El enfoque preventivo ha sido un motor fundamental para la construcción de una mirada más amplia de la labor del profesional sanitario y de los sistemas de salud a lo largo del siglo XX y XXI. La formulación y puesta en práctica de diversas estrategias y acciones preventivas ha sido una constante a lo largo de la historia, sin embargo, desde que se concibió, con fineza técnica y amplio soporte científico-tecnológico la posibilidad de evitar la aparición de enfermedades y controlar los factores de riesgo que favorecen el surgimiento de patologías, la prevención adquirió una importancia inédita en la formulación de políticas y en la orientación de las actividades sanitarias.
El doctor Juan Carlos Eslava, de la Universidad Nacional de Colombia, así lo asegura y tras un estudio detallado del tema de la medicina preventiva sostiene que hoy día la base de las acciones está definida por la identificación de la enfermedad y la política en salud que se desprenden de ahí, por tanto, se orienta a la resolución del problema de la enfermedad (o las enfermedades).
Con la llegada del Covid-19 el mundo se demostró a sí mismo que no hay un sistema de salud capaz de soportar la totalidad de su población al mismo tiempo.
Aunque ha habido una fuerte tensión dentro del campo de la salud para implementar el enfoque preventivo y aún se reconoce que la prevención ha tenido un lugar secundario, este esquema de abordaje subyace a la mayoría de los procesos de construcción de lineamientos de política de salud.
En Colombia las estadísticas en descensos han sido distintas, si se toma en cuenta que los adultos mayores tenían las probabilidades más altas de complicarse con el nuevo Coronavirus. La pre-existencia de enfermedades crónicas en la población joven y adulta del país ha cambiado el panorama y las muertes se han registrado en pacientes con menos edad y más complicaciones crónicas.
Todo ello conlleva a replantear las soluciones, que desde antes de la llegada del Covid-19, han hecho varios expertos: los sistemas de salud del mundo deben enfocarse hacia la prevención de las enfermedades y no hacia la cura de ellas. De esta manera, deben replantearse dinámicas externas, que incluyen el consumo de alimentos, la educación, la actividad física, el tabaquismo y una seria de variables que afecta a algún sector económico poderoso.
En Colombia la prevención debe ser prioridad
En entrevista con el presidente de la Asociación Colombiana de Facultades de Medicina (Ascofame), Gustavo Quintero, el especialista asegura que Colombia requiere con urgencia médicos con capacidad resolutiva y con capacidad de desarrollar programas de prevención y promoción.
Considera que en el país la brecha parte de las aulas y es un problema que se refleja en la prestación del servicio. Para él, el modelo de salud nacional no cambiará con los médicos activos actualmente. El cambio hacia el modelo que el país necesita podría lograrse con la preparación de los médicos actuales y futuros, la cual debe estar orientada hacia la promoción y prevención. Todo ello parte del logro de una reforma curricular orientada en el mismo sentido.
Por su parte, el director de la Cámara Sectorial de Salud de la ANDI, Dr. Carlos Jurado, asegura que educar a la población sobre el uso y límites que tiene el sistema de salud es necesario para lograr que los recursos sean suficientes y efectivos, así como la capacidad de atención. Insiste que existe un falso entendimiento en la ciudadanía sobre el significado del derecho fundamental de la salud y que el desbordamiento del sistema se debe, principalmente, a esto.
“La salud no se mantiene en la clínica, la mantiene cada individuo”
A su consideración estos tres pensamientos del derecho a la salud deben cambiar para que el sistema tenga la capacidad de atender- con metodologías acertadas – los casos que se presenten:
- El primer error está en pensar que todo debe ser otorgado por el sistema de salud.
- Cuando se le atribuye toda la responsabilidad al sistema de salud se deja por fuera la que otros sectores del país tienen con la salud de los ciudadanos. Estos son los porcentajes de responsabilidad que cada sector tiene con la salud de una persona: 40% hábitos de vida de la población, 25% genética, 20% elementos relacionados con medio ambiente (aquí entran sectores como acueducto, infraestructura, educación). El 15% restante es el que corresponde, propiamente, al sistema de salud.
- Entrar en un proceso de entendimiento de qué es nuestro sistema de salud, cómo usarlo adecuadamente y qué nos toca hacer como población y como individuos para mantener la salud.