Aunque en principio parecen ser respuestas de estándares de belleza establecidos por el entorno, son muchos los factores que pueden desencadenar un Trastorno de Conducta Alimentaria (TCA), definida como una enfermedad mental, que conlleva a complicaciones físicas.
Aunque en Colombia no hay estudios concretos y amplios que arrojen resultados determinantes sobre la situación de la enfermedad, la especialista en nutrición, dietista y experta en control metabólico, Dubravka Pérez, asegura que la población más afectada son las mujeres adolescentes, entre los 10 y los 19 años de edad. No hay parámetros sociales que estandaricen estos trastornos.
Hoy, Día Mundial de los TCA, se conmemora la fecha con el propósito de resaltar la importancia de lograr diagnosticar a tiempo y ofrecerle a los pacientes las herramientas para lograr una conciencia alimenticia sana.
Quienes padecen estos trastornos sufren alteraciones mentales y físicas, y aunque es posible tratarlas, es necesario que el afectado se someta a un tratamiento médico y psicológico que generalmente tiende a ser largo y complejo.
En palabras de la especialista, existen seis tipos de trastornos asociados a la conducta alimentaria:
- Anorexia, en la que se suprime el consumo de alimentos.
- Bulimia, descontrol en la ingesta de alimentos. Consumo excesivo que luego se desecha a través del vómito.
- Trastorno de alimentación selectiva, un tipo de alimentación muy limitada en la que el paciente puede llegar a comer sólo uno o dos tipos de alimentos.
- Trastorno por atracón, es el caso de las personas que sienten constantes deseos de comer de forma descontrolada, pero, a diferencia de la bulimia, no buscan contrarrestar la ingesta provocándose el vómito. Suelen padecer obesidad.
- Ortorexia, es la obsesión por consumir alimentos saludables.
- Trastornos no especificados, son aquellos que no cumplen con las condiciones para ser definidos dentro de alguna de las categorías científicamente comprobadas.
En Colombia y el mundo, la bulimia es el trastorno más común de la conducta alimentaria. “El patrón se cumple aquí y en el resto del mundo. Los pacientes más recurrentes son las adolescentes por ser ésta la población más vulnerable. Sus cambios biológicos, factores físicos y sicológicos y el entorno psicosocial son determinantes en la aparición de los trastornos de la conducta alimentaria”.
Para Dubravka Pérez, los TCA se vuelven peligrosos porque los pacientes no buscan ayuda, se niegan a admitir la enfermedad y rechazan los tratamientos. Por lo general, cuando llegan a consulta los trastornes están avanzados, han generado complicaciones físicas y vuelven más tardío los resultados del tratamiento.
El apoyo familiar es determinante
Los trastornos de conducta alimentaria suelen ser patologías que requieren y acompañamiento completo del entorno familiar. El apoyo y las estrategias de los cuidadores son determinantes en el éxito o fracaso del tratamiento.
En este sentido, la experta en nutrición y control metabólico asegura que los familiares deben estar atentos y estudiar el comportamiento del paciente: ver cómo come, qué tanto deja en el plano, cuánto tiempo mastica, si se interesa en el conteo exagerado de las calorías, si demuestra preocupación exagerada por el peso o por su composición corporal. En el caso de la bulimia, es necesario supervisar el tiempo después de la comida, pues suelen desaparecer y encerrarse en el baño a vomitar. “Hay que estar muy activos y supervisar este tipo de conductas”.
Los objetivos de los tratamientos están enfocados en evitar complicaciones físicas, tallas bajas. Durante el tratamiento no se puede hablar de un control de peso tan estricto, lo importante del mensaje es enseñarles y hacerles entender que no van a subir de peso para ser obesos, sino que deben mantener un peso saludable. “En este punto hago mucho hincapié para que entiendan que lo que deben lograr es el peso ideal para su salud”.
Recomendaciones para el control parental
Una vez diagnosticado el trastorno, los padres o cuidadores son quienes juegan un papel fundamental en el control de las conductas y su manejo. La vigilancia tiene que ser discreta y sin presión, durante y después de las comidas.
Algunas de las recomendaciones de la especialista para lograr un acompañamiento adecuado son:
- Vigilar cuáles son los horarios o momentos en los que algunos suelen tener ataques impulsivos o atracos que los llevan a comer de más. En este caso es necesario no tener tentaciones de alimentos insanos en la casa y supervisar que no los tenga escondidos.
- Ayudarle a entender que alimentarse bien no se trata de un conteo exagerado de calorías, sino de ingerir alimentos naturales y sanos, en las porciones adecuadas. Los alimentos procesados deben ser descartados.
- Tratar de darles comida en porciones pequeños para evitar la sensación de llenura. En estos casos también hay que evitar ofrecer alimentos que causen distensión abdominal.
- En algunos casos se puede llegar a la suplementación, pues en pocas cantidades se ofrece una buena porción de nutrientes, sin la necesidad de masticar y consumir alimentos sólidos que les hagan sentir llenura. Sin embargo, ésta es una medida inicial y temporal. El objetivo es que el paciente aprenda a comer y se sienta a gusto con su cuerpo y mente.