Esquema de contratación genera incentivos perversos de no uso de servicios que se pagan sin facturar, dice Elisa Torrenegra, directora de Gestarsalud.
Elisa Torrenegra, directora ejecutiva de Gestarsalud y copresidente del ESS Forum International, habló con Portafolio sobre los retos del sector salud y cómo superar su déficit de talento humano.
¿Cuáles son los principales retos del sector salud y en específico del régimen subsidiado?
Para ser acertados en este tema, en el régimen subsidiado debemos dividirlos en dos temporalidades: primero, resolver carteras pendientes y posteriormente garantizar sostenibilidad. Así tendremos resultados efectivos en salud y bienestar para los colombianos.
Las carteras que tenemos corresponden a los servicios no incluidos en el Plan de Beneficios de Salud, cuyos recursos están bajo la responsabilidad y competencia de las entidades territoriales departamentales y distritales. Recursos, en su mayoría, insuficientes.
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Esta situación amerita un registro de la totalidad de esas cuentas, depuración con procesos de auditoría estandarizadas, pago con los recursos disponibles en las arcas territoriales y, además, ser completados con recursos del orden nacional.
Si esta cartera se paga girándose a los hospitales y clínicas que se les adeuda, se evidenciará el flujo de recursos directo que se tiene en el régimen subsidiado desde el 2012, que ha sido ensombrecido por esas deudas.
¿Y en cuanto a la sostenibilidad?
Hay tres aspectos a analizar: el dinero, la red de prestadores disponible y el modelo de prestación.
En cuanto al dinero, que es necesario para todo, los principales retos son: la inversión en salud equiparable a la amplitud del Plan de Beneficios ‘ilimitado’ como lo establece la Ley Estatutaria. Debemos ser consistentes y lograr que la inversión sea óptima para la real garantía de los derechos, de manera igualitaria y sostenible en todas las regiones del territorio colombiano.
Eso significa que en Colombia la inversión en el corto plazo debería estar cercana al promedio de América Latina (7% del PIB), haciendo la salvedad de que ningún país de América tiene beneficios ilimitados como Colombia. El reto en el mediano y largo plazo es igualar al promedio de los países de la OCDE, que en el 2018 superó el 20% del PIB.
¿Y en los demás temas?
También hay que resolver el déficit de infraestructura, tecnología y equipos humanos, así como diferenciar las verdaderas tecnologías sanitarias, de los cuidados sociales. Es preciso igualar las operaciones entre los regímenes contributivo y subsidiado, y superar las inequidades sociales que determinan la salud de los colombianos.
El autocuidado y el adecuado uso del sistema son elementos críticos de éxito frente a la calidad y los resultados de salud. Según la encuesta realizada en 2017 por el Ministerio de Salud, el 60% de las personas no tiene interés en el costo de sus intervenciones, el 20% no cotiza lo que debería, más del 20% cancela las citas, más del 40% no reporta novedades, cerca del 25% no hace ejercicio físico y solo el 40% asiste a programas de promoción de la salud.
Tenemos falta de control en los abusos de pacientes que venden sus medicamentos, usan a los jueces para conseguir órdenes exorbitantes como marcas de zapatos, lentes de sol, cantidades innecesarias de tarros de leche, pañales, etcétera. Así como formulación de medicamentos mucho más costosos, sin impacto significativo en el curso de la enfermedad con relación a los financiados por el sistema.
Hay déficit de talento humano. ¿Qué recomienda para revertir esa realidad?
Debemos contar con una verdadera política de oferta de servicios de salud, diferencial para cada una de las regiones, que dé respuesta a las necesidades de los ciudadanos y tenga en cuenta las nuevas formas de abordaje de los problemas de salud.
La política debe incluir un abordaje de los subsidios a la oferta, con uno de los mecanismos para fortalecer la red pública con recursos distintos de la Unidad por Capitación y lograr estímulos para la calidad en todos los niveles. Sin duda, la utilización de la innovación y tecnologías son parte de la respuesta.
¿Qué más se puede hacer?
El rescate de un contingente de médicos generales, hoy frustrados y desactualizados, para convertirlos en ‘médicos de familia’ entrenados en las especialidades básicas, lo que responde a la visión de la salud familiar y comunitaria. Además, mejorar el componente salarial de los médicos generales y los familiares.
Debemos ser más eficientes en todos los niveles. Por ejemplo, las actividades complementarias (PAC) y las intervenciones colectivas (PIC) a cargo de municipios deben estar articuladas con las individuales que coordinan las EPS con sus redes; las modalidades de contratación generan incentivos perversos hacia el no uso de servicios que además se pagan sin facturar; los modelos de prestación son en su mayoría intramuros a pesar de que los domiciliarios son mucho mejor percibidos y cuestan hasta un 30% de los hospitalarios.
Definitivamente, el gran reto del régimen subsidiado, y creería del sistema, es lograr el compromiso articulado en función de resultados en salud, de un mayor bienestar y de un mejor país. El compromiso es de todos.
Fuente: Portafolio.co
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