Una triste noticia se dio a conocer hace unos días por una de las farmacéuticas que ya tiene aprobación para comercializar su biológico contra la COVID-19. El laboratorio chino Sinovac informó en un comunicado que empresas e individuos falsificaron y utilizaron ilegalmente documentos de autorización de dos de sus subsidiarias (Sinovac Beijing y Sinovac Life Science) para hacer creer que tenían la autorización para vender los productos del laboratorio fuera de China.
“Deseamos aclarar que la vacuna COVID-19 CoronaVac es desarrollada, fabricada y distribuida por Sinovac Ciencias de la Vida; Sinovac Beijing no se dedica a la distribución de la vacuna COVID-19 CoronaVac fuera de China y, ni Sinovac ni ninguna de sus filiales, ha firmado ninguna carta de autorización o documentos similares para cualquier compañía o individuo dentro de China, que les autorice a distribuir la COVID-19 CoronaVac fuera de China. Sin firmar contratos por escrito con nosotros ninguna entidad o individuo puede sostener que está autorizado a participar en la venta, distribución u otras actividades de marketing relacionada con cualquiera de los productos de las vacunas Sinovac”.
La Organización de Naciones Unidas (ONU) lo advirtió en octubre del año pasado: proteger a las sociedades de las amenazas del crimen organizado debe ser uno de los compromisos de la recuperación mundial de la crisis del COVID-19, fueron las palabras de entonces de la directora de la Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito, Ghada Waly.
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En ese momento instó al mundo a unirse en torno a marcos comunes para emprender acciones urgentes, ya que los delincuentes aprovechan las oportunidades creadas por la crisis de la COVID-19 y se multiplican las nuevas amenazas. “El crimen organizado está vendiendo productos médicos falsificados y de calidad inferior, apuntando como objetivos a individuos, instalaciones de salud y agencias públicas a través de estafas en Internet. Las vacunas COVID falsificadas pronto serán una realidad letal y los gobiernos deben estar preparados para contrarrestar esta amenaza”.
La importancia de la centralización de las vacunas
Para contrarrestar el flagelo de la falsificación de vacunas COVID-19 la centralización de la compra y distribución en manos de los Estados es determinante. El Dr. Felipe Lobelo, director del programa de epidemiología y salud pública en la Universidad de Emory en Atlanta, EEUU, es un fiel creyente de esta práctica en el éxito para controlar estafas y falsificaciones de biológicos.
“Es importante la centralización” insiste. La logística de distribución y aplicación ya es complicada, porque hay diferentes biológicos que se van a utilizar, con diferentes características de manejo. En este sentido, una de las cosas más importantes en un programa de vacunación es saber quién se ha vacunado, quién falta, las zonas donde se ha aplicado la vacuna, si se está aplicando de manera equitativa y qué biológicos se ha inoculado a qué personas.
La recomendación a la ciudadanía es acceder a la vacuna solo a través de los mecanismos que disponga el Estado y evitar cualquier otra opción que pudiera resultar fraudulenta y podría poner en riesgo la salud.
A consideración del Dr. Lobelo es difícil reconocer una vacuna falsificada. Considerando el conocimiento de un paciente prácticamente no hay manera de que él identifique si se trata o no de un biológico original. Para que los países tengan una advertencia rápida en este sentido tendrían, por su parte, que tener un sistema de reporte de efectos secundarios establecido, que les permita tener señales prontas de que algo está pasando.
“Si este proceso no se ejecuta de manera central es muy difícil lograrlo con eficiencia y una de las muestras es Estados Unidos, donde ha habido muchos problemas. Los países donde mejor lo están haciendo son países que han centralizado la vacunación contra la COVID-19, por ejemplo, Israel, donde ya hay una infraestructura, un ecosistema digital y, además, es un país pequeño. Todo ello facilita la dinámica y son los que van mejor en este camino”.
Felipe Lobelo, director del programa de epidemiología y salud pública en la Universidad de Emory en Atlanta, EEUU.
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En Colombia, los prestadores de salud, que son quienes van a aplicar la vacuna, tienen una cadena de datos y logística que les permite saber qué vacunas esperan, cuáles tienen y cuáles aplicarán. Este es un punto muy importante tanto para mitigar la falsificación de vacunas como para la planeación de la vacunación.
La centralización en Colombia de la compra, distribución y aplicación de las vacunas de la COVI-19 resulta un punto clave para evitar que al país entren biológicos falsos.
En este sentido el Plan Nacional de Vacunación ha sido muy claro y ha determinado que es el Gobierno nacional, a través del Ministerio de Salud y protección Social y del Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (INVIMA) los únicos entes encargados de negociar, comprar y aprobar el uso de biológicos contra la COVID-19 en Colombia.
Los centros de vacunación están respaldados por las EPS, IPS, Secretarías de Salud o entes que hagan sus veces. Cada persona será localizada por su respectiva aseguradora para coordinar lugar, fecha y hora de vacunación. Nada se hará fuera de estos canales en el país. Esto da garantía de una inoculación segura, con vacunas originales.