Así evolucionan los métodos anticonceptivos femeninos para facilitar su uso

La planificación familiar es uno de los temas que, socialmente, se ha asociado con un compromiso asumido por la mujer. El cuerpo femenino, blanco de cambios hormonales complejos, ha sido estudiado desde siempre para controlar la gestación no deseada. La cultura, la religión y las condiciones fisiológicas propias del género femenino determinan o no la utilización de uno u otro tipo de método anticonceptivo. En la actualidad, la oferta es amplia: hormonales y no hormonales, invasiva y no invasiva, pero la mayoría está enfocada en la interrupción del proceso hormonal femenino; casi nunca en la alteración de la fertilidad masculina.

Según los expertos, durante un ciclo menstrual normal (de 28 días en promedio), los niveles de la hormona estrógeno aumentan y el revestimiento del útero se hace más grueso, preparándose para alimentar al óvulo fertilizado, si fuera el caso. Si no hay embarazo, el óvulo se disuelve junto con el revestimiento engrosado del útero y se produce la menstruación natural. Este proceso, propio de la mística que implica ser mujer, es objeto de estudios frecuentes para lograr métodos eficaces, cómodos y lo menos invasivos posible.

La menstruación puede ser, para algunas mujeres, un momento sublime y propio de su femineidad, para otras, los peores días del mes: dolor abdominal, manchados, migrañas, endometriosis y una caravana de emociones incontrolables acaban con todo lo que puede ocurrir para esos días. En virtud de ello, algunas deciden probar métodos anticonceptivos que reduzcan el sangrado, retrasarlo o detenerlo por completo.

Foto cortesía: Metodoss.com.

Algunos estudios sugieren, según el Instituto Nacional del Cáncer, en Estados Unidos, que hay evidencia consistente de que los riesgos de cánceres de seno y de cuello uterino aumentan con el uso de anticonceptivos orales, mientras se han reducido los riesgos de cánceres de endometrio, de ovario, de colon y de recto.

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«Las mujeres que han usado los anticonceptivos orales durante 5 años o más tienen un riesgo mayor de cáncer de cuello uterino, que las mujeres que no han usado los anticonceptivos orales. Un estudio encontró un riesgo aumentado en 10 % por menos de 5 años de uso; un 60 % de riesgo aumentado por 5 a 9 años de uso, y el doble de riesgo por 10 o más años de uso. No obstante, se ha encontrado que el riesgo de cáncer de cuello uterino disminuye con el tiempo, después de que las mujeres dejan de usar los anticonceptivos orales».

Instituto Nacional del Cáncer de los Estados Unidos.

Algunos de los efectos secundarios que pueden tener los tratamientos anticonceptivos con hormonas pueden ser, además, la hinchazón, la retención de líquidos o la disminución del apetito sexual. Estos están relacionados directamente con el uso de hormonas en general y no con la pérdida del sangrado. Aún la relación anticonceptivos-efectos secundarios está en investigación. Todos generan algún efecto adverso, algunos más leves que otros, y las mujeres siguen insistentes en encontrar una solución que no altere tanto su proceso natural ni su bienestar físico y emocional.

Foto cortesía: The Indian Express.

En esta evolución que camina hacia la igualdad de condiciones entre hombres y mujeres, en cuanto a derechos laborales, sociales, económicos y humanos cada vez son muchos más los hombres que manifiestan tener mejor disposición por utilizar ellos anticonceptivos hormonales y algunos, cada vez más, de hacerse la vasectomía.

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En la actualidad, sólo dos métodos anticonceptivos masculinos han sido aprobados por las autoridades sanitarias del mundo (los preservativos y la vasectomía), sin embargo, la ciencia insiste en conseguir alternativas.

Algunas de las investigaciones que se desarrollan en este sentido tienen que ver con la comercialización de una inyección de gel en el conducto por el que pasa el esperma, justo en el extremo en el que éste se une al escroto. Hasta ahora se trata de un proceso de 15 minutos y la intención es que sirva como filtro: permite el paso del fluido, pero no de los espermatozoides.

Foto: Milenio.com

Un estudio presentado en Chicago demostró que una píldora anticonceptiva masculina es posible. Se necesita todavía más investigación, pero parece que los hombres también van a tener este tipo de método para evitar embarazos. Los investigadores encontraron que la píldora de hormonas propuesta reduce la testosterona y otros niveles hormonales responsables de la producción de esperma sin otros efectos secundarios. 

Aún queda mucho por avanzar en este camino en el que las mujeres necesitan alternativas, que les permitan liberarse de la responsabilidad y carga que significa, para algunas, someterse a tratamientos anticonceptivos permanentes.

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