Con el Covid-19 todas las formas de relacionamiento y convivencia han cambiado. A principio de año, durante los primeros brotes de la nueva enfermedad (de la que aún se desconoce mucho), los confinamientos casi totales en buena parte del mundo fungieron como una forma de frenar el veloz contagio, que llevaba a sistemas de salud de algunos países al colapso. Pero, la economía, la estabilidad emocional de las personas y la baja de casos que de momento se dio permitieron que los Gobiernos establecieran “una nueva normalidad”, como forma de retomar la vida.
Sin embargo, la premisa, que conlleva a nuevas maneras de relacionamiento, no ha sido bien entendida y ahora una de las situaciones que más incidencia está teniendo en el aumento de casos del nuevo Coronavirus son los encuentros familiares. Son tres las reglas de oro para que la “nueva normalidad” no afecte en el aumento de la curva epidemiológica: frecuente y correcto lavado de manos, correcto uso del tapabocas y distanciamiento físico, de dos metros respecto a las otras personas. Este último punto ha sido el más difícil de cumplir.
En entrevista con Dionne Cruz, presidenta de la Asociación Colombiana de Salud Pública, la experta explicó que en Colombia las reuniones familiares están comenzando a ser focos infecciosos de Covid-19.
“En el país está pasando un fenómeno muy peligroso y es que la gente ha vuelto a visitar a sus familias y amigos. Entonces, las personas llegan a las casas y apartamentos, se desinfectan e inmediatamente se quitan el tapabocas para entrar. Es en ese momento cuando la gente se contagia, porque está confirmado que, en los lugares cerrado y poco ventilados, es donde hay más propagación de la infección. Yo no sé hasta qué punto la gente sea consciente de esto, lo cierto es que hay que evitar reuniones en casas. No es momento de visitas en espacios cerrados, sino de retomar los planes en espacios abiertos”.
Dionne Cruz, presidenta de la Asociación Colombiana de Salud Pública.
Es momento de decir “NO”
Un trabajo publicado por Yahoo.es asegura que cuando las personas están en compañía de otros con quienes mantienen fuertes vínculos afectivos suelen “bajar la guardia” porque se sienten seguros emocionalmente. “Esa también es la razón por la que somos más propensos a aceptar las invitaciones que provienen de familiares y amigos cercanos. La gente es más propensa a identificar a los desconocidos como una fuente de riesgo y contagio de Covid-19 y desestimar a los amigos y familiares. Es comprensible que deseemos pasar tiempo con las personas que queremos. No hay nada de malo en ello. El problema es la falsa sensación de seguridad que puede conducirnos a comportamientos de riesgo que podríamos terminar pagando muy caro”.
A nivel social, destaca el artículo, la palabra “NO” se ha rodeado de un halo negativo, por lo que asumimos inconscientemente que “contamina” todo aquello a lo que la apliquemos. De hecho, neurocientíficos de la Universidad de Columbia comprobaron que el cerebro humano reacciona de manera particular e intensa ante el “NO”. Sin embargo, no ser capaces de poner límites es lo que lleva a las personas a asumir compromisos que no desea o puede cumplir.
Por tanto, “si nos preocupa acudir a esa celebración o encuentro o simplemente no nos sentimos cómodos con el riesgo que podríamos correr, lo mejor es rechazar la invitación cortésmente. Si necesitamos una dosis extra de coraje para decir “NO”, los investigadores recomiendan que pensemos en nuestro bienestar y en el de las personas que queremos, en vez de dar alas a las preocupaciones sociales y a nuestro deseo de agradar y quedar bien”.
Cuando llegue el momento, recomiendan Jennifer Delgado, psicóloga y experta en neuropsicología, la regla de oro es ser honestos y responsabilizarse por la decisión tomada. Es decir, aunque es tentador evitar la incomodidad inventando planes falsos, eso podría sumir a la persona en una espiral de mentiras y excusas para seguir rechazando los días u horarios alternativos propuestos por el otro.
“De hecho, es probable que al final incluso nos sintamos obligados a acudir solo para encubrir nuestra falta de sinceridad. En vez de inventar justificaciones o echarle la culpa a alguien, solo tenemos que explicar nuestras razones. No es necesario extenderse demasiado porque eso demostraría que nos sentimos culpables. Un simple: me encantaría verte, pero en estos momentos casi no estoy saliendo para disminuir el riesgo de contagio, podría bastar”.
Jennifer Delgado, psicóloga y experta en neuropsicología.
La experta recomienda proponer planes alternativos más seguros, en lugares abiertos en el que el uso del tapabocas, por ejemplo, se haga obligatorio para todos y disminuir así los riesgos de contagios sin dejar a un lado los encuentros sociales tan necesarios para el ser humano.
“En sentido general, para evitar conflictos interpersonales en medio de una pandemia en la que necesitamos más que nunca los unos de los otros, debemos ser conscientes de que todos estamos atravesando por un periodo inédito de nuestras vidas para el cual no estábamos psicológicamente preparados. Eso significa que debe primar la tolerancia, la empatía y el respeto. Hay personas que pertenecen a grupos de riesgo y hay personas que tienen una baja tolerancia al riesgo. Y debemos respetar a ambos”, sentencia la psicóloga.