Nuevas hipótesis sobre la aparición del Covid-19 e inicio cronológico han surgido. Aún nada puede considerarse una verdad absoluta frente a la enfermedad, que ya cuenta más de 15 millones de contagios en el mundo, desde que se detectara el primero en diciembre de 2019 en China. Sin embargo, hallazgos de muestras de aguas residuales, conservadas con anterioridad a esta fecha, evidencian rastros de SARS-CoV-2 y abren una ventana de suposiciones científicas que pueden cambiar el curso de las realidades actuales.
Por un lado, investigadores de la Universidad de Barcelona aseguran haber detectado el SARS-CoV-2 en una muestra de aguas residuales de Barcelona de marzo de 2019. El trabajo se enmarca en un proyecto de vigilancia centinela del SARS-CoV-2 en colaboración con Aguas de Barcelona- empresa de acueducto local- para detectar el virus en aguas residuales y tomar medidas rápidas ante futuras oleadas de Covid-19.
El 13 de abril los investigadores empezaron a analizar semanalmente muestras de dos plantas de tratamiento de aguas residuales de la ciudad y han estudiado muestras congeladas de meses anteriores, un análisis que reveló que ya el 15 de enero se detectaba la presencia del virus, 41 días antes de la declaración del primer caso positivo en el país.
Por otro lado, en Brasil, un equipo dirigido por investigadores de la Universidad Federal de Santa Catarina (UFSC), analizó seis muestras de 200 mililitros de aguas residuales crudas congeladas, recolectadas en Florianópolis, del 30 de octubre de 2019 al 4 de marzo de 2020.
El resultado de la investigación señala que la presencia del virus se detectó desde el 27 de noviembre del año pasado. En esa muestra había 100 mil copias del genoma del virus por litro de aguas residuales, una décima parte de la identificada en la muestra del 4 de marzo. Santa Catarina registró oficialmente los dos primeros casos el 12 de marzo, en Florianópolis.
Ante los descubrimientos en torno de la existencia del SARS-CoV-2 en aguas residuales, los científicos, sin adelantar conclusiones determinantes, aseguran que estos hallazgos permiten trabajar en tres ejes:
- Monitoreo: la detección en aguas residuales puede servir como una herramienta amplia y económica para monitorear el progreso de Covid-19. Hay, al menos, 15 países donde esta estrategia ha sido adoptada o está siendo estudiada.
- Posible riesgo para la salud: la presencia del material genético del virus en las heces indica que las aguas residuales pueden ser una vía de contagio.
- Origen de la pandemia: el virus puede haber circulado mucho antes de lo indicado en la cronología oficial.
Fernando Spilki, presidente de la Sociedad Brasileña de Virología, le explicó a la BBC que es necesario esperar más estudios sobre el tema antes de sacar conclusiones sobre la incidencia del virus meses antes del origen cronológico oficial.
«Todos estos resultados deben evaluarse con precaución. La característica del SARS-CoV-2 de generar casos de alta gravedad y con una letalidad relativamente alta en la población hace que sea poco probable que este virus circule en una región sin evidencia de casos clínicos».
Una secuenciación genética del virus que se encuentra en las aguas residuales podría, por ejemplo, compararse con otras pruebas similares realizadas en todo el mundo para estimar la fecha precisa de origen del SARS-CoV-2, aseguran los expertos que es uno de los métodos que ayudarían a dar más precisión sobre el origen del virus y la afectación real de que se encuentre en las aguas residuales.
Un trabajo de investigación, publicado por la BBC, indica que todavía no hay evidencia de que la transmisión del SARS-CoV-2 sea viable después de ser excretado en las heces. Tampoco hay recomendaciones oficiales sobre el uso de lejía para contener el contagio a través de las aguas residuales. La contaminación ocurre principalmente a través del tracto respiratorio.
“Los estudios indican que el sistema de tratamiento de aguas residuales puede eliminar la presencia del virus, pero la precaria situación sanitaria algunos países, entre ellos Brasil, puede conducir a la descarga de una gran carga viral en los ríos sin el tratamiento adecuado”.