El aumento en la incidencia y prevalencia de las Enfermedades Crónicas No Transmisibles, que traen altos costos para su atención, es una presión sin precedentes para los sistemas de salud que merece una mirada diferencial.
Por: Eduardo Dueñas Manosalva
Consultor en sistemas de salud*
Los estudios de carga mundial de la enfermedad recientes han demostrado que las Enfermedades Crónicas No Transmisibles (ECNT), como las cardiovasculares, la diabetes, el cáncer y el EPOC, no solo vienen incrementando su prevalencia y su incidencia sino su impacto en términos de vida saludable y costos financieros directos e indirectos para los sistemas de salud. Es una realidad epidemiológica que no suele dimensionarse de la mejor manera, pero que merece toda la atención en momentos en los que Colombia enfrenta decisiones importantes para el futuro de la salud de todos.
El estudio global de carga enfermedad de la Organización Mundial de la Salud evidenció, por ejemplo, un aumento en la tasa estandarizada de vida ajustada por discapacidad a expensas de estas enfermedades para Colombia, al pasar de una tasa de 212,7 en el 2005 a 236 en el 2020.
Una revisión a fuentes nacionales como la Cuenta de Alto Costo, SISPRO y el DANE e incluso estudios recientes del Banco de la República (“Evolución y carga financiera de las Enfermedades Crónicas no Transmisibles en Colom- bia: 2010-2021”) y de ANIF confirman el incremento en la incidencia y prevalencia de las ECNT en los últimos 10 años. Pero llama la atención que, al tiempo, los indicadores de mortalidad y letalidad en Colombia exhiben un mejoramiento en la última década en comparación con otros países de la región. Y esto se debe en gran parte a la gestión realizada por las aseguradoras, aunque con un gran esfuerzo, valga decirlo.
Los pacientes con ECNT suelen combinar varias patologías que aumentan el costo de la atención en forma significativa y las frecuencias de uso. El Observatorio de Diabetes de Colombia, por ejemplo, encontró que el 70 por ciento de los costos del tratamiento de esta enfermedad en el país corresponde al tratamiento de sus complicaciones, incluidas las úlceras de piel y las amputaciones. Otro estudio de Florez-Ta- nuz (2018) encontró que en una cohorte de EPOC-ASMA más del 60 por ciento de los recursos destinados para la atención eran para hospitalización y medicamentos por la no intervención efectiva de exacerbaciones y progresión a estadios más avanzados.
Si sabemos que los sistemas de salud poseen cuatro cajones estructurales que pueden modificar los resultados de salud, de calidad de vida y de sostenibilidad financiera (lo epidemiológico, la normatividad, la tarifas (negociaciones) y la inclusión de nuevas la nuevas tecnologías), son las EPS bajo la estructura actual del sistema de salud colombiano las que están en constante operación integral para dar respuesta a estas necesidades de salud, desde prevención (tamizajes y diagnósticos tempranos), hasta garantizar tratamientos, controles, evitar la progresión de la enfermedad y la rehabilitación y paliación.
El desafío es constante y el trabajo que se hace es gigante y, si se quiere, invisible. Las EPS planean, caracterizan, estudian, costean, diseñan modelos de atención y estructuran redes integradas y modelos de contratación bajo conceptos de gestión integral de riesgo, cronicidad y evitabilidad en salud. Su reto es el mejoramiento continuo y dar respuesta efectiva a sus afiliados en su territorio, así como ser saludables financieramente.
Pero lo cierto es que la gestión de las ECNT va más allá del alcance de las aseguradoras. Se debe garantizar un flujo de recursos suficiente, apropiado y continuo por parte del Estado y explorar el camino de pago de UPC por mecanismos de ajustadores de grupos de riesgo, la gestión efectiva intersectorial en determinantes sociales y una respuesta estructural a la poca oferta de capacidad instalada y talento humano. Todo esto sumado a políticas públicas con líneas técnicas claras, estructuradas y participativas e IPS con modelos innovadores de atención centrados en el paciente, eficientes, con equipos multidisciplinarios y con administraciones exitosas.
*Eduardo Dueñas Manosalva es médico y cirujano general, especialista en derecho médico, consultor en sistemas de salud, máster internacional en administración en salud (MBA), doctorando en economía y finanzas y docente universitario.