Solidaridad, el acto humano más importante y trascendente en aras de preservar la supervivencia humana. Lejana a la premisa de que el más fuerte sobrevive y manteniendo la capacidad de ayudar a los pares, en todas las circunstancias que presenta la vida. Hoy se conmemora el Día Internacional de la Solidaridad, un paréntesis para que cada individuo, desde su lugar, manifieste con acciones la intención de ayudar a los otros.
Instituido por las Naciones Unidas, con el propósito de promover y concientizar un principio básico que es el de la ayuda mutua y el ser solidarios con los demás, se eligió esta fecha en honor al movimiento social polaco Solidaridad, que fue representado en 1980 por el gremio sindical Solidarność. Este movimiento fue uno de los tantos responsables de la caída del muro de Berlín. Uno de sus dirigentes, Lech Walesa, fue consagrado con el Premio Nobel de la Paz, gracias a que promovió los ideales de la solidaridad no solo en su país de origen sino por todo el planeta.
Hoy, en el transcurrir de un año que ha puesto a la humanidad en una posición vulnerable, lejos de credos, razas y posiciones sociales, la solidaridad juega un papel indispensable en la superación de la situación. Pedro Pablo Ochoa, director del Equipo de Respuesta Psicológica frente al brote del Covid-19 del Colegio Colombiano de Psicólogos, considera que la colaboración, compañía y la composición de acciones que, desde lo individual se convierta en colectivo incide directamente en el bienestar de los más vulnerables en estas condiciones de aislamiento físico, que deben prevalecer en la actualidad.
“Solo en la medida en que todos nos ayudemos y trabajemos por una causa común que proporcione el mayor bienestar a todos, en esa misma medida viviremos en un mundo mucho más pacífico, enriquecedor y próspero para cada nación, pueblo o individuo”.
Lech Walesa, Premio Nobel de la Paz.
A un día de que comience en Colombia ‘la nueva normalidad’ la responsabilidad individual comienza a ser determinante en los números de contagios del Covid-19 en el país. En esa dinámica, donde cada uno entra a ser responsable de su vida y de la de los demás, la solidaridad debe primar en esas decisiones. Las consideraciones que cada persona tenga de sus acciones, hoy más que nunca, benefician o perjudican a los demás.
En este sentido, la mejor manifestación de solidaridad en el contexto actual está en el respeto de las medidas de bioseguridad que las autoridades sanitarias han establecido para mantener suprimido el contagio del virus: mantener el distanciamiento físico, al menos dos metros con respecto a las personas que no pertenecen al mismo núcleo familiar, usar tapabocas en todo momento fuera del hogar y lavarse constantemente las manos.
Las acciones solidarias también se manifiestan en la decisión de ayudar a los menos favorecidos. De cualquier forma, siempre que sea para ayudar, las decisiones de las personas, individuales y colectivas, aportan para convertir al este mundo de desigualdades, en uno con mejores condiciones para todos.