El sector salud, ¿a quién le importa?

Por Fernando Ruiz Gómez, exviceministro de Salud.

Encuestas recientes indican que los colombianos percibimos la salud en el segundo lugar entre los asuntos que más nos preocupan. Sin embargo, eso no significa mucho para la mayor parte de los candidatos a la presidencia. Con la excepción de Germán Vargas Lleras, el sector salud es intrascendente o inexistente. A estas alturas, Vargas ha sido el único que ha presentado un programa estructurado a partir de un diagnostico sectorial juicioso, con planteamientos concretos sobre hacia dónde quiere dirigir el sistema durante su gobierno.

Para Gustavo Petro, el futuro del sector salud está en acabar las EPS. Sin duda, un planteamiento que da votos y un peligroso salto al vacío en el cual la gran incógnita es: ¿qué alternativa propone? Petro juega a la destrucción. Es la estrategia del fuego verde de Cersei Lannister en ‘El Juego de tronos’: destruyamos y después veremos.

En el sector conocemos su desenlace, a la luz del calamitoso estado en que entregó los hospitales públicos de Bogotá, Salud Capital quebrada y miles de pacientes sin atención. De la salud de la Bogotá Humana a la salud de las misiones de salud venezolanas, epítome del mayor desastre de salud pública del continente en 100 años, solo nos salvó el tiempo.

Para De la Calle, el “sistema necesita grandes cambios”, fórmula absolutamente críptica, que juega a incrementar la desconfianza del ciudadano, aprovechando la expuesta sensibilidad al tema. Aquí tampoco hay propuesta, solo oportuna inmanencia. Atacar el sistema da tantos réditos a los oportunistas en su avidez por lograr titulares sin evidencia ni posibilidad de réplica, pero que van minando la credibilidad sobre los agentes del sistema.

Y no solo las EPS; ese matoneo se extiende también las IPS y los médicos, como enseñan sonoros recientes casos en los cuales se arrollan sin misericordia reputaciones y trayectorias profesionales labradas con años de esfuerzo. Denuncias sin profundidad, pero en busca de agenda, abrieron las compuertas a la mayor crisis institucional del sistema.

Pero no menos grave es el silencio de los demás candidatos. O el sector salud les muerde o simplemente no les importa. El déficit acumulado de 8 billones de pesos que Vargas Lleras ha estimado a través de diferentes fuentes, las deficiencias en la calidad de la atención, las inequidades en la formación de especialistas médicos y, en general, los problemas que aquejan a los ciudadanos en el día a día por la carencia de un modelo de atención no parecen afectarlos ni les ameritan un comentario.

Enfrentando una crisis tanto institucional como de opinión, y con el apoyo del sector, el ministro Alejandro Gaviria, en 5 años de trabajo persistente, ha liderado un esfuerzo titánico por reestructurar el sistema, restituyendo la rectoría y la capacidad técnica perdida.

Ese empeño ha representado avances muy importantes en la renovación de la confianza, la reestructuración del aseguramiento, el acceso a medicamentos. Es el rescate, aún sin culminar, de un sistema que, sin duda, ha representado la mayor reforma social durante los pasados 25 años.

Todos debemos ponderar qué representan para el país esos cantos de sirena que incitan a destruir lo andado, sin plantear ninguna propuesta de fondo. Y es hora de que los 450.000 colombianos que trabajamos en el sector salud forcemos a los candidatos a que nos presenten cifras y propuestas.

Solo así podremos decidir nuestro voto sobre la base de la evidencia, como se toman decisiones en todos los servicios de salud.

Fuente: El Tiempo

 

 

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