En Bogotá y el Caribe se concentra la mayor proporción de casos, con 24,22 y 20,66 por ciento, respectivamente.
Redacción Gestarsalud
La Cuenta de Alto Costo presentó un informe con el panorama de la enfermedad renal crónica en Colombia, en el marco del sistema de salud, y las dinámicas de los indicadores de gestión del riesgo para la salud pública del país.
Los datos del informe comprenden del 1 de julio de 2020 al 30 de junio del 2021, es decir, en el contexto de la pandemia, y , buscan mejorar la comprensión de la situación de la enfermedad renal crónica (ERC) en el país.
La enfermedad renal crónica (ERC), valga recordar, es una enfermedad que implica la pérdida progresiva de la capacidad de los riñones para eliminar los productos de desecho y el exceso de líquido del cuerpo, influyendo así en otros sistemas corporales y afectando gradualmente la salud. Las causas más comunes para esta condición son la diabetes mellitus (DM) y la hipertensión arterial (HTA).
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El informe muestra que en el periodo de tiempo analizado se reportaron a la Cuenta de Alto Costo 889.123 personas con enfermedad renal crónica. El 4,56 por ciento de ellas estaba en estadio 5, que es la etapa final de la función renal y que indica que ninguno de los dos riñones ya trabaja lo suficiente como para mantener el cuerpo saludable y químicamente equilibrado.
Se informaron, además, 154.688 casos nuevos, cifra que aumentó en un 1,53 por ciento con respecto al periodo anterior.
Asimismo, el informe estimó una tasa de mortalidad de 74,44 por 100.000 habitantes, la cifra más alta en los últimos cinco años de seguimiento y que coincide con la emergencia sanitaria por covid-19 que comenzó en marzo del 2020.
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Comportamiento de la enfermedad renal crónica
Según este informe, que recoge datos de atenciones en el sistema de salud, se evidencia una disminución paulatina de la incidencia y la prevalencia de la enfermedad renal crónica. Sin embargo, aunque la tendencia de la mortalidad fue descendiendo desde el 2017, para el 2021 se observó un aumento del 74,36 por ciento, lo cual puede estar relacionado con la emergencia sanitaria por covid-19 que coincidió con el último periodo de estudio.
Con respecto a la disminución de la incidencia, a pesar de que la pandemia pudo tener influencia en los resultados de este periodo, esta tendencia se ha proyectado desde el 2018, estando relacionada con un aumento progresivo en los casos no estudiados.
La región de la Amazonía – Orinoquía presentó las mayores diferencias en el seguimiento de las enfermedades precursoras con respecto a las demás áreas del país, lo cual, se asocia a una constante falta de recursos, el difícil desplazamiento por sus departamentos, la carencia de especialistas, entre otras limitantes que aumentan las brechas en la atención.
En ese orden de ideas, la emergencia sanitaria por covid-19 acentuó esta variabilidad regional y por el régimen de aseguramiento, tanto en la captación de los casos nuevos como en la toma de paraclínicos en personas con hipertensión arterial, diabetes mellitus o enfermedad renal crónica.
Por regiones, la Amazonía/Orinoquía fue la más afectada en cuanto al reporte de las personas con nuevo diagnóstico, lo que puede estar relacionado con el comportamiento de la pandemia en esta región, teniendo la incidencia acumulada de covid-19 y la tasa de mortalidad más altas en poblaciones étnicas en los primeros meses de la emergencia sanitaria con respecto a los demás territorios del país.
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Brechas en nefroprotección en el país
El documento también analizó la nefroprotección, que es el término empleado para referirse a la diversas medidas preventivas y terapéuticas que tienen como objetivo mejorar el pronóstico y evitar el deterioro de la función renal, así como disminuir la necesidad de diálisis o aumentar el tiempo de llegada a ella.
Así las cosas, en Colombia se evidencian algunas brechas que constituyen oportunidades de mejora en la gestión de esta enfermedad, como por ejemplo los indicadores que estiman a las personas con diabetes mellitus, hipertensión arterial o enfermedad renal crónica sin terapia de reemplazo renal, lo que permite hacer la trazabilidad de los resultados relacionados con el desarrollo de complicaciones, y la progresión de estas enfermedades.
En ese sentido, según el informe de la Cuenta de Alto Costo en la región central se presenta la mayor proporción de casos con un adecuado control de la Lipoproteína de baja densidad (LDL) por encima de la estimación nacional (47,73 %). Sin embargo, en la Amazonía – Orinoquía se observó el menor porcentaje de personas controladas (41,61 %).
Al analizar el comportamiento de los indicadores de nefroprotección según el régimen de aseguramiento, también se observan brechas en su cumplimiento. Por ejemplo, en el control glicémico en las personas con diabetes mellitus, cuya diferencia aumentó en el 2021 entre el contributivo y el subsidiado. Y si bien hay una diferencia importante entre estos regímenes en la medición de la creatinina en la población general, en este mismo año esa diferencia se estrechó con respecto a los periodos anteriores.
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Impacto tuvo el covid-19 en la atención de enfermedad renal crónica
En este punto es indispensable poner sobre la mesa que el impacto de la emergencia sanitaria por covid-19 en los servicios sanitarios esenciales alteró el normal funcionamiento de los servicios para la enfermedad renal crónica y la mayoría de las patologías.
El informe mostró que durante los periodos impactados por la emergencia sanitaria por covid-19 se evidenció una disminución de la identificación de los casos nuevos de enfermedad renal crónica y sus precursoras.
Para el 2021, la más notable fue para el tratamiento de reemplazo renal, con una reducción del 11,00 por ciento. Este efecto fue mayor en el trasplante renal que tuvo una disminución del 31,87 por ciento con respecto al periodo anterior. Nuevamente la región de la Amazonía – Orinoquía fue la más afectada en el reporte de los casos nuevos.
Al comienzo de la emergencia sanitaria se presentó un aumento en la brecha entre los regímenes contributivo y subsidiado (60,98 % vs. 39,03 %, respectivamente).
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Este mismo hallazgo se evidenció con la medición de creatinina, en donde el 62,79 por ciento de las personas afiliadas al contributivo tuvieron al menos una toma de este paraclínico, comparado con un 55,98 por ciento en el subsidiado.
Para el caso de la enfermedad renal crónica, las regiones Oriental y Central presentaron las diferencias porcentuales más altas del país, indicando que hubo un aumento de la mortalidad del 109,75 y 107,57 por ciento, respectivamente, comparado con el periodo pasado.
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