“A partir de hoy dejo el cargo de directora General de la Administradora de los Recursos del Sistema General de Seguridad Social en Salud (ADRES). Agradezco al presidente, Iván Duque, y a los ministros Juan Pablo Uribe y Fernando Ruíz por haberme permitido ser parte del gobierno y trabajar intensamente por la salud de los colombianos”, fueron las palabras de despedida que el 6 de enero informaron a la opinión pública sobre la salida de la entonces directora de la ADRES.
Diana Cárdenas, desde abril de 2020 llevaba la responsabilidad de dirigir la institución que administra los recursos económicos del sector salud; obligación que anteriormente estaba distribuida entre contratistas, fiducias y el Ministerio de Salud y Protección Social.
Cárdenas encabezó la directiva de la ADRES en el año más difícil de la historia del sistema de salud nacional. La pandemia del Covid-19 impuso en el país una carga económica y logística adicional a la ya existente. Con la intención de darle un espacio a la ardua labor de dirigir una entidad tan importante en un año tan complejo, en Gestarsalud.com conversamos con la doctora Diana, quien con la amabilidad que la caracteriza, atendió nuestras inquietudes.
GS. ¿Cuál es el balance que hace de su gestión en la ADRES?
DC. Mi balance es positivo. Recibí una entidad que para 2020, además de garantizar la operación corriente del flujo de recursos del sistema, debía avanzar en metas sustanciales dentro de la senda de implementación del plan de desarrollo, como eran presupuestos máximos y el saneamiento definitivo de cuentas de tecnologías no UPC.
No obstante, para avanzar hacia esas metas era esencial superar los problemas del pasado; resolver los problemas operativos generados por un contrato de auditoría siniestrado y continuar con los procesos legales que se derivan de esa situación. Adicionalmente, hacer realidad los procesos que implica operar y poner en marcha el saneamiento denominado Punto Final, afinar las reglas, las tablas de referencia y profundizar en las mismas complejidades del proceso, heredadas de la litigiosidad del sistema y de la ausencia de claridad en el paquete de beneficios de las mismas reglas de operación del sistema.
ADRES no sólo superó las dificultades operativas, sino que avanzó significativamente en la resolución del problema, y en el avance de las metas que se le encomendaron. Adicionalmente, a través de una inyección fuerte de innovación, trabajo en equipo y alianzas institucionales, puso en marcha la operación de los mecanismos excepcionales del Covid-19.
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Dejo una ADRES con otra perspectiva, con un equipo motivado y articulado. Un modelo de operación de auditorías, con una transformación en los procesos y en la forma que se vienen haciendo las cosas, con alianzas estratégicas con el sector financiero y agentes claves en el desarrollo de nuevas tecnologías de la información.
GS. 2. ¿Qué considera quedó pendiente y cuáles fueron los principales logros de su gestión?
DC. Yo destacaría cuatro:
Primero, el cierre financiero del aseguramiento en salud. La pandemia afectó el monto de ingresos recaudado por concepto de cotizaciones. Fueron mucho menores que el monto proyectado a finales de 2019. La pérdida de capacidad de pago de los hogares se vio reflejada en una necesidad mayor de recursos que la que se tenía presupuestada. Adicionalmente, las rentas territoriales que cofinancian el sistema y los recursos del SOAT tuvieron fluctuaciones y caídas transitorias dentro del curso del año, que ponían en riesgo el cierre final. En ese sentido, la gestión de recursos adicionales frente al FOME, la liberación de recursos aplazados por el Ministerio de Hacienda y el traslado excepcional y adicional de recursos provenientes de las pólizas SOAT, hicieron posible dicho cierre.
Segundo, la puesta en marcha de la liquidación y monitoreo de los presupuestos máximos. 2020 fue un año de grandes cambios en la forma cómo se reconocen las tecnologías no UPC. Primero, la centralización a la nación de la competencia de la responsabilidad de pago de las tecnologías no UPC del Régimen Subsidiado; la introducción y puesta en marcha de presupuestos máximos para ambos regímenes, desde marzo, y la definición de un modelo inteligente para revisar las cuentas de las tecnologías y servicios que, transitoriamente, no están incluidos cada año en el presupuesto máximo.
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Tercero, se avanzó significativamente en el procesos de saneamiento de cuentas de ADRES y en la implementación de mecanismos de liquidez que implicó 2.9 billones de pesos adicionales a los recursos corrientes para el sector y la legalización de los giros de anticipos del 97 % en recobros y 100 % en reclamaciones. Lograr dichos resultados implicó implantar un modelo operativo de auditoria directa e indirecta que permitió resolver sustancialmente el stock de cuentas acumuladas de recobros y reclamaciones, así como la operación del saneamiento definitivo. Los resultados son muy buenos, al inicio del año, el volumen de cuentas represadas que esperaban auditoria podrían sumar los 10 millones de ítems en recobros. Las opciones operativas han funcionado, hemos avanzado en 70 % y en reclamaciones llegamos al 100 %.
Cuarto, se implementaron cinco mecanismos de financiación excepcionales para enfrentar el Covid-19: 1. pago por disponibilidad de camas de UCI e intermedio disponibles (398 hospitales únicos beneficiados), 2. pago de pruebas para la detección del Covid-19 tomadas a partir de 26 de agosto (más de 280 mil pruebas pagadas), 3. pago de la bonificación para el talento humano de la primera línea de atención del Covid-19, (252 mil bonificaciones pagadas) 5. pago de la compensación económica temporal por aislamiento a la población del Régimen Subsidiado y 6. activos por emergencia (más de 23.245 familias que representan 64.868 personas).
En mi opinión en los próximos meses, queda pendiente finalizar las auditorias de las cuentas acumuladas, los procesos de operación están definidos y contratados , así que no debería perderse el ritmo. La buena noticia es que al haberse legalizado significativamente el giro previo de recobros de vigencias anteriores, los resultados de dichas auditorias serán flujo para EPS, IPS y proveedores. Avanzar en la liquidación del contrato siniestrado y dejar que los juzgados continúen con el proceso.
Continuar con la operación de los mecanismos Covid-19 que ya están en macha: en este aspecto particular, preocupa la temporalidad de los recursos del FOME, que parece que los actores del sistema no han tenido en cuenta, por lo tanto, es importante agilizar los procesos de radicación de cuentas con el fin de no acumular deudas.
Un punto totalmente indispensable para revisar en 2021 es la financiación del aseguramiento, de seguir así la pandemia, y la necesidad de continuar con confinamientos, las economía y el empleo no van a mejorar y el recaudo de cotizaciones puede ser muy inferior al esperado. Así que va ser necesario un monitoreo continuo y la gestión de recursos adicionales para garantizar dicho cierre.
En mediano plazo, será muy importante avanzar en seguir monitoreando los resultados de la implementación de presupuestos máximos y, en especial, lo que se esta recobrando que no está incluido en presupuestos máximos. Después de ver la radicación de cuentas de diciembre, puedo deducir que es necesario que los agentes revisen con mayor detenimiento la nota técnica.