En 2020 la población que se mantenía alejada de las pantallas comenzó a sumergirse, obligatoriamente, en su uso frecuente y excesivo. Las cuarentenas, aislamiento, clases virtuales y todo lo que se desprendió a partir del Covid-19 obligaron a que la virtualidad fuera el único y mejor método para cumplir con la jornada académica y también laboral. Pero, además de las complicaciones neuronales, resultado del uso desmedido de pantallas, también están las complicaciones oculares derivadas de la llamada ‘luz azul’.
Un detallado trabajo publicado por bolle-safety.es asegura que las pantallas producen luz azul a niveles más altos que la luz emitida por el sol. “La luz blanca del sol a la que nos hemos acostumbrado después de millones de años, está constituida por un 25 % a 30 % de luz azul. El porcentaje de esta luz azul natural del sol se va reduciendo al avanzar la tarde y va conduciendo a nuestros organismos hacia la modalidad nocturna. Pero, los monitores de computadora y otras pantallas electrónicas emiten aproximadamente un 35 % de luz azul y continúan emitiéndola a estos niveles altos bien entrada la noche”.
Estudios recientes indican, según bolle-safety.es, que estos niveles altos de exposición a la luz azul pueden tener una diversidad de repercusiones para la salud y el bienestar. La exposición prolongada a partículas de alta energía del extremo azul del espectro de luz visible puede dañar los receptores del ojo y el uso de luz artificial de noche puede disparar una diversidad de problemas del sueño, así como trastornos de salud física, emocional y mental.
“El tiempo que pasa la persona mirando pantallas, especialmente las pantallas de computadoras, aumenta mucho en ciertas profesiones. En muchas industrias es ahora normal que los empleados pasen toda su jornada laboral mirando pantallas de computadoras. Durante las pausas, estos empleados suelen pasar tiempo en sus teléfonos, y después del trabajo, muchos pasan buena parte de su velada mirando televisión. Estos niveles altos de exposición a la luz azul de las pantallas pueden tener un impacto grave y eventualmente irreversible sobre nuestra salud”.
Víctor Vidal Lacosta, doctor en Medicina y Cirugía por la Universidad de Zaragoza, le explicó a Expansión.com que es recomendable contar con una luminosidad adecuada en el trabajo, y es preferible una fuente natural como el sol, adoptar una buena postura y colocarse a una distancia mínima de 50 centímetros de la pantalla del ordenador, o a más de 35 centímetros si se trata del móvil, es decir, tres palmos desde la nariz hasta la pantalla para el ordenador, o con los codos ligeramente doblados en el caso de un smartphone.
Descansos
Por cada hora de trabajo frente a una pantalla es recomendable parar entre 5 y 15 minutos. Durante esta pausa, lo ideal es desconectarse de la pantalla y evitar mirar otras. Fijar la vista a lo lejos y relajarse es lo ideal. Es conveniente parpadear o hidratar los ojos para evitar la sequedad y prevenir daños en la retina, pues la degradación visual es irreversible.
Filtros de pantalla
Si bien su objetivo original era mantener a raya la radiación de los monitores de tubo, actualmente protegen de la luz azul en cierta medida. Los principales sistemas operativos han reconocido los peligros de la luz azul y han proporcionado filtros para la luz azul. Nightshift de Mac OS y iOS, Night Mode de Android, y los ajustes de luz azul de Windows 10, permiten al usuario reducir automáticamente la emisión de luz azul a ciertas horas. También se pueden obtener filtros físicos para la luz azul que se instalan frente a la pantalla.
La iluminación del lugar de trabajo
Los niveles bajos de luz ambiental fuerzan los ojos a trabajar más para procesar las diferencias extremas de contraste. Pero, la luz muy brillante, como la de una ventana, puede crear brillo frente a la pantalla o detrás de ésta, lo cual también cansa la vista. En el diseño ideal de la estación de trabajo, la ventana está ubicada perpendicularmente a la pantalla de la computadora, proporcionando así luz natural sin brillo.