En Colombia, según el Sistema de Vigilancia en Salud Pública (SIVIGILA), los casos de violencia psicológica en 2020, a corte del 14 de septiembre, alcanzan los 1.077. Este flagelo es considerado un tipo de violencia que se ejerce sin la intervención de acciones físicas, pero que afecta, no solo la psiquis y emociones, sino también el estado físico de que funge como víctima.
Un trabajo de investigación desarrollado por Scielosp.org habla de que la violencia hacia la mujer ha sido reconocida como una violación de los derechos humanos básicos, que tiene consecuencias de largo alcance tanto para la mujer, como para sus hijos y la sociedad en su conjunto. “Nos encontramos ante un problema de salud pública que tiene un impacto no solo a nivel físico, sino también en el ámbito laboral, económico, social y familiar”.
La violencia física, explican los investigadores de Scielosp, ha sido el foco de atención principal en los esfuerzos por actuar, pues se considera que produce un daño mayor en las víctimas. No obstante, diversas investigaciones señalan que la violencia psicológica tiene un impacto negativo igualmente nocivo. Incluso, el componente psicológico de la violencia es el predictor más fuerte del estrés postraumático.
Se ha demostrado, además, que, en reiteradas ocasiones, el maltrato psicológico precede al desarrollo de un comportamiento físicamente agresivo del victimario. De esta forma, desde el punto de vista de la prevención, el estudio de la violencia psicológica es esencial: al ser un antecedente del abuso físico resulta necesario intervenir para que no evolucione en esa dirección.
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Las causas de violencia psicológica, considerada una forma de abuso psíquico, pueden ser múltiples. Vivir situaciones de violencia durante la infancia suele ser un indicador para reproducirla en la juventud y/o en la vida adulta, tanto si se trata de hombres perpetradores, como de mujeres víctimas de violencia de género. Otros tantos estudios evidencian que las probabilidades de que una mujer sufra violencia de pareja se asocian con la presencia de antecedentes de violencia intrafamiliar durante su infancia. “La violencia es una conducta que se aprende y, en la mayoría de los casos, se adquiere en el núcleo familiar”, coinciden los expertos e investigadores de Scielosp.
Las cifras en Colombia y, probablemente en otros países, indican que la violencia psicológica es una de las que menos se registra, precisamente porque es la que más cuesta identificar, incluso para la víctima. Este tipo de maltrato tiene mucho en común con el evidente maltrato físico, sólo que, sin golpes en el cuerpo.
Según le indicó Roser Batalla, psicóloga experta en violencia de género y trauma del Col·legi Oficial de Psicología de Catalunya, al periódico español La Vanguardia, estos son los indicios a través de los cuales alguien puede identificar que es víctima de maltrato psicológico en la relación de pareja (la convivencia en la que suele registrarse el flagelo):
1. No se siente libre de pensar, decidir, actuar y valorar. Siempre tiene esa necesidad de consultarlo todo antes, porque le asalta la duda de ‘qué pensaría él o cómo va a reaccionar’.
2. No dispone de su dinero por completo. Él es quien lo maneja y quien decide para qué y cómo se destina.
3. La víctima no puede vestir como quiere. Le preocupa si enseña demasiado o si él aprobará su look.
4. No puede llegar a la hora que quiera a casa. Tiene un toque de queda como si fuera una adolescente. Tienes que pedir permiso o dar explicaciones cada vez que entra y sale.
5. No tiene criterio dentro de tu propia casa o dentro de su relación. Cuando algo no va bien, toda la responsabilidad cae sobre la víctima; siempre es la única responsable. A veces siente culpa.
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6. No puede ofrecer nunca su punto de vista sobre algún tema. Cada vez que lo intenta siente que se ha metido en una especie de ‘túnel del terror’. Sus opiniones, inquietudes o pensamientos valen menos a sus ojos.
7. No tiene el control total sobre su vida. El victimario es quien revisa sus horarios, amistades, mensajes del móvil y redes sociales, dinero, tiempo libre y ropa. Acostumbra a pasar un ‘informe pormenorizado’ de su día entero.
8. No se siente valorada. Está metida en una espiral de chantajes y reproches. Vive con miedo.
9. No tiene tantos amigos como antes. Antes era una persona sociable, pero su círculo de amigos se ha reducido al mínimo. De todas formas, tampoco se atreve a contarles a su entorno respecto a sus problemas de pareja.
10. Tiene miedo.
Batalla asegura que, si alguien se siente identificada con la mayoría de estas situaciones, significa que “su mente ha sido secuestrada por alguien muy cercano a ella”.