¿Serán las personas capaces de sobrevivir inmersas en un aislamiento social permanente?

“El concepto de relaciones se refiere a la esfera puramente humana; por ello, las relaciones guardan en sí las mismas connotaciones de pluralidad, trascendencia, crítica, consecuencia y temporalidad. Y, siguiendo esta idea, la idea del hombre como un ser de relaciones comienza su fundamentación de lo humano, de la idea del hombre. Lo humano son las relaciones, las relaciones constituyen lo humano. Y en torno al concepto de relaciones teje su propuesta fundamental de lo humano”, así define la doctora en filosofía Luisa Álvarez Cervantes al hombre.  En su esencia humana, hombre como ser de relaciones.

Inherentes y subordinadas. La humanidad parte de las relaciones y viceversa, pero ¿qué pasará con esta intrínseca adherencia si las medidas de distanciamiento social se extienden ante la ausencia de una vacuna que contrarrestare la veloz propagación del Covid-19 en el mundo? ¿Será posible para las personas mantenerse aisladas de sus pares como nueva forma de sobrevivencia? Tal parece que sí.

En entrevista al presidente de la Federación Colombiana de Sociología y profesor de la Universidad Nacional de Colombia, Carlos Uribe Celis, el especialista explicó- partiendo de sus extensos estudios y publicaciones sobre el comportamiento humano- que “el hombre es un ser recursivo que defiende la vida y su presencia en la tierra por sobre todas las cosas”, ante lo cual de nuevo se las arreglaría para adaptarse a nuevas dinámicas de convivencia, en el caso de que sean necesarias.

A consideración del sociólogo, frente a una hipótesis catastrófica en la que no apareciera una vacuna o medicamento que controle o contrarreste la enfermedad, las personas se las ingeniarían para empezar a vivir de otra forma. Por fortuna, exclama, los medios actuales de comunicación amplían las posibilidades de relacionamiento; un panorama muy diferente al que había en catástrofes sanitarias como la Peste Negra o la Gripe Española.

Presidente de la Federación Colombiana de Sociología y profesor de la Universidad Nacional de Colombia, Carlos Uribe Celis

“Claro que vamos a sobrevivir. La vida cambia y nos reinventamos de una u otra manera. Aunque existe una generación a la que le va a costar mucho más adaptarse a las nuevas formas o que tal vez no lo haga, las nuevas generaciones se adaptarán fácilmente. Históricamente, nos hemos acomodado a todo como especie humana, pero no nos damos cuenta. De ahí que el hombre primitivo sea incapaz de adaptarse al mundo actual. Hemos evolucionado hasta ser y vivir como lo hacemos hoy y han sido cambios inconscientes”.

¿Qué dice la psicología?

Las evidencias psicológicas  frente la capacidad de adaptación de los seres humanos son muy similares a las de la sociología, en cuanto a las capacidades del hombre, del humano en su afán por superar obstáculos y preservar la vida.

Cielo Terán, psicóloga clínica

En palabras de Cielo Terán, psicóloga clínica, aunque la psiquis humana no esté preparada para un confinamiento largo, los hábitos se construyen en 21 días, razón por la cual después de este tiempo algunas situaciones se hacen una costumbre y por ende se vuelven más llevaderas en el día a día.

“Las personas privadas de la libertad, las personas que por deseo propio se aíslan y en general el ser humano puede construir después de un tiempo estrategias que le hacen posible aceptar el hecho de estar aislado. Algunos, como aquellos que han sido secuestrados y encarcelados, seguramente presenten secuelas por las condiciones de confinamiento en las que han permanecido, pero esto es propio de las experiencias traumáticas, en libertad o en aislamiento. Lo cierto es que el ser humano se adapta a las vicisitudes y es resiliente, eso hace parte de la evolución mental y física de nosotros como especie».

La experta asegura que, una persona con condiciones adecuadas puede estar confinada según su inteligencia emocional. Ello depende de los hábitos de cada uno antes del aislamiento.

Algunas personas pueden presentar desequilibrio emocional con tan sólo 3 o 4 días de encierro. Generalmente presentan alteraciones como: insomnio, falta de apetito, ansiedad, más apetito, ira, tristeza, falta de ánimo; pero otras no experimentarán ningún cambio importante en sus emociones durante semanas y, por el contrario, conseguirán alternativas. Ya esto va a depender de la estabilidad mental o manejo de emociones de cada individuo.

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