población víctima que supera los 60 años.
Es por ello que, con el fin de evitar la vulneración de los derechos y potenciar su goce efectivo, la entidad implementa un enfoque diferencial de envejecimiento y vejez, transversal a todas las acciones que realiza la entidad, el cual permite comprender que las personas víctimas son diferentes de acuerdo con su edad.
En el Registro Único de Víctimas (RUV), a la fecha (14 de junio de 2021) se han incluido 1.446.633 eventos ocurridos a víctimas que, actualmente, son mayores de 60 años. «Al realizar una distribución porcentual de los cuatro hechos victimizantes con mayor ocurrencia, y con corte al 31 de mayo de 2021, vemos que el desplazamiento forzado (64 %) encabeza la lista, seguido por homicidio (20 %), amenazas (4 %) y otros (11 %). Si analizamos una distribución porcentual de personas mayores víctimas por género, se encuentra que el 50,44 % son hombres y el 49,53 % son mujeres”.
Cabe recordar que 1.067.580 personas mayores se encuentran incluidas en el RUV y que el 11,7 % de la población víctima en Colombia es mayor de 60 años.