Así como los seres humanos y vivos, en general, nos reproducimos con diferencias genéticas, los virus también lo hacen. La aparición de nuevas variantes del SARS-Cov-2, más contagiosas y letales, han generado una gran confusión entre quienes no conocemos las dinámicas de enfermedades de este tipo. Para aclararlo conversamos con el Dr. Felipe Lobelo, destacado epidemiólogo colombiano, radicado en Estados Unidos, quien hoy es una de las autoridades globales en epidemiología y salud pública. Entre tantos cargos importantes fue detective de enfermedades en el Servicio de Inteligencia Epidemiológica del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) y vocero oficial de la CDC en la Casa Blanca para la comunidad hispana durante el Gobierno de Barak Obama. Hoy es el director del programa de epidemiología y salud pública en la Universidad de Emory en Atlanta, EEUU.
En entrevista con Gestarsalud.com, el experto nos dio una cátedra sobre cuál realmente es la diferencia entre una cepa, una variante y un linaje. En este sentido comenzamos por explicar que el SARS-CoV-2, que causa la enfermedad de COVID-19, es una cepa de la familia de los coronavirus. Se trata del primer nivel de identificación de un virus: hay varias cepas del virus de la Influenza; entonces cada año hay Influenza A o Influenza B. De la familia del coronavirus existen las cepas coronavirus MERS, SARS y ahora el SARS-CoV-2. “Se trata del mismo virus, pero con cepas distintas lo que hace que se comporte diferente, dependiendo de cómo y dónde apareció”.
Una variante, por otro lado, es un virus que tiene un número específico de mutaciones en ciertas partes, en este caso, en la proteína espiga que es la que hace que se pueda conectar con el receptor en las células humanas y entrar a ellas. Entre más mutaciones puedan existir en esas proteínas espigas podrá ser más fácil entrar a las células. Hay otras situaciones en las que esa proteína produzca mayor infectividad en la célula y sea más letal esa variante para ciertas personas, asegura el Dr. Lobelo.
«Una variante es un número de mutaciones en una parte del virus. Ha habido miles de variantes a nivel mundial; no todas las variantes hacen que el virus sea más infeccioso y más letal, de hecho, la mayoría de las variantes no hacen eso, pero por el número tan grande de infecciones que hay a nivel mundial, cada vez que el virus entra a una persona tiene el potencial de replicarse, de hacer cambios genéticos, mutaciones y- a mayor cantidad de virus circulantes a nivel mundial- mayor cantidad de variantes y mutaciones genéticas».
Resulta importante comprender que conforme se dan los contagios, se van dando ‘errores’ en el copiado y entonces ocurren las mutaciones o cambios en el código genético de los virus, como el que provoca la COVID-19. Al realizar la secuenciación genética o análisis del virus, a partir de las muestras tomadas en diferentes regiones del mundo, es cuando los científicos identifican ciertas características por las que dichas mutaciones pueden agruparse en variantes o linajes.
Para el análisis se crean árboles filogenéticos, que son como árboles genealógicos en donde se expresan todos los parientes que se desprenden de virus como el SARS-CoV-2. Cada una de las ramas que surgen directamente del SARS-CoV-2 son denominados linajes, a los que se les designa con una serie de números y una letra del abecedario, para identificarlos, considerando su orden de aparición y su composición genética.
«En un árbol genealógico se ubica el virus inicial y luego empiezan a haber hijos y líneas del virus que tienen ciertas características y es la forma en la que los virólogos entienden cómo un virus va cambiando. En los países que tienen mayor desarrollo genético del virus esas variantes y linajes les permiten a los expertos entender cómo se han producido los procesos de infección. Por ejemplo, digamos que hay un virus que tiene linaje A, B y C. Si hay un brote epidémico en un colegio y se encuentra que el primer caso fue el linaje A y luego se empiezan a ver a otros estudiantes con ese mismo linaje se puede ver que fue ese linaje A el que produjo el brote, pero si se encuentra un caso de linaje A más otros casos de linaje B o C esto indica que, probablemente, el virus no se está esparciendo en el colegio, sino que los niños lo están tomando en otras partes y lo están llevando a la escuela».
Se trata de mecanismos que tienen los virólogos para entender cómo un virus se está transmitiendo en la comunidad y entender cómo va cambiando para sonar la alarma cuando vean que hay cambios genéticos que puedan afectar en temas de infecciosidad o letalidad.
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¿Cuál es el riesgo de las variantes del SARS-CoV-2?
La experiencia de la variante que se originó en Inglaterra, y que se descubrió hace unos tres meses, se ha convertido en este tiempo que domina hoy en ese país. En su momento el Gobierno inglés tuvo que tomar medidas drásticas de nuevos confinamientos para disminuir la presión en el sistema de salud, porque esta nueva variante (B.1.1.7) ha demostrado que tiene un nivel de infección mucho más alto (50 %) y también de mortalidad (30 %). «Esas dos combinaciones son graves, sobre todo, el mayor riesgo de infección, porque hace que el crecimiento sea logarítmico en términos exponenciales, en relación con los nuevos casos y eso en poco tiempo puede crear un resurgimiento del virus y un colapso en el sistema de salud. De hecho, Inglaterra hoy en día tiene el índice de mortalidad per cápita más alto del mundo».
Asegura que aún no hay un panorama claro y certero sobre el efecto o no que las vacunas tendrán con las nuevas variantes. Hay algunos datos que muestran que, para la variante de Inglaterra, que tiene unas mutaciones especiadas y menos preocupantes, la efectividad de las vacunas- al menos las que se han probado hasta ahora (Pfizer y Modera)- no se ve afectada. No es el caso con las variantes de Suráfrica y Brasil, que tienen algunas de las mutaciones de Inglaterra y otras adicionales.
La manera cómo han mutado estas dos nuevas variantes hace que los anticuerpos que generan las personas en la respuesta inmune se neutralicen al unirse al virus, situación que tiene preocupada a la comunidad científica por la efectividad, no solo de los anticuerpos (droga que se utiliza en EE.UU y otros países) sino de las vacunas.
En palabras del Dr. Felipe Lobelo, datos de la vacuna de Jhonson & Jhonson, que fueron probados en Brasil, Suráfrica y Colombia nos hablan de una efectividad mucho menor, tal vez 50 % o 60 %, comparado con una efectividad mayor en sitios donde no están circulando esas cepas.
“Ya tenemos algunos datos, no todos ni los suficientes, pero sí algunos que corroboran las preocupaciones, específicamente sobre esas dos variantes, que tienen la mutación de Suráfrica y Brasil y por eso se están tomando medidas de salud pública de disminuir y cerrar los viajes con sitios donde sabemos que está circulando esa variante; no porque eso vaya a evitar 100 % el contagio sino para ralentizarlo. Hay una cepa que está dominando en un país, pero luego hay introducción de cepas de viajeros y eso puede generar brotes locales más infecciosos. Las medidas están destinadas a dar tiempo para que las vacunas se empiecen a distribuir con mayor velocidad. Es lo que está haciendo Inglaterra: una carrera entre vacunación y la velocidad de contagio de las variantes que están teniendo más fuerza”.
Medidas de salud pública ideales
Para controlar la situación, asegura el Dr. Lobelo, lo más importante sería hacer una vacunación rápida, para lograr inmunidad en una parte importante de la población. Si la variante de Brasil ya está circulando en la comunidad colombiana el riesgo está en que se convierta en la dominante, como pasó en Inglaterra. Lo cierto es que la vacunación de buena parte de la población demorará un poco, por temas logísticos y de producción, es aquí donde radica la importancia de las medidas no farmacológicas: la posibilidad de hacer confinamientos en sitios donde se ha encontrado que la variante está circulando con fuerza; eso fue lo que hizo Inglaterra. «Primero se hizo un confinamiento en la zona del país donde estaba esa nueva variante y luego nacional. Estas medidas no evitan que el virus salga de esa zona, pero si ralentizan el proceso de su distribución».
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Entre los consejos que ofrece el Dr. Lobelo destaca el fortalecimiento de las acciones del sistema PRASS, para identificar rápidamente los casos y aislarlos y aislar a los contactos de los casos positivos. Algo muy importante, insiste, es la cantidad de vigilancia genómica que se hace. La recomendación de los expertos es que se haga en el 5 % de los casos una tipificación genética para conocer qué tan común es la variante de Brasil en este momento en el país. Estos datos son determinantes en las decisiones de salud pública, para ser asertivo en los confinamientos locales que se hagan.
El fortalecimiento de medidas individuales también es determinante: uso obligatorio de máscaras o cerrar sitios donde hay alto nivel de transmisión.
En entrevista con La FM, la Dra. Marcela Mercado, directora en Salud Pública del Instituto Nacional de Salud, informó que en Colombia circulan aproximadamente 42 linajes.
«Se trata de una enfermedad bastante compleja y tiene varios factores que se asocian al número de casos. Entre ellos, y el más importante, es el desorden social. No podemos achacarle a una variante, que se demora un poco en afectar el número de casos y severidad. En Reino Unido se empezaron a dar cuenta de un aumento de casos que empezaron a secuenciar y se dieron cuenta que tenía un linaje diferente y empezó a desplazar a las otras variantes que había en el país. Entonces pudieron, con el tiempo, determinar que los nuevos casos se daban por el nuevo linaje, que era más sensible».
De los 11 países que han detectado la variante sólo Brasil y Colombia la tienen en comunidad. Aseguró la representante del INS que la posibilidad de que no sirvan algunas de las vacunas que se han producido recientemente es baja, sin embargo, probablemente haya que modificar algunas cosas, como pasa con la vacuna de la Influenza.